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abida.ventura@eluniversal.com.mx
Para Hugo Pacheco, el edificio del ex Hospital de la Santa Cruz que colinda con su casa, en cuyo patio jugaba futbol cuando era niño o desde donde se trepaba al techo para echar a volar palomas, ha pasado de ser un extraordinario vestigio histórico a convertirse en un peligroso vecino. Cuando el sismo del 19 de septiembre derribó en segundos campanarios de iglesias e hizo caer las majestuosas bóvedas de conventos en todo el estado, este hombre de 60 años y su familia presenciaron el momento en que los muros del inmueble novohispano comenzaron a caer sobre el patio de su hogar y escucharon de lejos el crujido de sus paredes.
“Se cayó una esquina, rodaron las piedras hacia el jardín y se cayeron todas las abejas que había en un panal. A mi mamá la estaban bañando. ¡Imagínate, con todo ese abejerío! Haz de cuenta que ella era la abeja reina, tenía todas las abejas encima. Ella usa silla de ruedas, fuimos por ella para salirnos corriendo… No, no, estuvo feo. Ya no sabíamos si espantar las abejas, atender a mi mamá, a las piedras que caían o correr para afuera”, relata Hugo y comparte recuerdos de su infancia vinculados a ese espacio histórico. “Ahí jugábamos cuando era niño, futbol, basquetbol, béisbol. Era una preciosidad para ir allá”.
Su hogar tiene como muro colindante las paredes del recinto fundado en el siglo XVI por Bernardino Álvarez, creador de la orden de los Hermanos de la Caridad, también conocidos como Hipólitos. El inmueble, segundo hospital construido en la Nueva España y cuyo prestigio atrajo a médicos de reyes españoles, quedó en el abandono desde mediados del siglo XIX. Por décadas fue ocupado para caballerizas, cárcel y oficinas administrativas del poblado perteneciente al municipio de Yautepec.
En años recientes, un patronato conformado por habitantes del pueblo y promotores culturales emprendió esfuerzos para recuperar algunos de sus espacios; con el INAH atendieron una gran sala que funcionaba como cuarto de reposo para enfermos, en sus paredes recuperaron frescos y vestigios de la numeración de las camillas del antiguo hospital. Para que los habitantes más jóvenes lo conocieran, el Patronato Cultural Ex Hospital de la Santa Cruz organizó actividades, como presentaciones de libros y proyecciones de películas. La capilla fue rehabilitada hace unos 10 años y se oficiaba misa los jueves. Pero el sismo del 19 de septiembre volvió a arruinar algunas áreas. Sus defensores temen que la contingencia termine por empeorar su condición.
Con el temblor, la bóveda de la capilla quedó con una grieta que la atraviesa, una parte se derrumbó y cayó sobre el coro; el altar y las bancas quedaron entre escombros. Lo que alguna vez fue el campanario de la iglesia terminó por caerse. “Ya quedó muy frágil. La bóveda ya tenía una grieta, hace dos años se intervino para tratar de rescatarla; con este temblor parece que se volvió a abrir”, advierte Alexander Mejía García, miembro del patronato. En sus esquinas se derrumbaron muros, en su patio interior se cayeron postes de luz provocando más afectaciones a las paredes; el muro que da a la calle principal tiene grietas; el día del sismo, las piedras que cayeron del techo lastimaron a un joven que caminaba por la banqueta.
Esa misma tarde, Protección Civil acudió al inmueble, revisó la capilla más dañada, lo acordonó y prohibió la entrada. Pero, una semana después del sismo, ni autoridades locales ni el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) habían acudido a hacer un peritaje total de los daños.
“Toda la gente y los automovilistas corren peligro. Es un riesgo enorme”, alerta un vecino al mostrar la grieta que dejó el sismo en el muro que da a una calle transitada de Oaxtepec.
“Hasta el momento el INAH no ha podido acercarse al inmueble... Sabemos que están haciendo revisiones en todo el estado y no se dan abasto; hay lugares que están peor”, añade Alexander Mejía García. Hasta ayer, vecinos y defensores del inmueble seguían esperando la visita del INAH.
Cuestionada al respecto, María Isabel Campos Goenaga, delegada del INAH en Morelos, dijo el jueves que en una primera etapa de revisión de daños se dio prioridad a la arquitectura religiosa y a aquellos edificios que están bajo su custodia. En el antiguo hospital, la custodia está a cargo del Patronato Cultural Ex Hospital de la Santa Cruz. En una segunda etapa, las brigadas de especialistas revisarán el resto de las edificios históricos.
“Estamos en el periodo de reorganización de brigadas para terminar primero el censo de edificios o monumentos históricos de carácter religioso. Aunque en sus recorridos, si se encontraban un acueducto o una presidencia municipal dañada, las brigadas hacían el dictamen. Hay monumentos que están directamente bajo resguardo del INAH y tenemos un tiempo límite para la obtención de recursos en distintos ámbitos: para los primeros auxilios, para las medidas preventivas o para los proyectos de intervención completa. Ahora que ya estamos avanzados en eso, sí podemos destinar brigadas para otro tipo de monumentos que, aunque necesiten nuestro dictamen, no es responsabilidad nuestra formar expedientes para fondos y demás. Por ejemplo, dueños de viviendas o haciendas catalogadas deberían tener un seguro que les respondiera”, aclaró.
Hasta el jueves, la etnohistoriadora reportaba unos 300 monumentos históricos y arqueológicos afectados por el sismo en Morelos. Pero ese censo aún no incluía inmuebles catalogados como arquitectura civil: presidencias municipales, haciendas y casas particulares. “Tuvimos una reunión con los dueños de las haciendas, generamos acuerdos y calendarizamos rutas para hacer los dictámenes y para que ellos puedan realizar acciones preventivas”, añadió.
La gravedad y dimensión de los daños en el estado preocupa a promotores culturales. “En Yautepec lo más urgente es el daño patrimonial a edificios, como la parroquia, la Iglesia de San Juan, la capilla de Santiago; la zona arqueológica que acaban de cerrar y donde no sabemos si hay daños. También nos preocupan las demoliciones de casas que son patrimonio, y el ayuntamiento empezó a ordenar demoliciones”, advierte Nora Brie, promotora cultural, miembro del grupo en Facebook Conservación del Patrimonio Cultural del Estado de Morelos, que desde el día del sismo reporta afectaciones.
Al pie de las escaleras de acceso a la capilla del Ex Hospital de la Santa Cruz, Hugo Pacheco lamenta que el inmueble no haya recibido atención oportuna y que ahora se haya convertido en un peligro para su familia y vecinos. “Le han dado una manita de gato, pero hay áreas que nunca han tocado. Llevo 60 años viviendo aquí y no habíamos visto caer una sola piedra, pero ahora fue una sacudida durísima. No sé si realmente a la gente del INAH le interesa, se supone que es un patrimonio de la Nación y que fue un importante hospital en Latinoamérica; no le dieron la atención que se debió cuando estaba bueno, pues ahora no lo veo como un monumento; lo veo como unas ruinas”.
En la otra esquina, un joven que limpia los parabrisas se acerca a Alexander para preguntar cómo quedó el interior por el sismo “¿No lo van a demoler, verdad? No pueden hacer eso, es nuestra historia”, expresa.