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Huele a humedad. Con cada escalón que se desciende aumenta la temperatura, el piso se vuelve más resbaladizo. La humedad corre por las paredes. Ahí, en el corazón del Templo de las Inscripciones descansan los restos de Pakal, el mayor dignatario de esta ciudad prehispánica, que gobernó de 615 a 683 d.C.
Desde hace una década este espacio funerario permanece cerrado al público para evitar su deterioro. Ayer, la tumba a la que sólo se accede bajando 69 escalones desde la cúspide del Templo de las Inscripciones recibió la visita de autoridades del INAH y representantes del gobierno de Estados Unidos como un acto de celebración por la colaboración cultural que ambos países emprenderán en enero con el fin de atender los problemas de deterioro que presenta el sarcófago, así como algunas estructuras del edificio vecino, el conjunto arquitectónico conocido como El Palacio. Una colaboración que, en palabras de la embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, resulta importante para mostrar que la relación entre ambos países “continúa muy fuerte en muchas áreas”.
En un acto protocolario, realizado al pie del Templo de las Inscripciones de este sitio arqueológico, Jacobson y Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dieron a conocer este proyecto de preservación que se ejecutará entre 2018 y 2020 por investigadores del INAH y que contará con un financiamiento de 500 mil dólares (unos 9.5 millones), otorgados por el Fondo de Embajadores de los Estados Unidos para la preservación cultural.
Ahí, la embajadora destacó esta colaboración en el ámbito cultural, en un momento en el que se discute el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y México.
“Entiendo que todos estén enfocados en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio, pero estamos cooperando en muchos otros ámbitos, como siempre, en áreas educativas, de patrimonio cultural; eso demuestra que vamos a continuar, que no ha parado y se seguirán ampliando”, expresó Jacobson.
Uno de los principales problemas que atenderá este proyecto, que será coordinado por la restauradora Haydeé Orea y el arqueólogo Arnoldo González Cruz, es la humedad y los cambios de temperatura en la cripta de Pakal que, con los años, han provocado daños en paredes; también trabajarán en elementos arquitectónicos, como una serie de nueve estucos modelados que rodean el sarcófago y que representan a los Señores de la Noche, los guardianes eternos del gobernante.
Desde que la cripta fue cerrada al público, los investigadores del INAH realizan trabajos de monitoreo para evaluar su conservación, labores que ahora se intensificarán con el fin de buscar una vía para disminuir los deterioros. “Detrás de la tumba hay dos cajita que controlan y miden la humedad ambiental, si hay sismos, todo lo registra; ahora que comenzará el proyecto, las restauradoras entrarán a checar todos los días”, indicó el arqueólogo Héctor Cuevas Fernández, durante un recorrido con la prensa en este espacio restringido.
Para este nuevo proyecto, en el que participarán arqueólogos, restauradores y arquitectos de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, del Centro INAH Chiapas y de la ENCRyM, se colocarán otro par de equipos de monitoreo llamados termohidrógrafos, que ayudarán en el monitoreo de las condiciones del espacio.
Estos monitoreos, explicó el director del INAH, Diego Prieto, “permitirán recabar información necesaria para poder tomar decisiones pertinentes para las acciones de conservación”, principalmente de los personajes que acompañan al dirigente en su viaje al inframundo.
Trabajos en El Palacio. Otra de las áreas que serán atendidas será El Palacio, ubicado en la plaza principal de esta antigua ciudad prehispánica. Considerado como el conjunto más grande de Palenque, el espacio presenta graves problemas de conservación debido a las filtraciones de agua en los techos, a la humedad que afecta la pintura mural y los elementos decorativos.
El nuevo proyecto atenderá estructuras arquitectónicas, recuperará y estabilizará murales prehispánicos y grafitis históricos. En algunos pasillos se pueden apreciar todavía huellas de esos trazos que exploradores como el francés Désiré Charnay plasmaron en paredes y columnas de este edificio. Estos elementos también serán conservados, ya que forman parte de la historia del sitio, sostuvo Paula García Reyes, una de las restauradoras del Centro INAH Chiapas que colaborará en los trabajos.
Para la especialista en conservación, uno de los problemas principales en este edificio es la humedad “porque derivado de eso hay problemas en murales, como desprendimientos; también el envejecimiento de los materiales, pues estamos hablando de edificios que tienen miles de años”.
En épocas recientes, el turismo ha sido otro factor que ha contribuido al deterioro de los espacios, consideró la restauradora: “Al momento en que entran y se recargan, no se dan cuenta de los relieves; aunque haya restricciones, de todas maneras llegan y los tocan porque quieren saber si son originales o reproducciones. También se ha llegado a presentar vandalismo en forma muy clara porque los turistas se quieren llevar un recuerdo y a veces se llevan un pedacito de relieve”.