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En 1377, monjes del Templo Heungdeok, ubicado dentro de la actual ciudad de Cheongju, en Corea del Sur, elaboraron el Jikji, documento considerado como el primer libro impreso sobre tipos móviles de metal en el mundo, el cual ahora podrá ser visto en México a través de un facsímil donado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por la República de Corea, para su exhibición en el Museo Nacional de las Culturas (MNC).
La ceremonia de entrega-recepción de esta obra fundamental para la historia cultural de la humanidad, estuvo encabezada por el director general del INAH, Diego Prieto Hernández; el embajador de la República de Corea en México, Chun Bee Ho; la coordinadora nacional de Difusión del instituto, Adriana Konzevik; la titular del MNC, Gloria Artís; y Silvia Seligson, investigadora adscrita al recinto museístico.
A nombre de la Secretaría de Cultura y del INAH, el antropólogo Diego Prieto agradeció al diplomático surcoreano y a su nación por el “hermoso gesto de amistad” que representa la donación del Jikji, documento que “es una antología, realizada por el monje Baegun, de las enseñanzas de los sumos sacerdotes sobre la identificación del espíritu de Buda mediante la práctica del Seon.
Tras aclarar que si bien este libro se imprimió siete décadas antes que la Biblia de Johannes Gutenberg, el antropólogo aseveró que ello no disminuye el aporte que esta última obra tuvo para la transmisión de conocimientos en Occidente, y que la nueva pieza del MNC dará cuenta del compromiso que este espacio tiene con la difusión de una historia universal multilineal y diversa.
“Desde hace 52 años, este museo se empeña en reconocer el hecho de que las civilizaciones son muchas, distintas y valiosas todas ellas, llenas tanto de riqueza como de alternativas para resolver los problemas de la sobrevivencia y de estar en el mundo”.
El embajador Chun Bee Ho añadió que la entrega del documento tiene como principal cometido “celebrar el cumpleaños del Museo Nacional de las Culturas”. Sin embargo, destacó que también se desarrolla en el marco de los 55 años de relaciones diplomáticas entre la República de Corea y México, así como del 112 aniversario de la primera inmigración coreana a la península de Yucatán.
“Durante mis tres estadías como embajador en México, he presenciado como a diario se vuelven más estrechas las relaciones entre nuestras naciones, y la cooperación cultural no es la excepción”.
Reconoció que un ejemplo de ese vínculo estrecho está en que dentro del MNC se cuenta —gracias al apoyo de la Fundación Corea y de la embajada a su cargo— con una sala permanente dedicada a la difusión de la cultura y la historia de su país, misma que en el corto plazo integrará el facsímil del Jikji a su recorrido.
El diplomático recordó que en septiembre pasado se inauguró en este mismo recinto del INAH la muestra temporal Colores de Corea. Pinturas de Ana Kim, misma que aún permanece abierta para la visita del público nacional y extranjero.
En respuesta, la directora del MNC, Gloria Artís, aseguró al embajador que el documento donado al recinto será cuidado y difundido con los más altos estándares académicos y museográficos, acorde con la importancia que por sí solo demanda.
Finalmente, la investigadora Silvia Seligson mencionó que dada su antigüedad y por la evolución que su manufactura con tipos móviles de metal supuso para la cultura, el Jikji es considerado desde 2001 como una obra registrada ante el listado de Memoria del Mundo de la UNESCO .
Refirió que el texto de 38 páginas resguarda enseñanzas budistas clave para esta escuela religiosa y de pensamiento, y fue escrito con una tipografía del idioma chino, pues fue esta civilización la que inventó los tipos móviles de madera y, además, en la época de su creación el actual territorio surcoreano no había desarrollado su alfabeto.
Narró que en su versión original, el Jikji se componía por dos volúmenes, uno de los cuales desapareció, y otro que, se sabe, fue comprado en el siglo XIX por un ciudadano francés.
En 1911, este segundo volumen —al que corresponde el facsímil entregado al MNC— fue donado a la Biblioteca Nacional de Francia, en París, donde aún permanece. Años más tarde, en 1951, fue reconocido por una investigadora surcoreana. Mencionó, sin embargo, que la Biblioteca Nacional de la República de Corea resguarda en Seúl , los originales de una serie de placas de madera correspondientes al Jikji.
jpe