Desde Santa Fe, Nuevo México, el director de orquesta Iván López-Reynoso, trabaja en los últimos días de ensayo de "La bohème", de Giacomo Puccini, que estrenará el 27 de junio. "La Ópera de Santa Fe es un teatro en el que me encontré maravillosamente bien trabajando en 2022, que fue mi debut con "El barbero de Sevilla". A raíz de esa colaboración tan satisfactoria fue que me invitaron a volver este año para dirigir una nueva producción de "La bohème" que tendrá 11 funciones, así es que me encontraré todo el verano de 2025 en Santa Fe haciendo esta maravillosa ópera".
López-Reynoso, quien hasta septiembre de 2024 fue el director titular de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, habla, en entrevista, sobre su agenda internacional, el poder de la música como lenguaje universal en tiempos políticos álgidos y su reciente nombramiento como director principal de la Ópera de Atlanta, título que equivale a ser el responsable musical de la casa de ópera en los próximos tres años.
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P. ¿Puede hablarme de su próximo debut con la Deutsche Oper Berlin?
R. La Deutsche Oper Berlin es uno de los teatros icónicos del mundo, una ópera referente en el panorama internacional, un teatro con una trayectoria increíble y prestigio incuestionable. Este debut próximo con ellos es uno de los grandes privilegios de mi carrera. Estoy ilusionado con un título que, además, se interpreta poco: la "Francesca da Rimini", de Riccardo Zandonai, título crucial para la literatura operística por el vínculo profundo que tiene con el "Inferno", de Dante Alighieri. Estoy ilusionado con este próximo debut que será en el otoño (24 y 31 de octubre, y 14 de noviembre) en uno de los teatros de mayor referencia mundial por la gran vanguardia en sus propuestas de programación y los grandes nombres normalmente programados ahí.
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P. ¿Qué sigue en su carrera para los siguientes meses?
R. A finales de agosto, estaré una semana en México, con la Camerata de Coahuila. Es una orquesta hermosa, entregada y con disciplina. Tengo muchas ganas de conocerla porque la he escuchado en vivo, pero nunca la he dirigido. Trabajar con ella, por primera vez, es una ilusión inmensa .A partir de septiembre, voy a estar en Europa tres meses con tres compromisos; dos de ellos en España. El primero es "Don Giovanni", de W. A. Mozart, en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, a principios de octubre. Esto es particularmente significativo porque el "Don Giovanni", que está inspirado en el famosísimo "Don Juan Tenorio", de José Zorrilla, se lleva a cabo en Sevilla. Vamos a representar una ópera en la ciudad en la cual está inspirada. Para mí es especial volver a este teatro donde debuté en 2020 y que, en esta ocasión, ha significado un reencuentro con un elenco de primerísimo nivel. De ahí me voy a Berlín para lo que contaba de la Deutsche Oper y, a finales de noviembre, estaré en Madrid en uno de los teatros que más quiero: el Teatro de la Zarzuela, donde haré 10 funciones de una ópera cómica que tiene muchos años sin representarse —es un rescate— y se llama "El potosí submarino", especie de farsa un poco irónica, sarcástica, de un compositor crucial para la historia de la música española: Emilio Arrieta. En diciembre me va a tocar cerrar el año con conciertos sinfónicos. La primera semana voy a estar con la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, un grupo que conozco desde hace mucho tiempo, pero que recién, el año pasado, dirigí por primera vez. Así que esta va a ser la segunda vez que los dirija, el 4 y 7 de diciembre en la Ciudad de México. Lo último que tengo este año es el 11 y 12 de diciembre con la Sinfónica de Bilbao, una de las más importantes de España y con la que trabajaré un programa centrado en dos compositores cruciales para la famosa transición entre el clasicismo y el romanticismo: Beethoven y Schubert. Ha sido un año vertiginoso e intenso que cerrará a lo grande con todas estas presentaciones.
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P. ¿Qué representa el nombramiento como director de la Ópera de Atlanta durante los próximos tres años?
