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Entre leyendas, las ruinas de un cuartel español y la exuberante naturaleza de las ceibas, la huella de la épica de Hernán Cortés permanece en La Antigua, el pueblito al que hace 500 años arribó con sus naves en la expedición que culminó con la conquista del Imperio azteca.
A 500 años de su desembarco en México, que se conmemora este 22 de abril, las huellas de Cortés perduran en esta pequeña población del estado de Veracruz , donde estableció el ayuntamiento de la Villa Rica de la Vera Cruz, el primero de la América Continental.
Tras su llegada al islote de Ulúa, en lo que hoy es el actual puerto de Veracruz, la expedición de Cortés prosiguió hasta adentrarse por el río Huitzilapan (de los colibríes) hasta atracar sus naves frente a una gran ceiba en el poblado prehispánico de Huitzilapa.
"Estamos frente a la ceiba donde Cortés amarró sus embarcaciones cuando llegó en abril de 1519", señala Calixto Landa Romero, un lanchero de La Antigua de 65 años de edad que relata a Efe el desembarco tal y como se lo contaron sus padres, que a su vez lo escucharon de sus abuelos.
La ceiba, un milenario árbol de ramas acostadas que se extienden por más de 20 metros, se localiza a unos 50 metros del río Huitzilapan, aunque Calixto Landa asegura a Efe que en tiempos de Cortés llegaba hasta aquí la orilla del río.
"Aquí donde está la ceiba pasaba el río, con el paso de los años, el río se retiró porque se abrieron canales de riego locales y todo eso afectó el curso", cuenta el lanchero.
Y fue aquí, entre las ceibas exuberantes y el río, que surgió la primera villa española en México, donde en 1523 se construyó la "Casa de Cortes", una fortaleza que funcionó como cuartel, almacén y como aduana y que hoy es una de las joyas arqueológicas de la ciudad.
La casa de Cortés se construyó cuatro años después de la llegada del conquistador a esta comunidad, entre los años de 1523 y 1524, cuando ya se había tomado la decisión de establecer en este lugar el ayuntamiento de Vera Cruz.
Históricamente, Cortés funda el ayuntamiento en 1519 en Playa de la Villa Rica, aunque en 1523 se establece en La Antigua por cuestiones económicas y de protección del clima hasta que en 1600 se mueve a su posición actual, frente a San Juan de Ulua.
La fortaleza Casa de Cortés se encuentra prácticamente en ruinas y en una curiosa simbiosis con la naturaleza que conserva cuatro de las 22 habitaciones que originalmente la formaban. Su horno de pan es la construcción mejor conservada de la fortaleza.
Sus muros y puertas permanecen invadidos por cientos de raíces del grandes árboles de Amate, de la que se extraían el papel amate que era usado por los antiguos prehispánicos para escribir sus códices.
En sus paredes todavía se observan tanto los corales usados en su construcción como los colores que se obtenían de algunos vegetales y el rojo intenso que los prehispánicos sacaban del insecto grana cochinilla.
A unos cuantos metros de las ruinas de la Casa de Cortés, un globo terráqueo de unos tres metros de diámetro colocado recientemente, remarca la ruta del conquistador por la costa mexicana.
Aunque oficialmente Cortés nunca habitó la casa, la construcción más vieja de las que se le atribuyen al conquistador en México.
"Está el Palacio de Cortés en Cuernavaca (estado de Morelos), la casa de La Malinche en Coyoacán (Ciudad de México) que son posteriores a esta construcción", relata Moisés, un joven de 18 años que ofrece a los visitantes contar la historia de esta vieja construcción.
A poca distancia, el conquistador hizo levantar una ermita que está considerada como el primer templo católico de la América continental q ue en la actualidad ha sido remozada y pintada de blanco en preparación para la celebración de los 500 años.
Punto de partida de la evangelización de México y de la cristiandad en el continente americano, llevó el nombre de Capilla de Santiago Apóstol, después el de Ermita del Cristo del Calvario y actualmente Ermita del Rosario.
akc