El tema del en la historia siempre se ha visto rodeado de tabúes debido a la carga religiosa y moral con la que se piensa en la antropofagia o el . Cercano al consumo de carne humana, el sacrificio y la guerra son conceptos que se desprenden si se analizan los factores que llevaban a las sociedades a consumir a otros seres humanos.

De acuerdo con Stan Declercq, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, la antropofagia en sociedades como la mexica y la maya no sólo iba en un sentido ritualístico, sino que era una actividad que formaba parte de la cotidianidad de los individuos que llevaban a cabo esos procesos.

“La antropofagia es una práctica que poco conocemos todavía, sobre todo porque es una actividad prohibida y, por lo mismo, reaccionamos con cierta ignorancia y con un prejuicio alimentado desde hace 500 años por la colonización. Incluso sus estudios en la academia también tienen una carga estigmatizada, lo que limita su comprensión.”, declara Declercq en entrevista.

Códices Laud, Ramírez, Borgia y Dresde.
Códices Laud, Ramírez, Borgia y Dresde.

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Para el investigador, desde el siglo XIX se señaló que la antropofagia es una actividad de “sociedades inferiores”. “Seguimos, en muchos ámbitos, con ese pensamiento, con prejuicios judeo-cristianos y con teorías evolucionistas, por eso es tan difícil de abordar”.

Con ese preámbulo, el libro "Guerra, Sacrificio y Antropofagia en Mesoamérica" (2024), editado por el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM y coordinado por Declercq, Gabriela Rivera y Gabriel Kruell, da nuevos enfoques de investigación a los tres conceptos, con miradas que parten desde una concepción que pretende liberarse de prejuicios y limitaciones.

“Si bien los estudios realizados hace 30 o 40 años están bien sustentados, hoy tenemos nuevos conocimientos y nuevas miradas, por lo que este libro se aproxima a nuevos análisis y explicaciones sobre esta tríada de conceptos”, explica el investigador.

Foto: Universidad Nacional Autónoma de México.
Foto: Universidad Nacional Autónoma de México.

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Nuevos enfoques

Una de las novedades del libro, señala Stan Declercq, es que se está pensando en estudiar a la guerra, el sacrificio y la antropofagia desde la mirada indígena. “Lo novedoso es que estamos consultando las fuentes en los idiomas indígenas y dejamos de lado lo que los navegantes del siglo XVI narraron en sus crónicas; el objetivo es llegar al fondo de lo que verdaderamente significaba la antropofagia y el sacrificio para los indígenas que lo llevaban a cabo, entenderlo desde las fuentes indígenas”, refiere el experto.

El especialista en Estudios Mesoamericanos por la UNAM señala que en la década de los 80, el canibalismo fue integrado en una rama de la antropología que la estudiaba desde teorías de religión, lo que limitó su entendimiento por casi 40 años.

“Se pensaba que sólo era el consumo de una víctima que era consagrada, ofrecida a los dioses, es donde todos los participantes adquirían una parte de la persona consumida, en el libro cuestionamos este enfoque porque es muy cercano a los sacrificios registrados en el mundo judeo-cristiano”.

Códices Laud, Ramírez, Borgia y Dresde.
Códices Laud, Ramírez, Borgia y Dresde.

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Agrega que los últimos estudios dejan ver que, para las sociedades mesoamericanas, gran parte de su vida cotidiana era un consumo, de los otros y de los dioses. “No sólo era el consumo de un enemigo, ese es uno de tantos que hemos registrado. Hay otros. Los mayas, por ejemplo, pensaban que al enfermarse, una entidad maligna estaba devorando sus almas, ellos creían que estaban siendo comidos por una entidad, ellos consideraban eso como canibalismo”.

La tesis de Declercq, quien ha dedicado gran parte de sus estudios a la antropofagia, es que toda muerte en el mundo prehispánico era una forma de consumo. “Cualquiera que muriera de violencia, enfermedad, la edad u otra forma, implicaba un consumo, del alguien más, o de una deidad. Los dioses y las personas eran consumidas por deidades asociadas al agua o a la tierra, y otros tantos por el fuego o el aspecto solar”.

