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ana.pinon@eluniversal.com.mx
La última vez que se presentó la ópera Otello de Verdi, en el Palacio de Bellas Artes fue el 6 de abril de 1981 con uno de los mejores Otellos de todos los tiempos: Plácido Domingo. Ahora, casi cuatro décadas después, regresa en una nueva producción de la Ópera de Bellas Artes, con elenco encabezado por el tenor lituano Kristian Benedikt, como el general moro; la soprano rusa Elena Stikhina, en el papel de Desdémona; el barítono italiano Giuseppe Altomare, como Iago.
Esta ópera en cuatro actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Arrigo Boito, basada en The Tragedy of Othello, the Moor of Venice (La tragedia de Otelo, el moro de Venecia) de William Shakespeare tendrá cuatro funciones los días 5, 7, 9 y 12 de noviembre; contará con la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, bajo la dirección concertadora de Srba Dinic, y la escénica, de Luis Miguel Lombana.
“Es una ópera que pretende explorar tanto en la puesta como en la iluminación y la escenografía, en el laberinto de los celos. Está ubicada en la atemporalidad y se aleja de aquello que nos pueda indicar el siglo XV o un lugar establecido, lo que estamos diciendo es que esta patología de los celos puede ocurrir en cualquier parte y en cualquier momento de nuestras vidas; los celos son parte inherente de la naturaleza humana”, explica Lombana.
La ópera cuenta la historia de Otello, general moro al servicio de Venecia, quien, gracias a sus triunfos, gobierna la isla de Chipre, consigue el amor y la mano de Desdémona, una joven noble italiana a quien ama con pasión. No obstante, se siente inseguro y casi indigno de su belleza, por lo cual se convierte en víctima fácil de la envidia de sus cercanos.
Su oficial, Iago, despechado porque Otello ha nombrado lugarteniente a Cassio y no a él, trama todo un complot en venganza. El general sarraceno escucha una conversación entre Iago y Cassio acerca de la amante de Cassio, y cree que se refieren a Desdémona. Otello, convencido por Iago, cree que su esposa le es infiel y los celos lo llevan a matarla. Luego se da cuenta del error que ha cometido y se quita la vida después de darle un último beso a su esposa.
“¿Cómo se puede justificar a un hombre así?, ¿cómo entender a un hombre que padece de celos?, ¿se les puede ayudar? Los celos, por sus inseguridades, lo llevan a una situación desesperada. Toda la violencia que le provoca a Desdémona se le revierte. Sus actos no tienen justificación. Recordemos que Tosca también provoca una tragedia por las mismas razones, al igual que Rodolfo en Boheme. Los celos son una tortura para estos personajes, una tortura sin solución”, explica.
Lombana sostiene que se trata de un título de grandes retos. “Es una nueva producción y tenemos la posibilidad de explorar cómo estar a la altura del drama. Vamos a presentar esta ópera a un público que tal vez no tiene el antecedente de la última vez que la vio en Bellas Artes. Este Otello es nuevo para todos y ya era que regresara. Se trata de un título que implica grandes retos; Jonas Kaufmann acaba de hacer un Otello y dijo que en una entrevista que no se había dado cuenta de la demanda vocal del personaje hasta que lo padeció en escena. Es un drama que recae sobre los hombros del tenor, así que quienes lo interpretan tienen que estar muy bien”.