R. Es una gran responsabilidad, uno de los privilegios más importantes de mi carrera. Una responsabilidad que asumo con gran compromiso, responsabilidad y profunda emoción. Este nombramiento surge después de la primera colaboración que tuve con la Ópera de Atlanta en febrero y marzo de este año, con la que debuté haciendo el Macbeth, de Giuseppe Verdi. Era el primer contacto que teníamos, pero hubo una energía y una química especiales. Me entendí bien con el teatro, con la orquesta y con el coro; fue recíproco. A partir de ese momento empezamos las pláticas para esta nueva responsabilidad, este encargo por los próximo tres años. Empezaré después del verano. Es un parteaguas en mi agenda. La temporada de la Ópera de Atlanta se maneja como se manejan la gran mayoría de las temporadas de los teatros de ópera; es decir, abarcan de la segunda mitad de un año al primer semestre del siguiente. Es decir, las temporadas son normalmente de septiembre-octubre a mayo-junio. Y mi primera temporada, como su director principal, comienza ahora en septiembre. Es una temporada que tiene varios títulos importantes del repertorio universal: "La traviata", de Giuseppe Verdi; "Las bodas de Fígaro", de Wolfgang Amadeus Mozart; "El ocaso de los dioses", de Richard Wagner; "El violinista en el tejado", de Jerry Bock; "La Bella y la Bestia" de Philip Glass, y "Turandot", de Giacomo Puccini, que es el título que dirigiré como mi primera presentación como su director principal. Es una temporada que va a abarcar de septiembre de este año a junio del año próximo. Con estos títulos, como puede verse, es una temporada versátil, completa, que va desde Mozart hasta Philip Glass; es decir, una temporada que abarca muchos siglos de historia. Esa es justo una de las apuestas de la Ópera de Atlanta, un teatro de referencia por sus propuestas de programación y la gran calidad de sus producciones.
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P. ¿Qué representa para usted "Turandot"?
R. Turandot es una de las óperas icónicas del repertorio, una de esas partituras que se han vuelto queridas, famosas y esperadas, específicamente por el aria del tenor, el famosísimo "Nessun dorma", que es una referencia de la ópera, hecha famosa, específicamente, por Luciano Pavarotti, a quien quizá todos tenemos en la mente cuando escuchamos el aria. Esta ópera, además, va a tener la peculiaridad de que la presentaremos el 25 de abril de 2026, exactamente 100 años después de su estreno, que fue el 25 de abril de 1926. Como quien dice, vamos a cantarle "Las mañanitas" a "Turandot" por su primer siglo de vida con el estreno de una nueva producción que tiene un elenco de ensueño: Angela Meade, Piero Pretti y Juliana Grigoryan, que son tres de los cantantes más solicitados y exitosos del momento. Es la primera vez que voy a dirigir "Turandot", de Puccini. Una ópera icónica, de referencia en el repertorio italiano. De una manera muy personal, también, es una ópera que me vincula con los inicios de mi acercamiento a la música porque fue la primera ópera que vi en vivo en el Palacio de Bellas Artes, cuando yo tenía apenas 14 años. Por ende, es un sueño hecho realidad. No puedo esperar un mejor estreno como director principal en la Ópera de Atlanta.
P. No es ningún secreto la situación tan difícil de la comunidad mexicana y latinoamericana en Estados Unidos en este momento, ¿qué perspectiva tiene al respecto?
R. Lo que puedo decir es que la cultura no tiene nacionalidad. La cultura es un lenguaje universal, sobre todo la música, que es el gran lenguaje universal de todos los tiempos. En estos momentos tan álgidos, tan tensos y con tanto conflicto alrededor del mundo, seamos mexicanos, venezolanos, brasileños, españoles, italianos o alemanes, el lenguaje que nos une siempre será el arte y la música. Para mí, como mexicano, representar a mi país dentro y fuera de sus fronteras ha sido y seguirá siendo siempre una profunda responsabilidad, sobre todo en estos tiempos tan complicados.