Es brillante e inalterable. La obsidiana se origina a través del enfriamiento rápido y brusco de la lava volcánica rica en sílice y su composición química no cambia con el tiempo. El enfriamiento que sufre es tan veloz que los átomos no pueden organizarse en una estructura cristalina, lo que da como resultado una masa vítrea y amorfa.
La obsidiana se convirtió en un material básico para las sociedades prehispánicas, que la utilizaban de igual forma para fabricar herramientas utilitarias que de carácter ritual. Su característica de material cortable la convirtió en la materia prima ideal para la elaboración de artefactos punzocortantes, como cuchillos, navajas, puntas de proyectil y hachas. Es así que en el mundo prehispánico, la obsidiana era utilizada para crear herramientas de corte y armas; así como materia prima ideal para la elaboración de objetos de ornato, esculturas y espejos, pero también como el corazón de objetos rituales.
Los estudios geológicos del material la caracterizan con lo que se conoce como fractura concoidal que tiene superficies curvadas y lisas, similares a las internas de una concha. Esta propiedad es la que la hace ideal para crear herramientas afiladas y permite a los arqueólogos rastrear el origen de los materiales mediante análisis de su composición química. Posee un alto contenido alto de sílice, alrededor del 70%-75%, y suele ser de color oscuro, de negro a gris, pero también pueden encontrarse materiales rojizos, pardos, verdes, amarillos, e incluso, aunque en muy pocas ocasiones, transparentes.
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Su composición le brinda rasgos particulares que revelan el suceso volcánico específico de donde fue gestada, por lo que suele compararse con la huella digital de cada ser humano, es decir, su composición es única e irrepetible. El análisis de un objeto de obsidiana, proveniente de un sitio arqueológico en específico, genera “una huella digital” comparable con muestras de yacimientos conocidos. Este tipo de trabajo brinda la posibilidad de conocer de dónde proviene esa obsidiana y hasta deducir las redes políticas y comerciales de esos grupos en el mundo prehispánico.
El universo mexica
Recientemente se realizó un ambicioso estudio sobre el origen de la obsidiana en la cultura mexica. El proyecto fue resultado de una colaboración entre el Proyecto Templo Mayor (PTM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, Estados Unidos. El análisis de 788 objetos de obsidiana, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, una de las revistas científicas más prestigiadas del mundo, muestra que los mexicas tenían más interacciones comerciales de lo que se pensaba.
Los artefactos de obsidiana extraídos de contextos rituales y no rituales fueron datados entre 1375 y 1520. La obsidiana analizada en estos objetos corresponde a ocho lugares de distinta procedencia: Sierra de Pachuca, Tulancingo y Zacualtipán (Hidalgo), Otumba (Estado de México), Paredón (Puebla), Ucareo (Michoacán), El Paraíso (Querétaro) y Pico de Orizaba (Veracruz). Aunque los objetos procedían principalmente de la Sierra de Pachuca, el estudio consigna que el material aumentó su diversidad conforme creció el poder de Tenochtitlan.
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La cadena de volcanes que constituye y atraviesa a México de costa a costa (desde el estado de Nayarit hasta el de Veracruz) se formó en la era cuaternaria y la formación consta en la actualidad de varios kilómetros de yacimientos volcánicos que trazan también las rutas de interacciones políticas y comerciales de los mexicas.
La investigación que terminó este mes, duró dos años en concretarse y consistió en la lectura de las muestras arqueológicas con un equipo de fluorescencia de rayos X portátil de la Universidad de Tulane. Esta es una técnica no invasiva muy efectiva que ayuda a determinar la composición geoquímica de los objetos mediante la emisión de rayos que interactúan con los átomos de la obsidiana para revelar su origen. Después, se analizaron muestras geológicas de distintos yacimientos como referencias y finalmente se realizó un análisis estadístico de la composición de los materiales.
Los resultados le dieron a los investigadores varios elementos para confirmar y relacionar hipótesis previas. Una de las contribuciones más importantes del estudio es que coexistían dos sistemas en el Estado mexica. Por una parte, administraba la explotación y distribución de la obsidiana; pero además la movía dinámicamente en los sistemas de mercado, evidenciando su influencia comercial y política con otros grupos.
