La sexta incursión que el escritor Élmer Mendoza ha hecho al universo narrativo protagonizado por el detective Edgar el Zurdo Mendieta lo llevó a adentrarse de nuevo al mundo de los capos del narcotráfico, y a explorar con más curiosidad en el mundo de los exmilitares que están en el narco, sin que en ese recorrido se olvide del amor y el deseo, sentimientos tan humanos como el rencor y la venganza.
En su nueva novela: Ella entró por la ventana del baño (Alfaguara, 2021), Élmer Mendoza (Culiacán, Sinaloa, 1949) avanza a través de dos cauces narrativos: el deseo pasional de un moribundo que quiere volver a ver a una guapa pelirroja con la que vivió un apasionado romance 20 años atrás cuando ella entró a su casa por la ventana del baño; y el deseo de venganza de un desalmado líder de un grupo de ex militares metidos en el narcotráfico que estuvo en la cárcel por 20 años alimentando su rencor y sale para cobrar venganza.
El escritor y columnista de EL UNIVERSAL que es reconocido por una narrativa habitada por la vida, el lenguaje y la estética norteña, pone a su mítico detective ante una de sus aventuras más peligrosas: debe atrapar a Sebastián Salcido, El Siciliano, ex líder de un despiadado grupo de ex militares metidos en el narcotráfico, al mismo tiempo que busca a una mujer de la que no sabe ni su nombre, sólo que se parece a Milla Jovovich, le gustaba la obra de la artista Teresa Margolles y buscaba un árbol de ahorcados.
También lee: Celebran 70 años de Élmer Mendoza y su literatura negra
Entre narcotraficantes amigos: la capisa Samantha Valdés, jefa del cártel del Pacífico, Max Garcés, el Diablo Urquídez, la Hiena Wong y el Chóper Tarriba; sus amigos, los “polis” Gris Toledo, Gori Hortigosa, Terminator, Rudy, el dueño del bar Miró, el periodista Daniel Quiroz, y Ger, la señora que le ayuda; pero también su hijo Jason y el amor de su vida, Susana Luján, Élmer Mendoza apostó por otra historia del detective que admira a Fernando del Paso, a Juan Rulfo y tiene el más reciente libro de F. G. Haghenbeck, en su mesa de noche.
“Por mi edad he visto cosas, mi experiencia con el Ejército es terrible, puedo hablar del 68, de los años 70, bueno no puedo hablar porque si hablo no amanezco”
¿Esta es la novela donde más se ha colado por tu ventana la política y la realidad?
Eso no lo advierto muy bien, pero de vez en cuando dejo que otras cosas entren por mi ventana, además de lo que tengo proyectado y planeado escribir, y ciertamente estamos viviendo una época durísima y de mucha incertidumbre política, económica, cultural, y de salud, pues ni se diga; creo que en que las revisiones de la novela, sobre todo durante la pandemia, seguro no pude controlar muchas cosas que prefiero que no estén. Prefiero que en mis novelas la carga política no sea demasiada pero no deja de gustarme ver que sí está.
¿Qué tanto indagaste sobre el Ejercito?
El Ejército nunca había sido tan bueno hasta ahora, nunca han sido unos angelitos y mira que por mi edad he visto cosas, mi experiencia con el Ejército es terrible, puedo hablar del 68, de los años 70, bueno no puedo hablar porque si hablo no amanezco, pero puedo mencionar de los compas que tiraron al mar desde helicópteros, de los asaltos cuando yo era joven. Nos enteramos de que eran muy muy muy duros por no decir otra cosa, y entonces claro, en mi cabeza están como personas muy fuertes, algunos como auténticos criminales. Pero además se han quedado muchas cosas sin resolver en donde el Ejército tuvo participación: en el 68, en Aguas Blancas, en Ayotzinapa, en Tlatlaya; es decir, en muchísimos eventos que no se han resuelto y que no se van a resolver. Entonces es, con todo el respeto a los militares y a los marinos que cumplen (conozco algunos muy buenos) como mirar dentro desde el universo de la ficción.
También lee: En "Negra Semana Santa" David Cortés sale de su zona de confort
¿La violencia que está en el país ha modificado las formas de tu escritura?
Fíjate que no, de verdad, yo escribo una novela y tengo la idea y la practico: que para escribir bien tienes que despojarte de todo y pensar sólo que esto es una novela, un discurso literario y que lo que subyace en el subconsciente mío deben ser todas esas cosas literarias y que a la hora en que tienen un espacio dentro del discurso ahí quedan. Siempre te he dicho que no quiero adoctrinar ni quiero señalar, yo quiero hacer una buena novela, una novela que los lectores disfruten, y si también los lectores necesitan reflexionar sobre la realidad del país les sirve la novela como pívot para que lo hagan pues que reflexionen sobre la realidad donde viven, y que esto es así.
