(Navajoa, Sonora, 1963) le hace honor al significado de la palabra yoreme: “quiere decir quien respeta la tradición, quien respeta el medio en que vive, la naturaleza, quien respeta todo lo que nos rodea, los elementos que forman parte de nuestra cultura, de nuestra vida comunitaria, de nuestra vida ceremonial. En sí es un la palabra yoreme”, explica el que se ha dedicado a preservar y difundir la y ahora es reconocido con el , en la categoría de Artes y Tradiciones populares.

“Estoy sorprendido, aprecio que me hayan tomado en cuenta, pero antes que nada quiero agradecer a mi gente, a ellos les debo todo mi trabajo, que hemos hecho juntos en comunidad, también va para ellos. No me imaginé que fuera a llegar tanto”, dice Vázquez en entrevista con.

Fue a los 18 años cuando inició su carrera de promotor cultural en un curso impartido por la Dirección General de Culturas Populares. Fue uno intensivo, donde convivió con personas de otros pueblos indígenas, que se impartió muy lejos de casa, pues viajó hasta Toluca, pero la experiencia lo valió, porque lo describe como un curso que le abrió los ojos y marcó el trayecto de su carrera: fundó el Centro de Cultura “Blas Mazo” e impulsó la creación del Centro de Cultura Mayo “Francisco Mumulmea Zazueta”, ha recopilado y transcrito material documental, como el cancionero popular en lengua mayo, y se ha convertido en figura clave para la preservación de la cultura yoreme.

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Antolín Vázquez trabaja con miembros de su comunidad para difundir danzas, cantos y rituales ceremoniales de su cultura. Foto: Antolín Vázquez
Antolín Vázquez trabaja con miembros de su comunidad para difundir danzas, cantos y rituales ceremoniales de su cultura. Foto: Antolín Vázquez

¿Cómo supo que quería ser promotor de la cultura mayo?

Era parte de mí, pero llega un momento en el que me ofrecen participar en un curso para promotores culturales indígenas que hacía la Dirección General de Cultura Popular, el Gobierno del Estado de México y la Dirección General de Educación Indígena que se iba a llevar a cabo en Toluca. No me ofrecían trabajo, nada, solamente educación. Fue un curso que me abrió mucho los ojos, siempre he dicho que es el mejor curso que he tenido, era bastante intensivo y fue bonito tener esa experiencia.

¿Qué hizo a su regreso?

Tuve que hacer una reunión comunitaria donde les expliqué a qué fui al curso y todo lo que aprendí para fortalecer la cultura de la comunidad. Sobre todo, las personas mayores fueron las que me dijeron que debíamos hacer algunas gestiones para seguir siendo yoremes, este grupo que pertenecemos a la etnia mayo. Había varios elementos en riesgo de desaparecer, pero nunca nos sentamos a reflexionar cómo dejar referencia a futuras generaciones. Me di a la tarea de investigar una de las danzas que perdió la comunidad, la de Wikit Öla, o también conocida como la danza del pájaro viejo, que se perdió alrededor de 1925, 1926. Organizamos un encuentro de tradición oral y todos los señores recordaron los pasos, algunos cantos, cómo se llamaba el último danzante de la comunidad…

Y tras rescatarla, ¿ya se baila de nuevo?

Esto fue por 1984. Se practicó una temporada en algunas ceremonias, pero creo que faltó más participación comunitaria. No se pudo rescatar totalmente, pero al menos tenemos esta parte de la divulgación de que existió la danza y cómo fue y a qué se dedicaba, que originalmente se dedicaba a la agricultura, a la siembra. Las danzas que siguen vivas son las que se practican en la vida ceremonial, como la danza del pascual y la del venado, que siempre han estado latentes.

Es muy complejo porque tiene que dedicarle tiempo, recursos económicos, de gasto físico, pero la sensación, después de haber cumplido con esto, es algo inexplicable para nuestra comunidad.