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Se incluyen en el conjunto de objetos identificados, obsidiana de fuera de los límites del imperio mexica, como Ucareo, la fuente utilizada por los Purépechas (Tarascos), lo que implica que esta materia prima se movió dentro de diferentes sistemas comerciales entre entidades políticas rivales. Este estudio explora el uso de la obsidiana en Tenochtitlan de 1375-1520 d. C. y se considera en diferentes investigaciones previas que los mexicas sometieron a más de 360 pueblos en un periodo de alrededor de 200 años.
Se piensa que la mayoría de los habitantes consumían todo tipo de obsidiana para objetos de uso cotidiano, pero las élites y los especialistas en rituales preferían la obsidiana verde proveniente de Hidalgo para elaborar objetos de carga simbólica debido a su color único.
El color verde de la obsidiana de Hidalgo, específicamente de lugares la Sierra de las Navajas, se debe a la presencia de trazas de hierro y, posiblemente, de cromo. Este color, a menudo con tonalidades doradas, es distintivo de la obsidiana de esa región y se convirtió en una de las fuentes de obsidiana de mayor calidad en Mesoamérica. Por reportes geológicos previos también se sabe que las burbujas de gas atrapadas dentro de la obsidiana pueden realzar el color y crear efectos de iridiscencia, que le conferirían algunos matices dorados a los tonos verdosos de la obsidiana de esta región. En su apogeo, se piensa que el imperio mexica se extendió por un área de alrededor de 135 mil kilómetros cuadrados en Mesoamérica.
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Pasado, ciencia y destino
Los estudios sobre la obsidiana en poblaciones prehispánicas han sido un tema recurrente y el aprovechamiento de nuevas técnicas de datación han sido claves en este proceso, por ejemplo el desarrollo de la aplicación de las técnicas nucleares en México se inició en los años 90 en diferentes instituciones, entre las que se encuentra el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), donde también se han realizado importantes estudios sobre la importancia de la obsidiana en las civilizaciones prehispánicas.
El grupo de arqueometría cuenta con una base de datos de los yacimientos más explotados en la época prehispánica.
Según el libro Estudio arqueológico de la obsidiana en Guatemala, publicado hace un año, la obsidiana, junto al jade, se posicionó como una de las piedras más importantes para las sociedades prehispánicas. Además de las herramientas que provee la tecnología para penetrar en el pasado, la obsidiana se ha convertido en el centro de interpretación de múltiples proyectos científicos.
Desde hace casi tres siglos, este material se convertiría en un preciado objeto de debate entre vulcanólogos y geólogos europeos e hispanoamericanos en sus interpretaciones acerca del papel de los volcanes en el génesis y devenir físico de la Tierra. Gracias a las expediciones de Alexander von Humboldt se enciende el interés geológico por el análisis de la obsidiana para contraponer las observaciones de los volcanes americanos con los europeos.
Precisamente en un estudio de la Universidad de Guadalajara sobre volcanes americanos y europeos se explica cómo durante el siglo XVIII nuestro continente aportó muchas herramientas para el debate litológico, con implicaciones para la Geología, pues se puso en contacto el conocimiento clásico y el desarrollo de los volcanes de Italia con dos zonas de transición (Islandia y Canarias) y con áreas del sur y el norte de América. De esta forma la obsidiana se convirtió en un nuevo eslabón, entre otros materiales geológicos, para un mejor entendimiento de las dinámicas naturales de la Tierra.
La obsidiana sigue estando presente en diversos estudios científicos para rastrear el pasado, pero también para revitalizar el presente, por ejemplo, en nuestro país se encuentran algunos proyectos para utilizar nuevamente el material en la elaboración de nuevos productos en zonas aún ricas en yacimientos locales, como Hidalgo.
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La Historia Natural escrita por Plinio, muestra las referencias más antiguas sobre este material llamado Lapis obsidianus y descubierto en Etiopía por Obsidius. Es así que la obsidiana, el material ígneo, conocido también como vidrio volcánico que se forma debido al rápido enfriamiento de la lava viscosa félsica se ha convertido en una de las voces más certeras para unir el pasado con el presente.
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