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abida.ventura@eluniversal.com.mx
Su trabajo ha sido descrito en todo el mundo como “el arte de la perfección” . El editor español Manuel Moleiro ha trabajado con las más importantes bibliotecas y museos de Estados Unidos y Europa; sus reproducciones bibliográficas que define como “casi originales” han llegado a manos de la familia Bush, a las de la realeza española y hasta las del Papa Juan Pablo II; son solicitadas como utilería en películas o series de televisión y han sustituido incluso a tesoros bibliográficos en exposiciones de destacados museos de Francia.
Amante de los libros y manuscritos antiguos, el editor español fundó en 1991 en Barcelona su propia editorial con la idea de reproducir tratados y códices de la Edad Media y del Renacimiento, esos tesoros que en la antigüedad pertenecieron a reyes, emperadores y que ahora siguen celosamente resguardados en bóvedas de seguridad de bibliotecas de Estados Unidos, Inglaterra o Francia. Para “democratizar” y poner a disposición de cualquiera esos tesoros que por siglos solo han estado en manos de una élite, este sello editorial retoma técnicas del pasado y las combina con la tecnología del siglo XXI para crear “clones” de esas joyas bibliográficas, un trabajo que va más allá del concepto del facsímil. “Una clonación es hacer una copia exacta del original, utilizamos los materiales exactos. Si por ejemplo los libros están encuadernado en pieles, en terciopelo o en una tela en especifico, usaríamos la misma tela, el mismo terciopelo, todas las características exactas al manuscrito o códice”, explica Moleiro en entrevista.
Libro de la Felicidad. El original se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia.
Hace unas semanas, el editor estuvo de visita en México para evaluar posibles proyectos de colaboración con instancias culturales del país, como el Museo Nacional de Antropología, con la intención de “clonar” mediante sus técnicas algún manuscrito antiguo. También busca montar una exposición para dar a conocer su trabajo en el país.
“Estoy en el capítulo de exploración. Haré un ejemplar con el Museo Nacional de Antropología , pero todavía no puedo decir cuál códice porque es una cuestión de acuerdos y se hará en conjunto con las instancias culturales. Mi intención es hacer también una gran exposición este año o el que viene, una exposición de 40 y tantas obras”, adelanta el editor. El sitio donde montará la exposición también está por definirse.
La idea, dice, es dar a conocer su trabajo en México, un país con una gran tradición bibliófila y donde su empresa ha encontrado clientes, tanto en colecciones privadas como en instituciones públicas.
Originario de Galicia,
este hombre que estudió Ciencias de la Información y que se inició en el mundo editorial desde 1977 con su sello Ebrisa, donde editó libros de arte y colaboró con uno de los más reconocidos editores de este ámbito, Franco Maria Ricci, sostiene que la paciencia y la perseverancia son las fórmulas que deben definir a un editor, principalmente en proyectos como éste, que busca hacer “casi-originales” de calidad. Explica que los textos que elige para reproducir deben ser primeras ediciones, es decir, que nunca antes hayan sido copiados o reproducidos por otro proyecto editorial o científico. Sus ediciones, precisa, son “únicas e irrepetibles”, limitadas a 987 ejemplares, numerados y certificados con un acta notarial que da fe de su exclusividad. Además, cada edición va acompañada de una publicación que reúne textos de reconocidos especialistas en el tema o libro elegido.
Libro de la Caza Gastón Fébus. Tratado sobre la caza del siglo XV, el original está resguardado en la Biblioteca Nacional de Francia
No importa el tiempo y recursos que tome cada proyecto, asevera Manuel Moleiro, quien está convencido de que el éxito de un editor está en “creer en lo que está haciendo y darle las posibilidades de que eso tenga éxito”, una convicción que ha seguido desde que se inició en el mundo editorial, como cuando a principios de 1980 se embarcó con Franco Maria Ricci en una ambiciosa colección que tuvo como título “Los signos del hombre”, que contó con textos de reconocidos autores, como Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Umberto Eco, Italo Calvino y Augusto Roa Bastos . “Ellos escribían un texto para un título determinado. Por ejemplo, en el caso del texto de Jorge Luis Borges, que fue el primero de la serie, era sobre un falso congreso del mundo y de una especie de parlamento mundial. La confección en general era muy elegante, muy bonita. Me costó mucho sacar esa colección adelante porque recuerdo que para el primer ejemplar, el de Jorge Luis Borges, puse un anuncio en El País que nos costó 13 mil 793 dólares. Y de ese anuncio tan caro, solo vendí seis ejemplares y cada ejemplar se vendía por 177 dólares, entonces, la recaudación total fue de unos 705 dólares, cualquier editor hubiera desistido de continuar con esa serie, pero yo le tenía una gran confianza, apostamos por ello y luego la edición que se limitaba a 3 mil ejemplares se vendía íntegra, pero eso fue después de varios años de insistir una y otra vez, con anuncios, con difusión”, relata.
