Sobre el escenario, Diana y Bernardo, los protagonistas, juegan a que viven en el año 2123 y son los últimos seres humanos que quedan con vida en la Tierra. Pero jugar al Apocalipsis puede tener consecuencias profundas: llevar su relación, por ejemplo, a un espejo que les permita ver lo que estuvo oculto para ellos mismos.
Diana y Bernardo, además, son interpretados por los actores Diana Sedano y Bernardo Gamboa. Sus nombres no son una coincidencia, sino que tienen que ver con la propuesta del escritor Sergio López Vigueras y el director David Psalmon, que tiene que ver con "la inexistencia del personaje y que se inspirada en las ideas del filósofo francés Emmanuel Lévinas", cuenta, en entrevista, Gamboa.
Foto: Pili Pala, cortesía
El hecho de que los nombres permanezcan, abunda, es universalizar y particularizar la historia, aunque suene paradójico. "Si yo soy Bernardo seguiré siendo Bernardo, y de esa persona, con la persona puesta en primer plano, es posible jugar el juego del otro, el juego de la ética y el juego de preguntarse si tiene sentido que la existencia de la humanidad siga".
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Pero la obra, precisa, no es un discurso filosófico y distante expuesto desde el teatro. Al contrario, es una versión lúdica de una serie de reflexiones: "El reto de López Vigueras fue crear esta pieza a partir de la pregunta sobre la ética. La idea es que la filosofía esté en las venas de la obra y no desde un ejercicio intelectual y vacío".
Para desarrollar esta reflexión, los personajes, los actores, Diana y Bernardo, se presentan y se dirigen al público: Llegó la hora de jugar algo que el público va a presencia y que le va a permitir enfrentarse a ciertas preguntas de orden filosófico. Que el espectador acompañe a todos los que hacen posible la puesta en escena de "La luz del Otro" para encontrar las respuestas, dice el actor y detalla que le recuerda a los escenarios hipotéticos en los que un hombre en una isla desierta debe elegir tres objetos esenciales para sobrevivir o quizá tres libros que lo acompañen durante lo que le queda de vida.
"Vamos a jugar a que somos el único habitante del planeta. ¿Qué pasa en nuestras psicologías y emociones si jugamos así desde la ficción? ¿Cuáles son las respuestas y preguntas que van a surgir de ese juego?"
Foto: Pili Pala, cortesía
Con estas preguntas y no con la representación literal del fin del mundo, se catapulta la reflexión. "A partir de ellas imaginamos las consecuencias existenciales, filosóficas y vitales. Ese es el juego".
El dispositivo escénico también participa de este juego porque sitúa a los actores en el teatro y permite imaginar qué significa ser el último ser humano del planeta. "La idea es recordar que tampoco estamos tan lejos de ese tiempo. No es que mi imaginación esté enferma, creo que es posible deducir que en tal año estaremos ya muy cerca del apocalipsis.
Una imagen, una alegoría cercana a Chernóbil, podría detonarse el pensar en ciertas cosas". Un juego en el que no sólo participan el público y los actores, sino que los iluminadores, músicos y cualquier persona cuyo rostro no es visible en el escenario, pero permite la magia del teatro, se adentre en este juego del fin del mundo.
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"¿Qué sentido tienen ciertas relaciones que van llenando, a su vez, de pequeños sentidos la vida, que la van llenando de alegrías y tristezas? Mientras hayan existido las grandes masacres que ha hecho la humanidad o que el capitalismo avasallante siga avanzando, es necesario parar la vida cotidiana y reflexionar. Allí es donde aparece la filosofía de Lévinas: ¿qué es el otro?, ¿qué es la ética?"
Por último el actor afirma que la filosofía muchas veces es rechazada porque no se enseña como algo que excita la vida y le da belleza, y que el sentido de la obra es justo romper un poco esa forma de ver las cosas.
"La luz del Otro" es una propuesta del Colectivo TeatroSinParedes y se presentará del 30 de marzo al 7 de mayo en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte), los jueves y viernes, a las 20:00 horas; sábados, a las 19:00 horas, y domingos, a las 18:00 horas, salvo el 6 y 7 de abril.
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melc