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Villavieja, un municipio de 7 mil 300 habitantes
en el sur de Colombia, aspira a entrar en el libro Guinness con el Museo Artesanal Casa del Totumo , un espacio único en el mundo en el que se exhiben centenares de objetos elaborados en esa especie natural.
En cada calle del poblado, que hace parte del departamento del Huila, hay un árbol de "crescentia cujete", comúnmente conocido como totumo en varios países suramericanos y cuyo fruto es un calabazo no comestible.
En total, dicen los lugareños, existen 800 que ya dan frutos y a los que pronto se sumarán otros que han sembrado para reforestar.
EFE/Mauricio Dueñas Castañeda
El artífice de este sueño colectivo es Gabriel Rodríguez Charry, un hombre que hasta hace algunos años trabajó como supervisor de la compañía local de gas.
Sin embargo, en el tiempo que le quedaba libre empezó a fabricar artesanías.
El primer material que utilizó para sus creaciones fue la guadua, planta de la región andina de la familia del bambú, y aunque justo al frente de la casa en la que vive hay un totumo, aseguró que "no daba un peso por ese árbol".
A pesar de ello, las dificultades económicas lo hicieron cambiar de opinión y fue así como de la nada empezó a "tomarle cariño" y a pensar en los usos qué podría darle.
Desde entonces han pasado 20 años durante los cuales Rodríguez ha elaborado 370 clases de artesanías.
De ese modo, lo que comenzó como un pequeño almacén en donde vendía llaveros e imanes decorativos para las neveras se convirtió en 2013 en el Museo Artesanal Casa del Totumo.
En el lugar el visitante se sorprende al encontrar sala, comedor, cocina, bar y habitaciones hechas en su totalidad con el popular fruto.
"Tengo mesas, sillas, camas, copas, cucharas, platos, bandejas, camándulas (rosarios), fruteros, ollas, vasos, instrumentos musicales, espejos, animales y hasta esculturas hechas con totumo", dijo a Efe el artesano.
La idea de Rodríguez es fabricar 500 objetos y con ello aumentar las posibilidades de que le sea concedido el récord Guinness.
"Estoy haciendo la gestión y me falta poco para completar los requisitos y tener la primera casa completamente decorada con totumo en el mundo", indicó.
La siguiente tarea será la de hacer los baños, con puertas, ducha, lavamanos, retrete y contenedores de champú y jabón.
A la par con esa labor, Rodríguezy capacita a 50 jóvenes de Villavieja para que aprendan sus técnicas.
La intención es la de alejarlos de los vicios y de paso ofrecerles una alternativa económica.
Uno de los entusiastas aprendices es Ronaldo Sabogal, de 20 años, quien ha visto en estas artesanías "la posibilidad de hacer arte" y de "poder tener en unos años una empresa propia".
También, Johan Andrés Cupitra, de nueve años, ha decidido dejar de "desperdiciar el tiempo" y utilizarlo en la elaboración de coloridos llaveros.
Todos se reúnen en la segunda planta de la casa de Rodríguez para ver el proceso que comienza con la cocción durante una hora del fruto, algunas veces de color verde y otras café, para deshidratarlo y darle dureza.
Posteriormente, el totumo se rompe con una broca, se saca la pulpa hecha agua, se limpia y se le da la forma deseada. Luego cada objeto se pinta y se le da una capa de laca.
Pero, curioso como es Rodríguez, ahora ofrece también en el museo vino y hasta jarabe para la tos a base de totumo.
"Este árbol y su fruto tienen muchas propiedades, por lo que he investigado para sacarle más provecho y así descubrí que sirve para ayudar a que las mujeres expulsen la placenta, cura las afecciones de la piel y también puede ser afrodisiaco", asegura.
A raíz de estos hallazgos, el artesano está convencido de que no hay nada imposible con este árbol, tanto así que no descarta la idea de hacer réplicas en totumo de las voluptuosas esculturas del maestro colombiano Fernando Botero y de esta forma darle otro nivel a sus obras.
akc
