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La subsecretaria de Desarrollo Cultural, Marina Núñez Bespalova, recalcó el lunes que en cuanto a los derechos de autor, Gabriel Orozco es dueño de los derechos de autor sobre su concepto en el proyecto del Bosque de Chapultepec: “Eso está en el convenio”, y abundó: “Sobre el proyecto ejecutivo, donde se van a gastar los recursos públicos, eso es totalmente público, pertenece a la Federación, al Bosque, a la Ciudad de México”.
En efecto, Orozco —como se acota en el convenio entre el artista y la Secretaria de Cultura del cual EL UNIVERSAL obtuvo copia tras una solicitud de información— no es dueño de los derechos de las obras que se ejecuten pero sí es dueño de los derechos morales y patrimoniales del concepto, y puede incluso comercializar ese material. Así lo explica el constitucionalista y académico Fernando Serrano Migallón: “Claro que lo puede hacer y ahí está la trampa. Puede ser que él no reciba ningún dinero de la Secretaría de Cultura, pero con los dibujos que él haga puede hacer una edición de serigrafías o una serie de cuadros que ponga en el mercado, perfectamente; o puede hacer una película sobre su idea y cómo la desarrolló. Y no necesariamente tiene que hacer nada: los dibujos que hizo, los croquis, los puede reproducir y se pueden vender como obras originales porque son de él.”
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El especialista en derecho de autor agregó que aunque la secretaría de Cultura diga que no le van a pagar nada, eso no implica que el material no lo pueda vender: “Puede comerciar con los derechos patrimoniales que tiene sobre el concepto y sobre los papeles en los que plasmó el concepto”, expresó Serrano Migallón.