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El bailarín mexicano Isaac Hernández ha interpretado a príncipes y héroes, a seres libres y apasionados. Ahora, con la serie "Alguien tiene que morir" , de Manolo Caro, que se estrena en la plataforma de Netflix el próximo 16 de octubre, se ha puesto en la piel de Lázaro, un joven bailarín tapatío que llega a una España que vive una de las épocas más duras de su historia, la España del franquismo, la recesión económica, el aislamiento internacional y el poder de la Iglesia Católica. Una época en donde el arte y el ballet estaban inmersos en prejuicios y en homofobia.
Hernández, primer bailarín de Englihs National Ballet, ganador del Benoise de la Danse, considerado como el premio más importante para la danza en el mundo, cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL, su experiencia con Lázaro, cuya relación con Gabino (Alejandro Speitzer), uno de los protagonistas de la serie, desencadenará una serie de trágicos sucesos. Y es Lázaro, quizá, uno de los personajes con mayor sensibilidad dentro de la trama no sólo desde una perspectiva artística, sino también humana.
"Esa característica del personaje fue lo más bonito y lo que me llamó la atención cuando leí el guion. Manolo tiene una sensibilidad bien especial, me ha gusta cómo lo ha manejado, porque gran parte de esa sensibilidad viene del lado más personal y más profundo de Manolo. Creo que poca gente puede ver claramente cómo incorporar elementos sutiles pero decisivos. Es una serie ubicada en los años 50 en España, pero en ningún momento hace referencia a Franco, no hace referencias históricas, utiliza el contexto para tratar temas de un lado completamente nuevo. Creo que le da la oportunidad a la gente de atreverse a ver las similitudes que hoy siguen existiendo en nuestras sociedades que, según, son modernas y abiertas", dice.
Y es que Lázaro se presenta como un amigo de Gabino, quien regresa con su familia en España, después de un largo periodo en México. Sus planes son los de un joven que desea conocer el mundo, pero será obligado a cumplir con un destino que no desea, y encontrará en Lázaro un bálsamo. "Creo que podemos ver en Lázaro a un personaje que necesitamos en la vida diaria de nuestro tiempo", añade.
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A lo largo de la serie se coloca a la figura del bailarín en una de las posiciones más bajas de una sociedad; además, la sexualidad de los bailarines hombres es señalada con fobias y prejuicios. Una realidad que, dice Hernández, persiste.
Foto: Cortesía Netflix
"A pesar de todo lo que hemos vivido y visto, muchos de esos prejuicios pasan de generación en generación, la idea de que si eres artista morirás de hambre la escuchas primero en casa, antes que en cualquier otro lugar; la idea de que el ballet no es para hombres, primero lo escuchas en casa porque te lo dice tu padre, tu hermano o cualquier persona cercana a ti. Esto necesita cambiar, se debe trascender a esa falta de interés y de conocimiento alrededor de las artes. Creo que Manolo ha retomado muchos de los temas de los que he hablado durante años, como el papel del artista en una sociedad, el lugar de un bailarín, la profesionalización de las artes y cómo sí puedes dedicarte a lo que te apasiona. En la serie hay personajes que se refieren con cierto desprecio a los bailarines, lo consideran incluso en lo más bajo, y esto, desafortunadamente, lo siguen viviendo millones de personas en distintas partes del mundo", dice.
Ahora, con "Alguien tiene que morir", se prevé que haya un éxito en las pantallas, y para Hernández es una plataforma para la difusión de la danza clásica.
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"Es difícil dimensionar en este momento lo que pasará, a veces, cuando algo tiene mucho éxito, es difícil cuantificarlo y entender lo importancia que eso tiene o no para tu carrera. Muchas veces esas oportunidades, esos momentos se pierden en el día a día, pero sí me queda claro que mi profesión tiene que agradecer que podemos presentar, en una plataforma que llega a millones de personas, una visión del ballet clásico y una visión de lo que es un bailarín. La generación que nunca vio a Mijaíl Barýshnikov, quien hizo televisión, películas; para la gente que sigue pensando que el ballet no es una profesión seria, esta es una oportunidad; las nuevas generaciones podrán encontrar una versión del ballet y del bailarín", dice.
No es la primera vez que Hernández, quien comparte créditos con Carmen Maura, Cecilia Suárez, Ernesto Alterio, Carlos Cuevas, Ester Expósito y Mariola Fuentes, explora su faceta como actor, también ha participado recientemente en el filme méxico-español "El rey de todo el mundo", dirigido por Carlos Saura y producido por PIPA Films, filmado principalmente en la ciudad de Guadalajara y próximo a estrenarse.
Foto: Cortesía Netflix
"Un bailarín cuenta toda una historia con la fisicalidad, no hay diálogo, y esta característica le llamó la atención a Manolo cuando rodábamos una escena. Él consideró que mi fisicalidad siempre estuvo presente en lo que estábamos tratando de cumplir con las escenas y eso me dio tranquilidad para no desentonar en los momentos en que mi personaje tiene poco decir", explica.
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Finalmente, Hernández cuenta que a lo largo de la serie interpreta fragmentos de "Don Quijote", uno de los ballets más importantes de su carrera, y de "El joven y la muerte", de Roland Petit. "En un inicio se planteó contratar a un coreógrafo, pero cuando hablábamos de las escenas me di cuenta de que 'Don Quijote' podría estar porque es un ballet que ya se estaba bailando en esa época y ha sido parte fundamental de mi carrera; la música de 'Carmen' también la usamos para una de las escenas. Además, en la película 'Whith Nights', Barýshnikov hace un fragmento de 'El hombre joven y la muerte', yo no tenía ni el tiempo ni la posibilidad de hacer una escena tan grande, pero sí quise hacer un guiño y a Manolo le encantó. La rodamos a las 3 de la mañana, quedó en la primera toma, todo el equipo se emocionó, entendimos que iba a cumplir con la tarea que Manolo pensó".