“Cuando doy un curso es como una recuperación de lo que sé sobre la literatura, de las cosas que creo y de cómo se deben hacer; y descubro nuevas cosas con los estudiantes”
Nunca dejas fuera la pasión y el deseo, pero aquí hay una exploración más honda
Conforme el proyecto fue creciendo, fue aumentando mi intención de hacer una historia que fuera en dos puntos: lo que tiene que ver con el tema de la venganza y de la reacción de las posibles víctimas; y el otro, el tema del deseo. Este tema para mí es muy difícil, entiendo que la literatura erótica es un subgénero y que tiene sus expertos, desde El amante de Lady Chatterley hasta toda la colección de Tusquets de La sonrisa vertical, pero a mí siempre me ha costado mucho, ya lo había intentado en mis novelas anteriores porque yo quería un día trabajar más esa parte y ahora lo hice basándome en una imagen icónica de lo que es el mundo femenino de las pelirrojas.
¿Las pelirrojas son un objeto del deseo?
Es algo que yo todavía no me explico por qué. Tengo un amigo sociólogo que hizo un estudio sobre el tema y cuando lo estaba haciendo le pregunté la razón de que lo hiciera; me dijo que era una parte muy viva del deseo no sólo de varones sino también de mujeres, entonces pensé: “tengo que trabajar eso y ponerlo en un universo donde tenga más significado”. Pensé en una joven hermosa con un hombre mayor y un encuentro donde la pelirroja lo controla completamente.
También lee: F. G. Haghenbeck
¿Y por otro lado está el deseo de venganza?
Hay personas que están en prisión y que no alcanzan a superar ese rencor y cuando salen lo único que quieren es cobrarse las supuestas afrentas que les hicieron los policías o los militares que los llevaron a prisión. Quise trabajar esos dos sentimientos tan poderoso de los seres humanos.
¿Andar estas dos brechas del deseo te permitió una exploración más profunda a las emociones humanas?
Absolutamente. Te voy a poner un ejemplo mexicano: Pedro Páramo, está el deseo de don Pedro por Susana Sanjuan, quien jamás lo ama porque ella está segura que él asesinó a su esposo y que también tuvo que ver con el fin de su padre. Incluso el Zurdo Mendieta dice que por fin entendió lo que era Pedro Páramo: un deseo y un rencor vivo. Y creo que conseguí tejerlo en la novela; mi plan era que la parte erótica fuera corta y breve, y del otro lado quería meter al Zurdo en el universo del Siciliano y convertirlo en su principal objetivo aunque el Zurdo nunca se explica por qué.
¿Cómo te sientes hoy, cómo has vivido este año?
Mi literatura va creciendo porque en esta pandemia he podido dar muchos cursos; cuando doy un curso es como una recuperación de lo que sé sobre la literatura, de las cosas que creo y de cómo se deben hacer y también descubro nuevas cosas con los estudiantes; creo que todos vamos creciendo. Y por otro lado tengo el gen del viajero, desde niño he andado de pata de perro, pero también sé estar en casa, lo único es que tengo que estar ocupado. En estos últimos años salgo poco por mi edad y mi estado de salud, tengo que cuidarme muchísimo, hoy es el día 11 de que me pusieron la primera dosis de la vacuna y tengo que seguir cuidándome mucho. Lo que hago es leer, escribir, a veces recibo llamada de mis amigas y amigos, les hablo, participo en la vida doméstica: tengo que limpiar y cocinar y lavar platos y todo lo que tú quieras menos salir porque también Leonor ha organizado todo de tal manera que no tenemos que hacerlo. He leído más, he escrito mucho y muy continuo. Leo los libros que tienen que ver con mis columnas en EL UNIVERSAL, y otras novelas nomas porque sí, escribo prólogos, colaboro en concursos de escritores.
También lee: Mujeres que escriben del cuerpo sin esconder sus fluidos
¿Hay Zurdo para rato?
Siempre hay una historia del Zurdo, pero siempre espero a ver qué pasa con la nueva novela; creo que una saga se puede agotar cuando los lectores pierden el interés, entonces estoy muy atento a ver qué pasa con Ella entró por la ventana del baño, sí veo que sigue gustando podría ponerme a trabajar quizás en unos meses en la siguiente historia. Esta ya es la sexta, ya es una saga respetable; el Zurdo tendrá tanta vida como dice Vicente Fernández; hasta que el público deje de aplaudir.
¿Alguna pelirroja entró en tu vida?
No, nunca.
¿Ninguna chica guapa ha entrado por la ventana?
No. Nunca he sufrido ese tipo de asedios. Es la ventaja de ser un hombre normal.
Trayectoria
* Élmer Mendoza nació en Culiacán, en 1949
* Es escritor, catedrático de literatura en la Universidad Autónoma de Sinaloa y apasionado formador de novelistas y promotor de la lectura.
* Autor de El amante de Janis Joplin, Efecto Tequila, Balas de plata, La prueba del ácido, Nombre de perro, Besar al detective, Asesinato en el Parque Sinaloa y Ella entró por la ventana del baño.
* Ganador de premios como el Nacional de Literatura José Fuentes Mares; Premio Tusquets Editores de Novela; Premio Letras de Sinaloa; y Premio Negra y Criminal del Festival Tenerife Noir.
* Es miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua y del Colegio de Sinaloa. Pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte.