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Yanetaguilareluniversal.com.mx
Anaïs Nin abortó para no condenar el genio de Henry Miller; Clarice Lispector decía que no era inteligente, ni sensible, que ni leía mucho ni era una intelectual; Elena Garro fue carcomida por sus fantasmas reales y ficticios; Hannah Gadsby es la mujer rota que se ha reconstruido, y Amy Winehouse no pudo con ella y se convirtió en su propia anti heroína. Todas son mujeres que vivieron la pasión, el amor y la creación y cuyas historias forman parte del libro Raras, escrito por Brenda Ríos.
La escritora y tallerista, nacida en Acapulco, Guerrero, en 1975, quiso congregar en Raras. Ensayos sobre el amor, lo femenino, la voluntad creadora (Turner Noema), la vida y la obra de 25 mujeres que guardan en común una confrontación de su vida con su propia voluntad creadora. “Iban a ser 21 autoras, tomando en cuenta el libro de Rubén Darío que se llama Los raros, yo quería hacer mi propio catálogo, mi propio homenaje”.
La propuesta de Rubén Darío fue hacer un libro de autores que admiraba mucho; Brenda Ríos lo emuló y quiso hacer su propio recuento. “Por muy anacrónico que pueda parecer yo sí creo que todavía es importante y es fundamental que las mujeres leamos de todo, pero también nos leamos entre mujeres”, afirma.
Así creó un catálogo de 25 perspectivas, visiones y lenguajes de 25 creadoras entre las que también están Jean Rhys, Fátima Vélez, Assionara Souza, María Moreno, Xel-HA López, Verónica Bujeiro, Gloria Gervitz, Inés Arredondo, Dolores Castro, Becky G, Sharon Olds, Lucia Berlin, Anne Sexton, Carson McCullers, Emily Dickinson, Chantall Maillard, María Zambrano y Kerstin Thorvall. Escritoras y creadoras que han marcado a Ríos.
De ahí su certeza de que “Este es un libro personal”, de mucho encierro, pero también un tributo. “Me di cuenta desde hace mucho tiempo que mujeres de mi generación y más jóvenes, no leen a Anaïs Nin, que considero fundamental para entender muchísimas cosas; me parece absolutamente genial, sus diarios deben de ser considerados una belleza absoluta pero se lee muy poco; igual que Clarice, son entidades de mucha fama pero en la práctica son poco leídas”.
Ríos reconoce que hay muchas ausencias significativas, Simone de Beauvoir, Virginia Woolf que a mí me importan mucho, incluso Alejandra Pizarnik pero a ella la eliminé a propósito porque tengo un ensayo pero no lo quise incluir, ya me parecía un poco viejo mi texto. Quise hacer un diagrama personal y emotivo, es un libro que nace de muchos encuentros , de literatura y de la vida”.
Su propuesta responde a la certeza de que falta mucho por trabajar en la construcción de lo femenino, en la construcción del cuerpo, incluso en la construcción de cómo se concibe la pasión: “Yo creo que estas 25 autoras, fundamentalmente de literatura, plantean muchas preguntas que no tienen una sola respuesta; por eso era tan importante un tema tan cursi, tan maniqueo como es el amor; yo sí creo que es un tema que a estas 25 mujeres les importó y les costó mucho lidiar con él, con la idea que se tiene de sacrificarse por el amor, y no hablo del amor romántico, heteropatriarcal de cuento de hadas, sino del amor que les haya tocado: bueno, malo, violento, insuficiente. Yo digo que el amor permeó gran parte de sus vidas, incluso, ese es el life motiv de muchas de sus obras”.
Brenda Ríos asegura que una mujer del siglo XXI da por hecho cosas, por eso le interesó poner juntas a estas distintas vidas con sus creaciones y lo que significó, “muchas pasaron sin pena ni gloria y muchas se volvieron iconos pop, estandartes”.
Apuesta por rendir un homenaje pero también le gustaría que estas preguntas que no necesariamente responden las autoras, sean provocaciones para las jóvenes generaciones. Que alguien se pudiera replantear su vida con base en estas lecturas, aunque piense que tiene un matrimonio estable, que es feliz, que tiene el empleo de su vida , que tenga la familia que soñó, y que de repente como en el cuento “Amor” de Clarice Lispector, la protagonista Ana un día se replantea toda su vida a partir de una escena trivial.
“El hecho de que cualquier mujer pueda preguntarse si esa vida que lleva es lo que quiere, me parece un ejercicio ya provocador, incluso replantearse su existencia en este mundo; lo que quiero decir es que cualquier cosa que nos ayude a plantear que no somos sujetos inertes y que nos dejamos conducir por las circunstancias sólo porque están ahí, vale la pena”.