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La decisión del gobierno de España de incluir el español dentro de su política de promoción estratégica, la llamada Marca España, ha generado una ola de descontento en el resto de países hispanohablantes.
La Academia Mexicana de la Lengua (AML) fue este miércoles la última institución en mostrar su rechazo al proyecto. “Los españoles pueden considerar Marca España el español hablado en territorio español, pero no el empleado en el resto del mundo”, argumentó la AML en un comunicado en el que adelanta que esa es la postura compartida por la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), organismo que agrupa a las 23 corporaciones de la lengua española de América, España, Filipinas y Guinea Ecuatorial.
El venezolano Francisco Javier Pérez, secretario general de la ASALE, confirmó a EL UNIVERSAL el rechazo. “A todos nos ha tomado por sorpresa. Supone un retroceso de décadas. Desde la ASALE no hay un ánimo de polemizar, sino que esperamos que haya una rectificación. Ese plan choca con la política panhispánica de concertar decisiones, que ha dado muy buenos resultados metodológica, administrativa y científicamente. La fortaleza del español es su variedad”.
Cuando el presidente español, Mariano Rajoy, anunció el 24 de enero su proyecto de incluir el idioma entre las competencias del Alto Comisionado para la Marca España con el fin de que éste impulsara “el diseño de una estrategia global para la promoción de la lengua española como lengua del conocimiento”, aseguró que se crearía un Consejo Asesor sobre el español que presidiría el Alto Comisionado y, junto con diversos funcionarios españoles, formarían parte de él el director del Instituto Cervantes y el director de la Real Academia Española.
El Alto Comisionado para la Marca España y promoción del español, Carlos Espinosa de los Monteros confirmó a EL UNIVERSAL que todos los miembros del Consejo habían sido informados del plan.
Fuentes académicas también han corroborado a este diario que el gobierno de España le informó a Darío Villanueva, director de la RAE y presidente de la ASALE, que incluiría el español en la Marca España, pero que Villanueva expresó su disconformidad con el enfoque del plan.
En esta línea, la RAE emitió un comunicado el martes: “Sería contradictorio desarrollar el proyecto del español como lengua global a partir de la visión, la perspectiva y los intereses de un solo país, sea cual sea, cuando semejante iniciativa debería contribuir a la política lingüística panhispánica que la RAE viene desarrollando desde el siglo pasado junto con las demás academias integradas en la ASALE”.
Espinosa de los Monteros asegura que el objetivo no es romper ninguna dinámica de cooperación: “España quiere organizarse mejor para poder colaborar de manera más eficiente con los otros países en nuestro objetivo común: que el peso del español aumente. El enfoque español, por tanto, se basa en esa definición del español como lengua global perteneciente a toda la comunidad hispanohablante; luego —a través de todos los vehículos de colaboración ya existentes— intentaremos dar respuesta a las distintas sensibilidades”.
La oficina de Marca España asegura que el Comité no ha tenido tiempo de conformarse, y reitera que “el objetivo final es que el español se sitúe tecnológicamente como segunda lengua del mundo, tras el inglés”.
Pérez opina: “El español va ganando posiciones como lengua tecnológica gracias a su pluralidad, y no avanzará más amparándose en un nacionalismo lingüístico”.