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abida.ventura@eluniversal.com.mx
Sac Actun, el sistema de cuevas inundadas más grande del mundo que corre bajo el suelo de Quintana Roo, es una cápsula de tiempo que resguarda unos 15 mil años de historia. Ahí, en un laberinto de cuevas que alcanza 347 kilómetros, se esconden desde las huellas de los primeros pobladores de América hasta las claves para entender las actividades comerciales y rituales de los antiguos mayas.
El arqueólogo del INAH y explorador de la National Geographic Society aseveró ayer en una conferencia de prensa que con el hallazgo de este esqueleto se confirma la presencia humana temprana en esta parte del territorio mexicano. Anteriormente, su equipo había hallado en esas aguas un cráneo humano de esa misma antigüedad; en un cenote cercano, llamado El Pit, arqueólogos también habían recuperado a otros dos individuos similares. Es en este sistema de cuevas donde también está Hoyo Negro, sitio en el que hace unos años se encontró la osamenta de una mujer de 13 mil años de edad que hasta ahora es considerado el esqueleto más antiguo del continente americano.
La acumulación de esqueletos en este lugar “habla de una interacción constante en esa zona desde hace 10 o 15 mil años o incluso más. Nos habla de una zona de actividad humana combinada con presencia de fauna (del Pleistoceno)”, refirió De Anda.
La información que se está recuperando en el sitio, añadió, será clave para revisar las teorías sobre la procedencia de los primeros pobladores, así como de los mayas antiguos.
Según el investigador, en las rutas comerciales que frecuentaban, los mayas crearon puntos de peregrinaje ritual para “hacer intercambios con los dioses”. Prueba de ello es este sitio que funcionó entre los siglos XII y XV. Sobre la historia y procedencia de los comerciantes mayas hay una incógnita, añadió el arqueólogo, quien no descarta que en ese mismo sitio haya evidencia sobre el tipo de comercio y alguna osamenta humana que revele el origen de estos personajes.
Esta cueva, destacó, “tiene una elaboración arquitectónica muy interesante para los estudios de la antropología simbólica, de la geografía de lo sagrado, de la antropología del paisaje y de esa combinación entre el inframundo maya y la parte terrenal”.