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Ahora que menciona la participación, ¿a los jóvenes de la comunidad les interesa el rescate de sus tradiciones?

Sí. Muchos de los señores mayores que participaron ya murieron, tenemos pura gente joven ya que está viviendo los elementos de nuestra cultura de manera ya contemporánea, con otra manera de pensar. Yo siempre he dicho que la religiosidad es un elemento muy fuerte dentro de nuestras comunidades mayo porque lleva todos los elementos que componen nuestra cultura: la lengua, la danza, la medicina. Estamos atravesando por una situación muy fuerte de desplazamiento lingüístico en nuestras comunidades, pero dentro de la religiosidad, ahí se conserva bastante en ese sentido. Vemos que muchos jóvenes se están interesando por danzar, por ser cantores, por ser músicos tradicionales, algo que creíamos se estaba terminando, pero lo esencial se está fortaleciendo.

¿A qué se refiere con desplazamiento lingüístico?

Ya muchos niños y jóvenes están dejando de hablar su lengua porque hemos tenido mucha relación con la población no indígena, hay muchas familias que se asentaron por acá. La educación no es bilingüe, sólo en español. Desde la infancia de mis padres se castigaba por hablar su lengua. ¿Por qué muchos se resistieron a enseñarle la lengua a sus hijos? Por el maltrato, el racismo que vivieron. Y hay otros elementos, vinieron los medios de comunicación masivos. La lengua mayo es un idioma amenazado de muerte. Yo ya no estoy como promotor cultural institucional, pero estoy siendo promotor cultural nato de la comunidad, voy a seguir en lo mismo, buscando maneras de seguir apoyando elementos que nos dan esa fortaleza y esa identidad como pueblo. Es una pérdida que se está viviendo, y yo creo que no es nada más en la comunidad, sino en el resto de comunidades indígenas. Las lenguas indígenas se están desplazando muy fuerte.

Se da cuenta de que somos alrededor de 60 mil mayos en la región, pero siento que solamente 25% o 30% hablan el mayo, nada más. Los jóvenes y niños lo entienden, pero no pueden tener una conversación fluida, sino nada más dicen palabras sueltas. Muchos ya no sienten el canto como lo sentían los padres, como todavía lo sentimos algunos que nos transportamos a través de la lengua y nos imaginamos viviendo en el mundo yoreme todavía.

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Lo único que nos ha mantenido unidos como un pueblo que lleva sus tradiciones es a través de este elemento de la religión, que también viene siendo una mezcla de las dos culturas, la que teníamos de nuestros antepasados y el catolicismo que tuvimos por la Conquista.

¿A qué nos arriesgamos como país si permitimos la extinción de la lengua yoreme?

Yo creo que se perdería una lengua muy importante aquí en el noroeste de México y se perdería mucho conocimiento que guarda la lengua en las comunidades, porque no es lo mismo decirlo en español que decirlo en lengua, porque te da otra dimensión, queda un hueco, queda un vacío dentro de nuestra vida comunitaria, dentro de nuestra vida ceremonial, dentro de todo un grupo indígena que pierde parte de su raíz esencial como es la lengua.

¿Qué le falta hacer tanto a la sociedad como a las autoridades locales y nacionales para evitar su desaparición?

Yo creo que ocupamos realmente hablarlo con la comunidad, pero pues sí, también necesitamos que incluso las instancias de gobierno que están dentro de nuestras comunidades se aboquen realmente al problema con mayor fortaleza, con mayor interés y que la comunidad realmente tenga esa manera de fortalecer este elemento tan importante. Era la comunicación de nuestros antepasados, de nuestros abuelos, de nuestros padres y necesitamos buscar realmente y encontrar alternativas de apoyo, de fortalecimiento.

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¿Cree que este reconocimiento para usted ayude a dar más visibilidad?

Yo creo que sí, que sí vamos a poder hacer algo más formal también con las comunidades, es algo que estamos muy esperanzados en trabajar más.

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