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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Medellín.— El canto de “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo” que desde el 18 de abril se ha escuchado en Nicaragua antecedió a la reiteración del escritor Sergio Ramírez: “Yo no le pediría ningún papel al Ejército” porque, recalcó, hay dos cosas no quiero ver en Nicaragua, su país, en este tiempo de revueltas sociales: “Ni una guerra civil ni un golpe de Estado”.
En conversación con su compatriota, la escritora Gioconda Belli, en el marco del Premio y Festival Gabriel García Márquez, Ramírez aseguró: “Para una persona, vivir una revolución y participar en ella es un fenómeno extraordinario y yo estoy viviendo dos revoluciones, la del 79 y ésta, con la diferencia de que ésta es una revolución desarmada. Yo viví además dos guerras civiles, una para derrocar a Somoza que costó miles de muertos, y otra para acabar con la Contra nicaragüense, que también dejó muchos muertos. No quiero ver otra más ni que Nicaragua sea pasto de otra guerra”.
El autor de Adiós muchachos, que fue vicepresidente en la primera administración de Daniel Ortega, dice que Nicaragua es una economía muy tradicional y pequeña, de manera que con esta situación el país se derrumba económicamente. “Pero hemos ganado desde el 18 de abril; la gente está unida en tres asuntos: libertad, justicia y democracia” y añadió que hoy existe la Alianza Democrática que ve como embrión para una unidad social y política”.
Gioconda Belli aseguró que la ofensa de Ortega fue más agresiva porque era una ofensa a la inteligencia de los nicaragüenses. “Todas esas cosas van creando una especie de resentimiento. Te sientes ofendido en tu integridad, pero estos agravios ya venían de muchos años y con las imágenes de la golpiza del 18 de abril generó un golpe de solidaridad. En pocas horas todo Nicaragua había visto la golpiza de un joven y eso causó una reacción de solidaridad y de rabia. Ahí el país se encendió”, señaló la narradora en la charla “Nicaragua: el grito de los volcanes”.
Los participantes. La migración, proceda de Centroamérica o de Venezuela; la violencia que mata; los presos políticos en pie de lucha; los muertos que sólo son estadísticas y datos fríos; la corrupción en las más altas esferas del poder; la deforestación o las tragedias ecológicas por derrames petroleros; pero también las mujeres que se rebelan, las trabajadoras sexuales que viven en un albergue, conforman las 12 historias finalistas del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo.
Durante la primera jornada del evento, periodistas de los 12 equipos que aspiran a obtener el Premio Gabriel García Márquez en las cuatro categorías del concurso: Cobertura, Imagen, Texto e Innovación, compartieron el proceso de desarrollo de sus proyectos.