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La celebración del Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor , en México y en varios países del mundo, se esperaba singular y distinta, y así lo ha sido. El Covid-19 , el encierro, la soledad, la crisis económica, la pandemia , la lectura y los libros, junto con toda la cultura que ha sido afectada por el confinamiento, han sido temas centrales de todas las charlas, conversaciones y lecturas que han ocurrido a lo largo del día.
Aunque la Feria Internacional del Libro de Guadalajara llevó a cabo su tradicional maratón virtual de lectura, que en esta ocasión rindió homenaje a Ray Bradbury por el centenario de su natalicio con la lectura de Crónicas Marcianas , en un transmisión en vivo que comenzó a las 10 de la mañana e incluyó la participación de 200 personas que leyeron desde sus hogares, en realidad fue la Fiesta del Libro y la Rosa la que atrajo a más amplios públicos a través del canal de Youtube de LibrosUNAM y de la propia página de la UNAM.
Fue esa fiesta donde escritores, como el mexicano Antonio Ortuño y la española Almudena Grandes, conversaron acerca de literatura, de lo social y lo político. Fue allí, en un encuentro virtual que se dio con dos autores separados por el Atlántico, que hablaron sobre dos realidades sociales y políticas ante una misma pandemia .
“Escribir sobre esta pandemia es escribir en realidad sobre la soledad, sobre el miedo y sobre la solidaridad, temas de la literatura de todos los tiempos”, dijo la autora de “ Las edades de Lulú ”, quien agregó que lo que le da miedo es que la democracia sea la víctima de esta pandemia .
La narradora dijo que un libro puede ser o no ser político, pero siempre es un producto ideológico pues lo que al autor le parece lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y que en ese sentido la objetividad del escritor es una quimera y que tiene más que ver con la impostura que con la verdad.
“La escritura está intrínsicamente ligada a la ideología y es muy difícil concebir una literatura que no sea política . Hacer una literatura política que no tenga nada que ver con lo social es imposible. La literatura será más social y más política todavía , en el día después”, señaló Grandes.
Antonio Ortuño dijo que tanto la literatura como el propio mercado del libro van a cambiar mucho a partir de toda esta nueva circunstancia y que cada escritor tendrá que ir encontrando la manera en que lo que escribe le haga sentido a los lectores porque a fin cuentas la realidad y la imaginación o la reflexión de la literatura funciona si hace clic con el lector, si llega a afectar la realidad del lector, y eso es lo que siempre los escritores deben intentar hacer.
El autor de “Olinka” dijo que lo que vemos es una especie de derrumbe de las certezas en varios niveles, “la gente tiene que sobreponerse a la angustia concreta del alquilar, de llegar a fin de mes, de comprar la comida, pagar la colegiatura de los niños, pero además las angustias abstractas de que los políticos están jugando con el futuro de su sociedad , y me parece que lo más grave es la destrucción no solo de la convivencia y del concepto de convivencia. Cuando el diálogo ocurre en las redes sociales mediante insultos, no hay campo de negociación”.
Señaló que la polarización política en México no llega a España porque hay un reparto de poder diferente:
“Aquí hay una oposición muy grande, pero desde posiciones muy distintas. Con este gobierno se puede estar de acuerdo desde la izquierda y desde la derecha con mucha facilidad, y eso no significa más. El problema es no poder arreglar esas diferencias ni discutirlas siquiera; el debate ofrece la discusión, ofrece el debate de ideas, ofrece la posibilidad de encontrar arreglos, de eso se trata la democracia”.
Almudena Grandes aseguró que la literatura tiene una naturaleza milagrosa, porque cuando leemos un libros que nos gusta de verdad ese libro nos cuenta nuestra vida siempre, da igual que el autor escriba en otro idioma, que viva en la otra punta del mundo, que haya vivido tres siglos antes, que no tengamos ni idea de cómo era el mundo donde se desarrolla, si lo leemos nos cuenta nuestra vida.
En otra mesa, titulada “Distopias, terror y otras ficciones”, la escritora argentina Mariana Enríquez , señaló que su manera de entrar en el terror fue haciendo traducción de la tradición anglosajona a la latinoamericana.
Su manera de entrar a esa literatura del terror, que sigue siendo un género despreciado, fue a través de la realidad y de los momentos más grotescos.
“Entró la política, el lenguaje, la dictadura argentina, los distintos conflictos armados en Latinoamérica, las violencias, incluso la palabra desaparecidos, lo que implica el cuerpo que no está, el cuerpo sin tumba, el trauma de eso, empezar a trabajar con esas cuestiones pero al mismo tiempo respetar ciertas convenciones del género. Lo que me pareció muy importante de incorporar las narraciones orales y la tradición popular”, afirmó la narradora.
La Fiesta del Libro y la Rosa 2020 , que continúa esta tarde y concluye hacia las diez de la noche, fue inaugurada por Jorge Volpi , director de Difusión Cultural de la UNAM , quien dijo que estamos en una situación excepcional y ante eso no hay mejor compañía que los libros, sea en su versión de papel o en formato electrónico.
“Queremos celebrar el libro y el día de los derechos de autor; a través de la lectura podemos escapar del encierro, la literatura nos permite imaginar y resistir ante cualquier adversidad y ser permanentemente críticos", dijo.
"Quisimos que esta edición fuera con perspectiva de género”, añadió el también narrador quien comentó que también hay un gran interés por reflexionar sobre la industria editorial que, como toda la vida cultural, ha sido afectada, y que es necesario reflexionar sobre qué va a ocurrir después y sobre las maneras en las que podremos salir.
nrv