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GUADALAJARA.- Margo Glantz no estuvo en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en presencia --una gripe tremenda provocada por la vacuna contra la influenza se lo impidió--, pero estuvo entera en esencia para celebrar la nueva edición de “ Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador ”, un libro que, dijo, “se ha ido construyendo en etapas” hasta llegar a esta edición que acaba de publicar Trilce.
En enlace telefónico, la escritora aseguró: “Parecería medio absurdo que alguien se ocupe de los zapatos de diseñador en un texto”, sin embargo, apuntó que “los zapatos son algo fundamental en la historia del hombre. Cuando vi en Auswitch me sorprendió la cantidad de zapatos, de adultos y de niños sobre todo, que eran la única remembranza, el único vestigio real de gente que existió y que fue sacrificada en el campo, ya sea en trabajo de labor forzado o en las cámaras de gases”.
Recordó que la gente que llegaba al campo de concentración, llegaba con lo que creía más valioso y al llegar al campo lo despojaban totalmente de sus objetos, “cada vez que veo uno de esos retratos de Auswitch, y a los niños, me entra una violencia interna porque siento lo que esa gente sintió cuando estaba a punto de morir, desnuda, despojada totalmente de su identidad, en la cámara de gases; pero además “tener un par de zapatos si se estaba cerca de los trabajos forzados era la única posibilidad de sobrevivencia”.
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Margo también dijo para conmemorar y mostrar el horror de los feminicidios, aparecen instalaciones con zapatos, por lo que sin duda “los zapatos han sido símbolo importantísimo de cosas fundamentales”. Citó, por ejemplo, la reforma de Teresa de Ávila, que estriba fundamentalmente en los zapatos, “Teresa de Ávila insistía en que los monjes y las monjas deberían usar unas sandalias que las ponían casi a ras de tierra”.
Foto: EL UNIVERSAL / Berenice Fregoso
O las diferencias sociales que se pueden conocer a través de la literatura, por ejemplo, cuando ella lee la novela del siglo XIX mexicano, como “Baile y cochino”, de José Tomás de Cuéllar, encuentra que el problema principal del texto está en los zapatos, “los zapatos estaban a las clases sociales, es el indio de pata rajada o de huaraches, frente a las botas elegantísimas de las mujeres porfirianas que paseaban por las calles de la ciudad para conseguir galanes”.
En la presentación en la que estuvieron la editora Déborah Holtz y la poeta Carmen Villoro, Margo Glantz aseguró que: “pienso que el zapato es la única forma de mantenernos bien en la vida. Usar zapatos de diseñador era una broma que yo ponía en mi texto, y también un signo de admiración para un zapatero que hizo de la confección de calzado un arte, Ferragamo, un gran diseñador del cual anhelaba tener zapatos, Nunca me compré zapatos de diseñador… cuando leyó mi libro Estela Ruiz, la madre de Carmen Villoro, me regaló un par de zapatos Ferragamo que posee y que cuido como si fuera la cosa más preciada de mi vida”.
Agregó: “Pienso que además escribir sobre los zapatos y sobre los pies es la única forma de caminar por la biografía de cualquier persona porque para poder existir caminamos y siempre que hablamos de la biografía de una persona, hablamos del camino que siguió en su vida. Yo seguí un camino con zapatos comunes y corrientes, pero con el deseo de usar zapatos de diseñador”.
Construcción por etapas
Margo Glantz reconoce que este libro, “Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador”, se ha ido construyendo en etapas. Primero lo publicó en la editorial Beatriz Viterbo, en Argentina, con el nombre de “Zona de derrumbe”, pero había publicado antes varios de los textos y estaban separados totalmente uno de otro, “tenían su propia densidad cada uno”.
Entonces, cuando en Beatriz Viterbo le pidieron el libro, ella decidió darles un hilar textual y para poder hacerlo creó un personaje que se llama Nora García, “que como muy bien dicen Carmen y Déborah, es y no es yo, es Nora García-Margo Glantz, tiene algunas vocales, algunas consonantes que se parecen y probablemente parte de lo que se cuenta en el libro tiene que ver con Margo Glantz, pero fundamentalmente es Nora García, un personaje de ficción”, señaló Margo.
Ya luego vendría la edición de 2005 para Anagrama, y la ocurrencia del título: “Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador”, pero también la reconformación o una nueva etapa del libro, de los textos.
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“Cambié el orden de los textos, escribí nuevos, amplié mucho cada uno de los textos y traté de hacer un experimento literario, haciendo que el libro fuese, al mismo tiempo un libro de cuentos y al mismo tiempo una novela, un libro de cuentos porque cada texto tiene su propia historia, su propia densidad y su propio sentido, algunos textos son muy breves, otros textos son muy largos, sin embargo esos textos están unidos por un personaje de ficción, un personaje seudo autobiográfico: Nora García”, afirmó Glantz.
La poeta Carmen Villoro dijo que este libro de Margo lo detonan, “la memoria de las apariencias”, que es la memoria de la estructura del libro, “se trata de un libro de varios relatos coleccionados y reescritos”. Pero sobre todo, dijo que en el libro Margo “la moda y el mercado, que van de la mano y parecen temáticas triviales, revelan profundidades casi siempre insondables de la condición humana”, pero los símbolos utilizados en la ropa, los zapatos y los accesorios “tienen una carga ideacional, ideológica y política de la que nadie escapa”.
Una carga ideológica, dijo Villoro, que Nora García, el personaje del libro, lo sabe, pero no lo sabe, “de esta ideología de mujer mexicana de clase media, universitaria ilustrada y bastante viajada, nacida y apropiada de un siglo XX efervescente de cultura, ella solo conoce el síntoma: ‘estos zapatos me dan seguridad’. Una mujer que se parece tanto a Margo Glantz, la escritora de 92 años que acaba de recibir el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español.
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