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El universo líquido y tentacular de la artista francesa Laure Prouvost, con su audaz obra entre realidad y ficción, visiones apocalípticas y estéticas, es uno de los platos fuertes de la Bienal de Venecia inaugurada este sábado.
Bajo el lema "Ojalá vivas en tiempos interesantes", esta 58ª edición de la gran muestra de arte contemporáneo tiene este año 79 artistas invitados, con la presencia de más mujeres que hombres.
La aventura visual que propone Laure Prouvost, de 41 años, cabello corto y rubio, es un viaje entre instalaciones, vídeos, performance, que capturan al espectador con palabras, imágenes, recuerdos, sensaciones, todo lo intangible.
La entrada al histórico pabellón de Francia en la zona de Jardines, que conserva la fachada de 1912, esta vez se realiza por una puerta lateral, tras recorrer un camino de tierra incómodo entre matorrales y piedras.
Nacida en Lille, en el norte de Francia y formada en Gran Bretaña donde pasó 18 años, Prouvost propone una obra multidisciplinaria, que desborda de imaginación , con el título "Vois ce bleu profond te fondre" (Mira como te derrite el azul profundo).
Tras subir a una habitación en el segundo piso, que parece estar sumergida por el agua, el visitante camina por una suerte de mar donde flotan pulpos, restos de celulares, huevos rotos, bolsas de plástico, palomas vivas y medusas muertas.
La artista se inspira en Venecia, la ciudad de los canales, flotante, indefinible, sin tiempo e imposible de colocarla como moderna e industrializada.
La ganadora del premio Turner 2013
estimula con su obra todos los sentidos, los conocidos y los extraños, y en otra sala proyecta una película, un viaje por carretera desde Croix (en Francia) hasta Venecia, durante el cual grabó a personas de diferentes edades y etnias, entre ellos magos, músicos y bailarines.
Foto: Tiziana FABI / AFP
En la tercera sala, dos actores realizan movimientos corporales, se envuelven en telas transparentes , danzan, aparecen de repente y juegan con el público y con los reflejos azules de una lámpara de vidrio veneciano.
Escenas oníricas que le permiten mezclar lo imaginario con lo real, jugar con diferentes lenguajes y personajes e involucrar al visitante.
"Es una obra que hay que vivir. Es directa, es física", explica la artista en una charla con la AFP.
"Es un viaje del inconsciente, pero también físico, habla de dónde se viene y para dónde se va", asegura con tono tímido y elegancia natural.
"Cada personaje es un tentáculo. Ese es el corazón de la obra", añade.
Reconocida a nivel internacional, Prouvost ha realizado importantes exposiciones en Miami, Los Ángeles, Estambul, Lucerna, Milán, Pekín, Múnich, Nueva York y Ciudad de México, entre otras.
En junio el Palais de Tokyo en París le dedicará una exposición titulada "Ring, Sing and Drink for Trespassing", otro desafío para su fértil creatividad.
akc