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Buscadores de diamantes dieron hace casi una década con los restos de un barco portugués cuyo viaje a la India fue interrumpido por una feroz tormenta en 1533 . Los artefactos de la nave, descritos por arqueólogos como uno de los hallazgos más importantes de esa era, siguen siendo un tesoro oculto.
Las reliquias guardadas en un depósito de una mina de diamantes de la costa atlántica de Namibia incluyen cañones de bronce, lingotes de cobre, mosqueteros, colmillos de marfil y vainas de espadas corroídas, pero son vistos solo por unos pocos visitantes que logran atravesar puertas selladas y otras estrictas medidas de seguridad en la mina operada por Namdeb, una empresa conjunta del gobierno de Namibia y la firma De Beers. En la bóveda de un banco de Windhoek, la capital namibia, hay más de 2 mil monedas de oro del barco, la mayoría de ellas españolas y portuguesas.
Los restos de la nave, propiedad del rey Joao III de Portugal e identificados por arqueólogos como los del Bom Jesus, permanecen fuera del alcance del público y de los expertos en el sur del país, donde muchos barcos se hundieron a lo largo de los siglos. Namibia dice que necesita recursos para preservar, restaurar y exhibir ese tesoro, pero algunos arqueólogos creen que no hay voluntad política y temen que el paso del tiempo termine de destruir los artefactos, privando a los expertos de la posibilidad de investigar la nave y eliminando una buena fuente de ingresos turísticos.
“Sería algo muy bueno para el gobierno namibio”, sostuvo Dieter Noli, quien trabajó en la excavación del Bom Jesus, que había quedado a salvo de los piratas en una mina de diamantes a la que estaba prohibido el ingreso.
La importancia del barco deriva “del hecho de que es el único de esa época que está intacto, no ha sido saqueado”, expresó Noli. “Puede dar una idea cabal del pasado”.
Los planes para abrir un museo del Bom Jesus, en la ciudad minera de Oranjemund, cerca del sitio donde se encuentra el barco, están estancados.
Namibia necesita un patrocinador para poner en marcha el proyecto del museo, para el cual ya se ha asignado un terreno, indicó Esther Moombolah-Goagoses, directora del museo nacional de Namibia, a cargo del barco.
Mowa Eliot, arqueóloga marítima namibia, dijo que el descubrimiento del Bom Jesus fue un “momento clave” que ayudó a Namibia a apreciar mejor su herencia marítima y que el gobierno está decidido a preservar los restos.
Portugal decidió no reclamar los artefactos, según dijo el ministerio de cultura a la Associated Press. Agregó que Portugal colabora en las tareas de preservación y restauración y que “espera escuchar de Namibia acerca de la capacitación que necesita”.
Desde que se independizó de un régimen de minorías blancas en 1990, Namibia ha tratado de fortalecer la cultura nacional e indígena, resaltando la historia de la población san y el brutal legado de los colonizadores alemanes. Al mismo tiempo, recibe fondos de Alemania y se vende como un destino turístico.
No se sabe qué pasó con la tripulación del Bom Jesus, cuyas reliquias incluyen platos de peltre, mangos de utensilios, jeringas de latón y bienes que iban a ser cambiados por especies de la India, como lingotes con el emblema de una empresa comercial de Alemania y marfil de un elefante que se cree estaba siendo llevado de Africa occidental a Lisboa. Tablones de la estructura del barco y partes de los armamentos son preservados en tanques de agua, un proceso de conservación que ayuda a eliminar la sal, un elemento corrosivo.
Noli, el argeólogo, dijo que los lingotes “se están poniendo verdes y desintegrando”, mientras que otros materiales como maderas y cueros también se están descomponiendo. Hay tres astrolabios (instrumentos de navegación) que deberían ser llevados a Portugal para su restauración y para investigaciones, de acuerdo con Noli.
En el 2016, un equipo del canal de televisión RTP visitó la bóveda del banco de Windhoek en la esperanza de poder ver las monedas de oro. Pero se produjo una incómoda escena en la que funcionarios namibios se plantaron frente a la caja fuerte donde estaba el oro y dijeron que no la podían abrir porque había un problema con la documentación.
Alexandre Monteiro
, experto de la Universidade Nova de Lisboa , opinó que Namibia debería pedir a la UNESCO que envíe un equipo de técnicos para que evalúen los artefactos.
“Con cada día que pasa disminuyen las oportunidades de frenar este proceso de degradación”, dice el informe de RTP. “El Bom Jesus desaparecerá en pocos años si no se hace nada”.
nrv