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cultura@eluniversal.com.mx
XALAPA. —En la soledad que representa la ausencia de amigos, el escritor Sergio Pitol Demeneghi se fue de este mundo en forma de cenizas. Con su traje gris y boina del mismo color, los restos del escritor, traductor y diplomático que murió el jueves fueron cremados ayer por la mañana en la funeraria Bosques del Recuerdo, donde fueron pocos los amigos cercanos que acudieron a decirle adiós.
El pleito que inició en 2009 el primo Luis Demeneghi y la sobrina Laura Demeneghi para tener la custodia de Sergio, alejó a los más cercanos y queridos amigos que evitaron confrontaciones y escándalos.
Aunque muchos quieren recordarlo como era en vida. Un Pitol con una bondad natural y un optimismo desbordado que en varias ocasiones provocó regaños de su amigo el escritor Carlos Monsiváis, recuerda el ceramista Gustavo Pérez, uno de los pocos amigos que lo fue a despedir y quien cree que la mejor forma de honrar su memoria no es con homenajes —como han propuesto muchas instancias— sino leyendo sus obras.
Laura Demeneghi, en la funeraria, señaló a la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, de jamás haberle entregado recursos por regalías y de poner en riesgo la salud de Pitol. Se lanzó contra el director de Difusión Cultural de la casa de estudios, Rodolfo Mendoza, a quien acusó de lucrar con Sergio. Y criticó la labor de las autoridades que cuidaron del autor de 2014 a 2016.
De paso anunció que prohibirá todo uso del nombre e imagen de Sergio Pitol para la Feria Internacional del Libro Universitario que organiza la UV y Rodolfo Mendoza, amigo del autor.