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A tan sólo 300 metros de la linea divisoria con Texas, Estados Unidos, se inauguró el Museo Regional de Ojinaga (MRO), con el fin de fortalecer la identidad de la población fronteriza que habita en ambos lados del río Bravo.
Además, se buscará enaltecer los lazos culturales,sociales e incluso de parentesco, de los migrantes que trabajan en el país vecino, pero que nacieron en la región del desierto de Chihuahua, informó el INAH en un comunicado.
El director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto, resaltó que el estado de Chihuahua cuenta con un valioso patrimonio cultural que se manifiesta en edificios históricos, bienes culturales muebles, archivos históricos, zonas arqueológicas y tradiciones importantes que nutren su identidad regional.
Foto: Cortesía INAH
La misión que tiene el museo es compartir la historia antigua, virreinal y revolucionaria de cada región en que se divide el estado de Chihuahua y de municipios de Ojinaga, Coyame y Manuel Benavides.
La museografía es producto de la gestión del patronato de amigos del museo, bajo la presidencia de Carlos Alfonso Rohana Aguilar, el Centro INAH Chihuahua y el municipio de Ojinaga; se aboca a diferentes temáticas presentadas en cinco salas de exposición permanente.
La dos primeras salas están unidas en una sola sección, titulada “Del fósil a la cultura material: el desierto vivo”, atiende los temas de paleontología y arqueología, así como los aspectos naturales de la región.
La segunda sala aborda las características del entorno natural, propias de la región del desierto. Describe la flora, la fauna y destaca los tres grandes cañones formados por imponentes montañas atravesadas por ríos y que son el atractivo natural de la zona: el Pegüis, en Coyame del Sotol, y San Carlos y Santa Elena, en Manuel Benavides, éste último protegido como área natural que hace frontera con el Parque Nacional del Big Bend, en Estados Unidos.
Otro atractivo museográfico de esta segunda sala es la representación de una bóveda celeste que muestra el cielo nocturno del desierto en noches sin luz de luna , cuando se ve completamente estrellado en un horizonte de 180 grados . Así como un paisaje sonoro que permite escuchar los susurros de la naturaleza.
La sala tres se titula “Ojinaga a través del tiempo”, toca principalmente contenidos historiográficos de la época del virreinato, siglo XIX y la Revolución; describe las instituciones que surgieron a raíz de la Conquista como los presidios (guarniciones militares españolas) y ranchos, así como los elementos tecnológicos, ideológicos y religiosos desarrollados en la época.
Asimismo, la sala destaca la etapa de la Revolución Mexicana, el papel del general Toribio Ortega, originario de Coyame, uno de los hombres importantes del villismo, y principalmente la figura de Francisco Villa en los días de la emblemática Toma de Ojinaga.
Foto: Cortesía INAH
Las salas cuatro y cinco, “La vida en el rancho” y “Tradiciones populares en el desierto”, de manera compartida abordan contenidos asociados a las tradiciones artesanales, música, gastronomía, memoria histórica y la vida en los ranchos, relevante dentro de la identidad regional de esa parte del estado de Chihuahua.
Se incluye una serie de retratos de personajes ligados a la tradición popular: l os artesanos que fabrican el sotol, bebida tradicional de Chihuahua; las que cosen cubrecamas elaboradas con retazos de tela formando figuras geométricas excepcionales y representativas de Ojinaga; los músicos de saxofón, el instrumento característico del género norteño de esta región, equiparable al acordeón en otras zonas, la charrería y los rancheros.
akc