Por su parte, Gabriela Rivera Orozco, docente en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, apunta que el libro es un intento de romper mitos acerca de la guerra y el sacrificio. “La gente suele pensar cosas muy negativas de estos conceptos sin realmente entender el fenómeno, así que decidimos generar un seminario con varios investigadores. De eso se generó esta obra escrita, con estos viejos conceptos, pero con nuevas miradas”, apunta la investigadora.

Códices Laud, Ramírez, Borgia y Dresde.
Códices Laud, Ramírez, Borgia y Dresde.

Rivera destaca que en el libro cuenta con varias propuestas teóricas alrededor de la guerra y el sacrificio en Mesoamérica; es un conjunto de diferentes análisis. “Se cree que, hablando de la guerra, había sociedades como las mexicas que eran muy bélicas, y al lado de ellos estaban los mayas, muy pacíficos, dedicados a la observación de los astros, cuando los hechos no eran así, ellos también tenían guerras complejas y muy estructuradas”, explica.

Sobre el sacrificio, Rivera detalla que se tiene una mirada nacionalista de ello, ya que “fue la justificación perfecta para la Conquista española”. “Esa mirada nacionalista ha generado una dualidad: por una parte, quienes siguen diciendo que los mesoamericanos eran unos salvajes, y otros que dicen que es una mentira”, señala.

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Para los investigadores del libro, la lectura que se hace de los tres términos que desarrolla el libro es occidental, lo que la invade de prejuicios. “Debemos entender estos conceptos desde la propia mirada de los mesoamericanos. Por ejemplo, el consumir para regenerar no sólo era una cosa de depredación que justificaba los actos, que sí, podemos ver nosotros como violentos, pero que en la ontología de esos pueblos no figuraba así”, abundó.

Sobre el consumo de carne humana, apunta Rivera, las sociedades actuales ven a la alimentación como una cuestión de obtención de proteínas para sobrevivir. Para las sociedades prehispánicas, el canibalismo iba más allá de comer para vivir. “Comer carne humana iba más allá de obtener energía, tiene un sentido cosmológico, de la creación de vínculos con los dioses y con otros objetos que estaban implicados”, detalla.

Gabriela Rivera añade que otro concepto poco entendido es la guerra en la cultura maya, ya que su campo de estudio se basa en esta sociedad prehispánica. “La aportación que hago en el libro es entender la guerra de los grupos mayas, en donde la guerra se emparentaba con otras acciones como la cacería. Aunado al sacrificio, la guerra tenía un sentido ritual”, refiere la investigadora.

Códices Laud, Ramírez, Borgia y Dresde.
Códices Laud, Ramírez, Borgia y Dresde.

Otro caso que se aborda en el libro es el caso de un grupo de Guatemala que a la fecha ve a la guerra con una configuración ritual. “Estos análisis nos dejan ver que, para los grupos prehispánicos, la guerra iba más allá de batallas entre grupos de oposición, donde la cosmovisión juega un papel importante”, dice.

Sin embargo, señala, los conflictos bélicos también se daban por equivalencias actuales, como conflictos políticos o invasión a territorios. “No decimos que no peleaban por recursos o adición de territorios, eso sí existió, pero había una justificación cosmológica, que era la que llevaban a cabo en sus rituales, la que creaba relaciones en donde participaban seres sobrenaturales en las batallas; luchar para ellos era recrear el mundo de sus deidades”.

Acerca del libro, Rivera narra que fue un éxito, ya que todos los ejemplares de la primera edición fueron vendidos, por lo que se está analizando hacer una segunda edición en 2025.

El volumen cuenta con la participación de los investigadores Óscar Calavia, Laura Alicino, Alonso Zamora Corona, Carlos Heiras Rodríguez y Alberto Ramírez Camacho, además de los ensayos de los tres coordinadores.

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