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Enrique Krauze cumple 70 años firme en su vocación de difundir la historia de México a grandes niveles. Historiador riguroso y promotor cultural incansable, Krauze ha divulgado nuestra historia a través de libros y biografías, pero también mediante documentales y series de televisión. Es uno de los editores y empresarios culturales más reconocido de México, maestro de generaciones de historiadores que, como él, han impulsado la biografía como un género.

Historiadores e intelectuales como Josefina Zoraida Vázquez, Christopher Domínguez, Javier Garciadiego, Guillermo Sheridan y José Manuel Villalpando reconocen y celebran su aporte como difusor de la historia de México, biógrafo de intelectuales, editor y empresario cultural desde editorial Clío, la revista Letras Libres y obras como Biografías del poder, Siglo de caudillos, Caudillos Culturales y Redentores. Ideas y poder en América Latina.

Krauze está de fiesta por sus siete décadas de vidas, quizás lo está desde el año pasado, cuando la Feria Internacional del Libro de Guadalajara le entregó el Premio al Mérito Editorial 2016. En su discurso de recepción del galardón, el historiador y editor dijo que aprendió esas labores de sus maestros: Daniel Cosío Villegas, Arnaldo Orfila, Joaquín Diez-Canedo, José Luis Martínez y Octavio Paz.

Entonces dijo: “Las pequeñas empresas editoriales que dirijo no se comparan con las suyas, ¿me sobrevivirán? No lo sé. Puse mucho empeño en llevar la Historia a un público amplio a través de las historias y biografías de Clío y a los documentales”, señaló el intelectual mexicano.

Guillermo Sheridan recuerda que leyó a Krauze antes de conocerlo y que su Caudillos culturales de la Revolución Mexicana lo acompañó en su escritura de Los Contemporáneos ayer. “En mi deseo de hacer historia desde las biografías de sus protagonistas pesó ese ejemplo. Eso fue hace montones de libros, los suyos y los míos. Tenemos hace lustros una amistad perdurable, gracias a su benevolencia, una que mi general torpeza, felizmente, nunca ha averiado. Pertenecemos a la misma generación y tuvimos maestros en común, muy exigentes, pero él siempre aprendió más y mejor. Ama a México y a los mexicanos de una manera que envidia mi cinismo clínico y comparte ese amor en libros, ideas combativas, artículos valientes sobre política o ideas, remisos al insoportable ‘medio tono mexicano’”. Y añade: “Vasconcelos llamaba en 1930 a combatir el mal del sueño que atenta contra nuestro sentido de la justicia. Enrique lucha contra ese mal sueño no sólo escribiendo, sino en empresas culturales impresas y televisivas que ayudan a despertar, críticamente, a muchísima gente”.

Otro de sus amigos, Christopher Domínguez Michael dice que la labor de Krauze es muy importante y forma parte del grupo de historiadores que encabeza Carlos María de Bustamante. “Enrique Krauze ha trabajado de acuerdo a nuestros tiempos, haciendo sus libros, la Biografía del poder, Siglo de Caudillos y tantos otros, también llevando esta historiografía a la televisión, que por desgracia pero así es, mucho más penetrante que el libro y desde luego con otros recursos que no tiene la letra impresa”.

Domínguez Michael asegura que la contribución de Krauze a la difusión de la historia de México no sólo ha sido sobre el pasado remoto, sobre la formación del caudillismo en México, sobre la biografía de nuestros caudillos de la Revolución Mexicana, sino también sobre el México contemporáneo. “La labor de Krauze es hacer historia pero hacer historia haciendo política”. También celebra su labor biográfica: “Ha sido precursora y no sólo tratando de los caudillos de la Revolución Mexicana, sino de los intelectuales del siglo XX”.

Su colega, el historiador Javier Garciadiego reconoce que es muy difícil separar sus facetas: historiador académico, empresario cultural y difusor de la historia, pues es las tres cosas al mismo tiempo. “Es empresario cultural de materiales históricos para un público más amplio, pero Enrique Krauze es un gran investigador académico que tiene libros importantísimos al respecto”.

Dice Garciadiego que Krauze no se preocupa por la educación, se ocupa y en ese sentido ha hecho una colaboración importantísima a la difusión de la historia de buena calidad entre un público muy amplio. “Destacaría cientos de programas de televisión, siempre de gran calidad, y sus libros de difusión, pienso sobre todo en su Biografía del poder, cuántos mexicanos no tienen una visión del siglo XX mexicano a partir de esos libros, y también a cuántos mexicanos los enriquecen sus programas de televisión, ya se trate de un acercamiento biográfico a tal o cual personaje, de una efeméride, proceso o barrio de la ciudad. Tiene un abanico amplísimo de temas. No es porque cumpla 70 años, no quiero hacer un regalo de su cumpleaños, pero lo que este país le debe en términos de conciencia, de información histórica, es notable”.

Para Josefina Zoraida Vázquez es un historiador serio y un gran difusor de la historia. “Don Daniel Cosío Villegas, que fue su gran maestro, decía que había que hacer unos libros para los colegas, otros libros para la enseñanza y unos más para el público en general, y yo creo que sigue siendo la tarea de todos y muchos han tratado de contribuir, pero Enrique Krauze realmente lo ha hecho en grande por las posibilidades de la televisora y por meterse en todas partes. No cabe duda que es muy buen divulgador. Hay otros que lo han intentado pero no tienen tanto éxito como él”.

José Manuel Villalpando dice que el abordaje de la historia ha cambiado e incluso ha aumentado porque la propia liberación del concepto histórico ha cambiado a partir de los años 80 del siglo XX. Afirma que desde hoy hay más libertad de escribir porque antes era muy complicado, todavía hasta la época de Luis Echeverría y José López Portillo había un veto a las editoriales que se atrevían a publicar cosas que pudieran retar el concepto de la historia oficial. “De repente se abrió eso gracias a personajes como Enrique Krauze, indudablemente, me queda muy claro“.

La cultura como empresa. Enrique Krauze dijo en la FIL Guadalajara que “un empresario cultural no es más que un catalizador de esfuerzos. El mérito editorial de Clío y Letras Libres, lo digo con sinceridad, sin formulismo, es de las personas que han trabajado en ellas”. Pero en esas empresas él ha estado a la cabeza.

Christopher Domínguez Michael asegura que esta figura del empresario cultural es relativamente nueva en la historia de México y está asociada a figuras de varios personajes aunque de manera muy importante a Krauze. “Los viejos escritores de la revista Vuelta, a la que yo entré a mis 25 años, bromeaban cuando Enrique empezó a hablar de ser un empresario cultural y de hacer de Vuelta, que después fue Letras Libres, una empresa cultural. Ellos se reían y decían ‘bueno, ya quebrará’. Pues no ha quebrado y tan no ha quebrado que ha demostrado que la cultura histórica vende y vende bien, hace ciudadanos más cultos y más libres, una cosa va con la otra”.

Javier Garciadiego resalta su faceta de empresario cultural, cuyos trabajos están directamente vinculados a su labor como difusor de la historia. “Su empresa cultural ha estado únicamente vinculada a la difusión de la historia, es una difusión a través de dos canales, la vía de la televisión y la vía de los propios libros. Además, un número enorme de jóvenes historiadores ha encontrado trabajo, experiencia y formación en esa escuela. ¿Cuántos de los que han colaborado con Krauze han hecho luego su desarrollo en la difusión de la historia? Ha sido un taller de enseñanza para muchos. Otra cosa que hay que agradecerle es el buen español con el que escribe y con una prosa atrevida”.

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