Problemáticas actuales como el acoso escolar, la violencia sexual, la incomunicación familiar y la búsqueda de identidad abordadas desde la perspectiva de los adolescentes ofrece la puesta en escena “Clic. Cuando todo cambia”, una obra que aborda las complejidades de la adolescencia con una sensibilidad muy especial, bajo la dirección de Sandra Rosales.
La directora especialista en teatro para niños y jóvenes asegura que esta puesta en escena que es un viaje emocional que combina poesía, música original y actuaciones intensas, es una historia dura, compleja porque justamente explora una etapa de la vida en la cual te cambia todo.
“Te está cambiando el cuerpo, estás forjando tu identidad, estás poniendo límites con respecto a todo y vas descubriendo el mundo, te lo quieres comer el mundo; son muchas emociones y también en un entorno que desafortunadamente cada vez es más violento”, asegura Rosales en entrevista, quien reconoce que la pieza es dura porque aborda temas como el abuso, el acoso, la soledad y la reconstrucción personal.
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Escrita por Amaranta Osorio e Itziar Pascual, “Clic. Cuando todo cambia”, sigue la historia de Leia, una adolescente que enfrenta las consecuencias de un abuso sexual y los impactos que este evento tiene en su entorno: su mejor amiga María, Aitor, y sus propios padres. La obra muestra cómo los personajes navegan por sus emociones, desde el aislamiento hasta la posibilidad de reconstruir sus relaciones y sus vidas.

“El tema ya en sí el mismo es muy fuerte y es pensado para jóvenes, desde la dramaturgia está esa sutileza para abordar estos temas; a mí de las cosas que más me gustan de la dramaturgia es la poética. ¿Cómo contar algo tan fuerte, violento?, pues no es sumarle algo más violento. Fue difícil generar mucho ritmo, porque son muchas escenas, fue un reto muy grande, pero creo que la clave es la sutileza, contar la historia con poesía, aunque es muy triste”, señala Rosales.
La directora que es becaria del Sistema Nacional de Creadores de Arte asegura que a pesar de todo el conflicto, al final los personajes tienen la posibilidad de cambiar, de accionar, de denunciar, de no quedarse callados, de hacerse escuchar, de ir hasta terapia, “es señalar cómo a partir de una mínima acción se pueden cambiar las cosas, para mí eso es fundamental, no es ‘así son las cosas y así nos quedamos con brazos cruzados’, sino es mostrar que tenemos esa posibilidad de cambiar”.
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Cuenta que es una obra muy compleja, cada personaje tiene su trama y cada espectador se va a poder identificar con alguno de ellos, sea con los papás o con alguno de los adolescentes, y esa es la meta, que luego de ver esta obra padres e hijos conversen, que sea una experiencia sensible y que propicie la reflexión.
“Los personajes de los papás que también es muy acertado que estén ahí, se va viendo el conflicto entre ellos, la incomunicación, el estar todo el tiempo trabajando no quiere decir que no quieran a su hija, simplemente que las circunstancias también obligan muchas veces a dejar solos a los hijos; está la incomunicación, pero a su vez la posibilidad de acercarse y reconciliándose con los hijos”, afirma la directora de la puesta en escena que comenzó temporada el pasado fin de semana en el Teatro Orientación Luisa Josefina Hernández del Centro Cultural del Bosque, sábados y domingos a las 12:30 horas.
El elenco lo conforman Reneé Doval, Paola Cuarón, Andrés Mayer, Laura Vega, y Gilberto Dávalos. El diseño sonoro y la música original son de Juanjo Rodríguez; la escenografía es de Félix Arroyo y el diseño de vestuario de Teresa Alvarado.
melc