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ssierra@eluniversal.com.mx
Alberto Kalach trabaja un proyecto ambicioso y complejo: reestructurar los Bosques del Eje Neovolcánico, de Veracruz al Pacífico: “Un país tiene dos riquezas: la natural y la humana, y estamos acabando con ambas, no sabemos qué hacer con la gente y tiene que emigrar a buscar trabajo en otro país, y la riqueza natural la destrozamos”.
Desde el roof garden de su despacho, Taller de Arquitectura X (TAX) se ve Chapultepec. El bosque fue tema de otro de los proyectos que Kalach trazó hace más de 15 años, junto con otros arquitectos: el Plan Maestro del Bosque de Chapultepec.
Tres meses atrás, cuando el artista Gabriel Orozco, en una conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, presentó las líneas general del Proyecto Cultural Chapultepec —se espera para estos días el proyecto completo— fueron evidentes las coincidencias con el Plan Maestro, pero el nombre de Kalach no apareció.
—Tomando en cuenta que el Presidente dijo que iban a estar los mejores, y sabiendo que existía este proyecto, ¿Gabriel Orozco no te invitó directamente a hacerlo?
“Yo le doy el paso que lo haga; el país es muy grande, tengo otras tareas que hacer. Estamos trabajando en un proyecto de cómo reestructurar los bosques del Eje Neovolcánico, era un paso continuo que iba desde Veracruz hasta el Pacífico y que está destrozado. Debería enarbolarlo la Semarnat, estamos acabando con nuestro territorio”.
—¿Te ha buscado Gabriel Orozco para que participes?
De alguna manera sí, pero de una forma en que yo no puedo trabajar.
Alberto Kalach —autor de la Biblioteca Vasconcelos, donde se encuentra la escultura de una ballena, Mátrix móvil, que es de Orozco— reconoce que de todos los proyectos anunciados por el Gobierno Federal, el más viable es el de Chapultepec, sin embargo, lo ve “muy vago”.
El arquitecto celebra que se tome el tema de integrar las cuatro secciones: “No sólo integrarlas entre ellas, sino integrarlas a la ciudad. El frente principal del bosque está sobre Constituyentes, son casi ocho kilómetros, pero no se puede acceder porque es una avenida de carga pesada y, en buena parte no hay semáforos. Tenemos una población de más de 800 mil habitantes que viven a menos de 15 minutos del bosque, caminando, que no lo pueden usar porque la barrera de Constituyentes es infranqueable”.
Sin embargo, Kalach advierte que quienes están planteando el proyecto no entienden de la dimensión urbana del parque, que por su extensión resulta imposible de caminar en su totalidad, por eso plantea un transporte interno, como lo hay en la UNAM, que permitiría que la gente se moviera por las diferentes secciones, que el gran número de visitantes no se quedara sólo en la Primera sección y que se pudiera acceder desde los barrios populares.
—¿Qué te parece lo que ha pasado con Los Pinos?
¿Qué ha pasado? Salió Presidencia, eso me parece bien; creo que debe salir también el Ejército para liberar realmente el área. Lo que se liberó, hasta ahora, es un área muy pequeña, que todavía no encuentra su vocación, pero hay una zona de cuarteles que debería transformarse en un plantel educativo, universitario. El Ejército no tiene nada que estar haciendo en el centro de la ciudad, debería estar cuidando los bosques que están en fuego, cuidando las carreteras.
—¿Has ido a Los Pinos?
Sí, me di una vueltita.
—¿Cómo te pareció?
Hay una colección grotesca de construcciones, caprichos locos de diferentes presidentes, me parece muy bien cambiarles la vocación. Desde hace 15 años habíamos hecho la comparativa, la Casa Blanca tiene alrededor de tres hectáreas; Champs-Élysées alrededor de cinco, y Los Pinos, con todo el staff militar tiene cerca de 70. Saltaba a la vista que nuestra casa presidencial se parecía más a cualquier dictadura de Medio Oriente que a una democracia moderna. Ese paso está bien dado, lo veo con buenos ojos.
—Fue muy básico, pero ¿qué te llama la atención de lo presentado para Chapultepec?
Pues es que sólo hay un plano con nombres sui géneris; es una foto aérea de Chapultepec con unos círculos, semejando las composiciones gráficas de Orozco. No hay un plan maestro, donde se vean las relaciones de las partes.
—El Presidente dijo que será de bajo costo...
Desviar el transporte de carga y pacificar Constituyentes, de ninguna manera debe ser costoso. El bosque tiene un acceso muy franco con Las Lomas y Polanco, pero no con las colonias del sur; eso no debe ser costoso. Los proyectos de reforestación urgentes y mejoramiento de suelos para la Segunda y Tercera sección no deben ser costosos, pero deben ser constantes y hacerse con conocimiento. Instalar plantas de tratamiento en esas dos secciones tampoco debe ser costoso.
—¿Es posible en seis años?
Creo que a proyectos de esta naturaleza no hay que ponerles término, nunca se terminan.
—¿Cómo ves el panteón?
Está en un abandono brutal, en la parte posterior, hay enormes tiraderos de cascajo y basura; enterramientos ilegales, alta inseguridad, incendios. Se puede volver un lugar atractivo, habla de la historia, hay gente ilustre ahí.
—¿Cómo ves la Cuarta sección?
Es una cañada que no conozco más que en fotografías aéreas porque está tomada por el Ejército; no es visitable. Podría integrarse a otras áreas naturales y las instalaciones militares tener otros fines.
La infraestructura en el país. Al preguntarle a Alberto Kalach por el tema de los aeropuertos de Texcoco y Santa Lucía, dice: “Creo que la ciudadanía nos merecemos información: si se canceló Texcoco queremos saber las causas bien argumentadas y, si se propone Santa Lucía, cómo es el proyecto, estudios aeronáuticos, de mecánica de suelos. En un principio anunciaron que se cancelaba Texcoco por corrupción, luego que no, luego que sí, y yo ya me perdí. Y al final, no hay cargos contra nadie; merecemos información.
En el caso de Texcoco, Alberto Kalach advierte que quedó pendiente trabajar por las comunidades: “Hemos tratado de acercarnos al director del proyecto de recuperación del lago (Iñaki Echeverría) tenemos muchos estudios que hemos ofrecido y no los han querido ver, y planes para las comunidades que son muy pobres y marginadas en el lado oriente del lago; urgentemente deben ser atendidas, no tienen servicios, drenaje, calles. Antes de tirar dinero en inundar los cimientos de la terminal, el dinero se debería dirigir a los millones de personas que viven alrededor. Desde el sexenio de Peña no le prestaron atención a las comunidades”.
Kalach advierte también sobre la falta de construcción de infraestructura en la Ciudad de México: “Hay medio millón de albañiles parados, Claudia Sheinbaum dice que quiere castigar a los desarrolladores inmobiliarios, pero ellos están sentados en todos los restaurantes de Polanco, de Nueva York y Miami, tomando vino”. A los que está castigando son a los trabajadores”.