La Universidad Nacional Autónoma de México me ha cobijado —como a muchos de nosotros— y me ha enseñado a conducirme con ética y valores. Uno de los momentos más emotivos de mi vida fue cuando obtuve mi carta de ingreso a la Escuela Nacional Preparatoria. De igual manera, sentí su llamado, primero como estudiante, al recibir con esmero la educación para mi formación en los niveles de licenciatura, maestría y doctorado, y luego, cuando guió mi talento como profesionista.

La preparación recibida en sus aulas despertó en mí la consciencia, por lo que pude enfocar mi esfuerzo como académica en esta Máxima Casa de Estudios, primero cinco años en el Instituto de Geofísica y después 35 en la Facultad de Contaduría y Administración, donde he podido apoyar con la revisión de programas de estudio y de asignatura, exámenes de grado, tutorías y asesorías, así como proyectos acerca de problemas administrativos, sociales y sostenibles detectados y que requieren soluciones. Concuerdo en lo sentimental con su lema: “Por mi raza hablará el espíritu”, y con ese legado de paz y misión de servir a los demás.

Por otro lado, la UNAM me ha brindado la oportunidad de conocer amigos y compañeros que con la convivencia diaria se han vuelto parte de mi gran familia. Puedo decir que amo preparar y formar al estudiantado de cualquier nivel académico, ya sea licenciatura o posgrado; investigar, ya que sé que los resultados serán para beneficio de alguien; y participar en los métodos de caso internacionales y en los artículos para la revista Emprendedores al Servicio de la Pequeña y Mediana Empresa de la FCA, pues así he podido saber de familias que tienen una Pyme, y a través de ella pude, en su momento, colaborar para la mejora de estos negocios.

Me siento muy orgullosa de pertenecer a esta gran comunidad, mi Universidad, mi casa. Trabajar y vivir en sus aulas de estudio me motiva y entusiasma para transmitir ese saber que es la base de su edificación. Por eso, hoy, con una palabra corta pero inmensa, digo: gracias, UNAM, por sembrar conocimiento, por guiar con pasión y por inspirar cada día.

Fundación UNAM reconoce el esfuerzo de las y los profesores y reafirma el compromiso de su labor porque transforma no sólo vidas, sino también el porvenir de nuestra Máxima Casa de Estudios y de nuestra nación. Agradezco de forma considerable el empeño que constantemente realiza para que muchos jóvenes puedan terminar sus estudios de licenciatura y aspiren a un mejor futuro profesional. Su esmero y dedicación contribuyen para que esta Universidad sea la mejor del país y una de las mejores del mundo. Gracias, Fundación UNAM, por el trabajo que desempeñas.

Jefa del Departamento de Nombramientos de Carrera de la Facultad de Contaduría y Administración

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