La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) amplía su oferta cultural, ahora con el Pabellón Nacional de la Biodiversidad, primer espacio en América Latina con características de museo y de un laboratorio para que se realice investigación científica, es decir, los visitantes podrán conocer la gran variedad de flora y fauna que hay en México, pero al mismo tiempo serán testigos de cómo investigadores del Instituto de Biología trabajan con alguno de los 140 mil especímenes que ahí se van a resguardar.
Entre el Centro Cultural Universitario y el Museo Universum, en Ciudad Universitaria, se construyó el Pabellón, un edificio de 12 mil metros cuadrados, diseñado por la arquitecta Fernanda Ahumada, encargada de Arquitectura de Inmuebles de Grupo Carso, y donado por la Fundación Carlos Slim.
¿Pero por qué hacer un Pabellón de la Biodiversidad? Susana Magallón, directora del Instituto de Biología de la UNAM, explica que en la institución que dirige se resguardan colecciones de animales y plantas que se han conformado desde hace aproximadamente 100 años y debido a la gran cantidad de especímenes recopilados, ya es muy poco el espacio que queda.
“Se buscaba un lugar donde hubiera mayor espacio para albergar cuatro colecciones de animales porque allá ya no caben. La motivación de construir este edificio fue tener un lugar para albergar parte de las colecciones nacionales, pero combinarlo con un espacio de museo para el acceso libre del público. Este museo tiene la peculiaridad de que combina las áreas de exposición museográfica con la investigación científica activa. Es el único en la UNAM, el único en México y en América Latina que combina estas dos facetas”, indica Susana Magallón.
El edificio que tuvo un costo de entre 200 y 250 millones de pesos, se construyó sobre lo que era parte de un estacionamiento y en ese proceso, sostiene Magallón, “no se afectó en lo más mínimo la reserva del Pedregal de San Ángel”. Ahora, a ese nuevo sitio llegarán cuatro colecciones: Peces, Anfibios y reptiles, Aves y Mamíferos.
“La logística es complicada. Imaginemos que tenemos anaqueles llenos de ejemplares. Va a venir una compañía que va a desarmar los anaqueles, los va a desarmar y trasladar acá, y luego, en otro momento, traerá a los animales, pero con extremo cuidado. La compañía nos dio fecha de 10 de enero para desarmar y traer al Pabellón los anaqueles, pero antes de eso, tenemos que resolver otras cuestiones: ¿qué colección se va a mover primero?, ¿dónde vamos a poner los ejemplares mientras desarman y arman? Tenemos pensado un espacio y la primera colección que se va a mover es la de anfibios y reptiles”, indica.
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Apreciar la investigación
Luego de transportar las cuatro colecciones, en el Instituto de Biología quedará un espacio y esto permitirá que se expandan “las colecciones de invertebrados, que son las que están más ‘apretadas’. Por ejemplo, la colección de arañas está en un cuarto lleno de anaqueles repletos de frascos y en cada recipiente hay hasta 10 arañas. Se necesita más espacio allá”.
Pero las colecciones no son las únicas que llegarán al Pabellón, también se mudarán 30 académicos, entre investigadores y técnicos, además de un amplio número de estudiantes y colaboradores: “No vendrán solamente para estudiar las cuatro colecciones, porque el Pabellón también albergará al Laboratorio de secuenciación genómica y biología molecular, que es parte del Laboratorio Nacional de Biodiversidad”.
Si bien el Pabellón es un nuevo espacio de investigación, también lo es en lo cultural, pues a través de seis exposiciones permanentes, los visitantes podrán conocer la biodiversidad que hay en México.
Las muestras están conformadas por ejemplares de animales y plantas disecadas, acompañados de recursos didácticos: “La museografía fue una colaboración con el Museo Soumaya. Ellos hicieron el montaje, siempre supervisado por nuestros académicos, para que los materiales que se fueran a utilizar no dañen a los ejemplares”.
Los espacios para el público y los de los investigadores sólo están separados por grandes ventanas con cristales transparentes, lo que posibilitará que los académicos puedan ser observados mientras trabajan.
“El público no va a poder ingresar pero sí podrá asomarse a través de las ventanas. Mientras el público recorre algunas exposiciones, a la par tendrá oportunidad, en algunas ocasiones de ver cómo se hace investigación”, indica Magallón.
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El Pabellón Nacional de la Biodiversidad fue inaugurado a inicios de octubre por Enrique Graue Wiechers, rector de la UNAM; el ingeniero Carlos Slim Helú, presidente de la Fundación Carlos Slim, y Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México; sin embargo, aún permanece cerrado al público en general. Susana Magallón comenta que abrirá una vez que las condiciones sanitarias lo permitan.
140 mil ejemplares de diferentes animales serán resguardados en el Pabellón Nacional de la Biodiversidad.