Con su editorial Ebrisa, Manuel Moleiro también fue el primero en publicar en castellano la famosa revista de arte FMR de Franco Maria Ricci. “Él y yo llevamos una excelente relación, ahora ya no porque él está enfermo y tiene ya 81 años, pero fuimos muy amigos y colegas”, recuerda.
Después de estos proyectos fue que el editor gallego comenzó en 1991 con el sello editorial que ahora lleva su nombre. Desde entonces, la empresa con sede en Barcelona ha "clonado" diversas joyas de la Edad Media, como el Libro de la Caza de Gastón Fébus, un célebre manuscrito gótico del siglo XIV que resguarda la Biblioteca Nacional de Francia; volúmenes de medicina, alquimia, música, libros de horas, Biblias, beatos, breviarios de reyes y emperadores, como Isabel la Católica y Enrique VIII, así como cartografía de la época, entre los que destaca el Atlas Vallard (1547) cuyo original está en la Biblioteca de San Marino EU y en el que se dibujó por primera vez la costa oriental de Australia.
Atlas Vallard. Mapa de Centroamérica, donde aparece México orientado al sur.
Se trata de piezas que implican varias manos, como la colaboración de directores y conservadores de las instituciones que atesoran las obras, y una auténtica labor artesanal: “Hacemos una fotografía del original con un mínimo de 300 megas por imagen, luego vamos haciendo distintas correcciones que hacemos con el original hasta que conseguimos algo que sea exacto, igual que el original. La preparación de pergamino, por ejemplo, es la misma manera que se hacía en la Edad Media, no imprimimos directamente sobre el soporte de pergamino, sino que lo estucamos”, explica.
En cada uno de los ejemplares se reproduce incluso las imperfecciones y las huellas del tiempo: “Por ejemplo, cuando hay un agujero o una polilla de gusano, lo reproducimos por láser porque es la única forma de hacer el mismo grosor. Se trata de hacer algo que se pueda confundir con el original, es decir que nosotros podamos llevarnos el original y dejarles la copia”, bromea.
Un folio del Tractactus Herbis de 1440. El original está en la British Library de Londres.
Es así como su trabajo ha llegado a manos de personalidades como la Reina Sofía de España que cuenta con un ejemplar del Breviario de Isabel la Católica o el Rey Juan Carlos I que adquirió la Biblia de San Luis, un manuscrito del siglo XIII con más de cuatro mil ilustraciones cuyos tres tomos originales están repartidos entre la Catedral de Toledo y la Morgan Library de Nueva York. Un ejemplar de esa obra también llegó a manos del Papa Juan Pablo II. Y en 2014, otro “clon” de la Biblia de San Luis le fue solicitado por el gobierno francés para ser parte de una magna exposición que el Palais de la Cité, en París, montó en el marco de los 800 años del nacimiento del rey Luis IX de Francia.
Biblia de San Luis. Manuscrito en tres volúmenes que se reparten entre la Catedral de Toledo y la Morgan Library de Nueva York.
Para la escenografía de la película El Reino de los cielos (2005), sobre las Cruzadas en el siglo XII, Ridley Scott solicitó a editorial Moleiro una copia del Beato de Liébana, otra de las joyas que ha reproducido. Algunos de sus ejemplares también han formado parte de la utilería de series de televisión, como en la serie española dedicada a Isabel la Católica que utilizó la Biblia de San Luis y la Biblia de Toledo para escenas claves de la historia.