No estamos, ni de lejos, en el momento más oscuro en la historia reciente de , dice el (Premio Herralde 2013), quien presentó su novela "Tu sueño imperios han sido" en la última jornada de la (Filco).

Su visita se suma, entre decenas de escalas que ha hecho desde 1998, cuando tenía 29 años, a ese ir y venir de Estados Unidos a México. En un punto en el que la historia política entre ambos países parece repetirse públicamente, con los mensajes antimigratorios de 2017 y su espejo en 2025, la visión de Enrigue —su testimonio de primera mano, desde el barrio de Harlem, Nueva York, en la fracción de un país que parece contener muchos países— ahonda en ciertas imágenes imprecisas que pueden tener alguien en el centro de México, ajeno a las complejidades del momento.

"Hay que tomar en cuenta que yo vivo en una costa, en una burbuja. En Estados Unidos hay un país en medio y otro en las costas. Vivo en un mundo donde se considera que Trump y todo lo trumpiano es una aberración. La gente vive avergonzada de que Trump sea el presidente de Estados Unidos. Lo que hay es una intensidad agotadora. El momento en el que ganó fue de gran desconcierto. Al principio hubo miedo; después, agotamiento porque esto sucede todos los días todo el tiempo", afirma.

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Al agotamiento se suma la incertidumbre: quienes tenían una green card podían vivir tranquilos en Estados Unidos, pero ahora la deportación es una posibilidad, ya que cualquier persona puede ser expulsada por problemas políticos. "He vivido muchos años en Estados Unidos. Soy un migrante increíblemente privilegiado. Llegué a Estados Unidos a hacer un doctorado. No estoy expuesto, como otros colegas mexicanos, a los horrores del racismo gringo. Siempre he vivido en las costas, y cuando he ido al centro del país ha sido ya como un hombre maduro, en una posición cómoda: profesor de una universidad, señor que puede rentar un coche... Es una situación menos frágil. Por supuesto que todo el tiempo estoy pensando en qué momento nos vamos a tener que ir, en qué momento esto va a ser insoportable. Pero no me parece que estemos en ese momento todavía".

Una ciudad plural

Álvaro Enrigue, escritor mexicano.
Foto: EL UNIVERSAL / Diego Simón Sánchez
Álvaro Enrigue, escritor mexicano. Foto: EL UNIVERSAL / Diego Simón Sánchez

"Yo estoy en Harlem, así que vivo en una circunstancia fundamentalmente dominicana. Como en todo Nueva York, hay muchos poblanos que ya están instalados, tienen su negocio, ya se acomodaron, tienen la green card o la nacionalidad; yo le doy clases a sus hijos en la universidad. Luego están los guerrerenses, que llegaron más recientemente, y luego una migración que yo creo que se dio a finales de los años 90, que llegó del Estado de México al este de Harlem y que todavía habla lenguas indígenas. Un mundo interesantísimo. Pero el mundo en el que yo vivo, el del oeste de Harlem, es mayormente dominicano. Mis hijos ahora hablan más como dominicanos que como mexicanos o argentinos (su madre es argentina). Entonces, tienen algunas inflexiones argentinas y algunas mexicanas, pero van a la guardería dominicana y les gusta la comida dominicana. El contacto que tenemos, como familia, pasa más por Bad Bunny que por José Alfredo Jiménez. Vivo en una comunidad que tiene mucho que ver con el Caribe. También hay mucha gente de Jamaica, mucha gente de las islas de habla inglesa, del Caribe. Esa es la comunidad latina que me toca a mí".

Desde hace tiempo, cuenta, trabaja en un proyecto que es "una chulada"; que no sólo ha sobrevivido a través de los años, sino que se ha expandido: un taller de escritura creativa que empezó casi como un juego. "A mí no me gusta la escritura creativa, nunca he dado clases de escritura creativa, nunca he tomado clases. Me parece que todo ese mundo tiene algo de estafa. Quien va a escribir, escribe y punto. Aunque esto era un proyecto distinto, se trataba de hacer un taller de escritura creativa para jóvenes indocumentados. Lo empecé con PEN America. Pensamos hacerlo en español, pero a la primera clase llegaron muchos chicos de las Antillas, un niño egipcio, una chica ucraniana, cuando el país aún tenía la fortuna de ser ignorado por la historia. Tuvimos que hacer el taller en inglés y eso da una idea de la dimensión y la impresionante variedad de la experiencia migrante que hay en Nueva York. La diversidad humana de Nueva York es estruendosa, es un mundo inesperado. No son sólo latinos, pese a que a veces las variaciones son infinitas en la comunidad latina".

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Una manera de hacer política en nuestro tiempo

Donald Trump es un hombre al que, tal parece, le divierte espantar a la clase media ilustrada, afirma: "Dice cosas espantosas, entonces, y luego retira lo dicho. Todo el mundo está siempre tratando de entender. Supongo que es una manera de hacer política en nuestro tiempo". Una forma que va más allá de las ideologías de izquierda o derecha y que, para Enrigue, se ubica dentro del populismo y sus posibilidades.

"La gente estaba harta del elitismo de las izquierdas y derechas intelectuales y votó por gente que le habló de manera directa. En algunos países esa gente fue de izquierda y en otros, de derecha. Me parece que es un trend, una manera de actuar que empezó en América Latina a partir de Chávez. Hablo de cierto tipo de figura pública que podría llegar a ser presidente de la República sin ser un intelectual, sin estar asociado a las élites que han gobernado. En Argentina los peronistas lo administraron muy mal; lo mismo pasó aquí con López Obrador y lo mismo pasó en Venezuela con Chávez. Luego aquello se volvió la degradación absoluta".

El ejemplo también se encuentra en Estados Unidos, con Kamala Harris y un grupo político "de mucho doctorado" frente a sectores de la población con los que no logró empatizar.  "Existe un tipo de comunicador que todavía no entendemos, pero es capaz de conseguir más votos con discursos muy básicos que tienen que ver con el resentimiento. Yo soy una persona de izquierda, entonces, me caen mal las ideas de derecha. Pero la gente de derecha ve a las izquierdas populistas con tanto desagrado como yo veo a las derechas populistas. Yo, como persona de izquierda, estoy dispuesto a perdonarle ciertas cosas a las izquierdas populistas que a la derecha no se le perdonan. En el presente de una sociedad como la mexicana es difícil ocupar ese lugar central. Y ni se diga en la sociedad estadounidense... Vivimos en un mundo ultrapolarizado".

Enrigue concluye: "En Estados Unidos hemos visto momentos mucho más oscuros. Que Trump se hable con Putin no me escandaliza en lo más mínimo. Crecí en un mundo donde el presidente de Estados Unidos se hablaba con Pinochet, quien era mucho peor, o con Videla, que era un monstruo con el grado de maldad de un personaje de novela. No digo que Putin sea buena persona, Dios nos libre de algo parecido, pero no es el momento más siniestro de Estados Unidos que yo haya visto en mi vida. El gobierno de George H. W. Bush fue mucho más oscuro. Entiendo que habían circunstancias históricas; recuerdo que estaba escribiendo mi tesis y, para ir a la Biblioteca del Congreso, tenía que pasar por un retén militar, con un tanque y personas apuntándome con rifles. Así salía yo, con mi cuadernito de notas. Esto que estamos viendo hoy tiene una parte que se queda en las palabras".

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melc

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