Un grupo de pequeñas historias simultáneas —que suceden en la Jerusalén de la Primera Cruzada, en el siglo XII, bajo la mirada de Foulques, personaje central y enigmático— es presentado en "Pequeña novela del reino de Jerusalén" por el escritor e historiador del arte, Daniel Escoto (Ciudad de México, 1983), libro que se publicó en octubre del año pasado bajo el sello de Ediciones Odradek.
Se trata, cuenta Escoto, de una especie de investigación que emprende Foulques, en la que indaga, pregunta y curiosea en busca de los misterios de la ciudad y su desentrañamiento: "Esta narrativa donde, a lo largo de ciertos escenarios y meses del año, se entrelazan las historias de los personajes exigía, a su vez, un tipo de escritura que permitiera la investigación respecto a la ciudad, digamos, partir del punto de vista del personaje central; a partir de ráfagas o visiones", señala Escoto para profundizar en el carácter fragmentario, las escenas o viñetas que el personaje registra e hilan la novela: desde las ráfagas de visualidad y la percepción del mundo a partir de su punto de vista.
La idea es que el lector y el espectador tengo estos vistazos de la vida de la ciudad que se aglutinan, algo que Escoto pensó, cuenta, desde su formación como historiador del arte —un oficio en el que la mirada es crucial— y que lo podría acerca al lenguaje cinematográfico y al desarrollo de películas como "El arca rusa", de Aleksandr Sokúrov, en la que un sólo plano-secuencia, la perspectiva en primera persona y el tránsito a través de varios escenarios ensamblan una historia atemporal y enmarcada, contradictoriamente, en un lapso de tiempo bien delineado. Sin duda, explica, la experimentación cinematográfica estuvo presente a la hora de escribir la novela, pero es algo que pudo ver sólo "a posteriori, en esa manera de escribir que un poco me tuve que inventar".
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"Es una especie de storyboard que se traslada a la escritura, el proceso de creación al tratar de narrar la simultaneidad de esas pequeñas escenas que están ocurriendo en el espacio y el tiempo". Para ello, además del cineasta Sokúrov, menciona dos referentes de la ficción e imaginación histórica en México (Verónica Murguía y Pablo Soler Frost con "Legión" y "La soldadesca ebria del emperador. Diario de Miguel III".) "La soldadesca... fue para mí una obra importante, en cuanto que nos habla de este dejarnos envolver por la posibilidad de lo que ve un personaje de cierta época, aunque siempre está mirándose al presente. Es el emperador bizantino, pero podría ser también Jim Morrison".
Escoto se sirvió de uno de los libros de ficción histórica más influyentes: "Las vidas imaginarias" y "La cruzada de los niños", de Marcel Schwob. Otras referencias inevitables, recuerda, podrían ser "Seda", de Alessandro Baricco, y sus pequeños episodios que hacen pensar en viñetas, y Pascal Quignard, "que es un abrevador en cuanto a esta forma de hacer pinceladas muy finas con las cuales se va elaborando el todo a partir de los fragmentos". También se sirvió del trabajo de historiadores como Adrian J. Boas, Steven Runciman y Usama ibn Munqidh.
Una forma de pensar como mosaico un mundo que hoy es inalcanzable: "Estos pequeños pedazos que uno va combinando y conjugando, tratando de buscar un sentido a esa gran totalidad que nos abruma. Es como ir juntando las cuentas para ver si es posible trazar algún camino con ellas. La ciudad, como nos enseñaron el siglo XIX y el XX, es también una experiencia de totalidad que nunca podremos abarcar del todo".
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"Me encantaría que quien lee este libro encuentre la fascinación, el extrañamiento y la curiosidad que a mí me ha dejado investigar sobre esa época. La maravilla que nos abisma de conocer cosas que nos pueden interpelar en el presente. Las posibilidades de la cultura y la vida humana que se gestaron en ese espacio, esa multiculturalidad y la búsqueda espiritual, el encuentro entre diferentes generaciones, un estilo y forma de ver la vida adoptando, más o menos la de otro lugar que había sido su enemigo reciente —pensemos en los cristianos que iban a los baños, que se perfumaban—, esta eclosión... Quiero que el lector se sienta frente a una gran pantalla, tal como yo cuando escribí el libro. También me importa reflexionar sobre las diferentes historias, las muchas capas de experiencia humana que ocurren en un punto geográfico específico, independientemente del siglo que hoy nos interpela", concluye Escoto, en alusión al conflicto israelí-palestino del presente.
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