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Dar no sólo precede a recibir;
es la razón de recibir.
Es al dar que recibimos.
Israelmore Ayivor
Me complace felicitar a la Fundación UNAM por sus 32 años ininterrumpidos de labor para apoyar económicamente, en el ámbito universitario y desde múltiples enfoques, a la práctica de la docencia, la investigación y la difusión cultural.
La Fundación ha ejercido su autoridad en función de la procuración de fondos económicos, para que miles de alumnos inmersos en un entorno familiar de vulnerabilidad se beneficien y se dediquen de tiempo completo a sus estudios.
Esta asociación civil sin fines de lucro es una organización benéfica de invaluable valor que promueve, desde su original perspectiva, la equidad social en su propia comunidad, creando condiciones justas en busca de igualdad para que todos los estudiantes reciban recursos extraordinarios y oportunidades que permitan su máximo potencial, y su propia condición socioeconómica no determine sus resultados académicos.
Esta noble visión sería inviable si la comunidad estudiantil en estado vulnerable no pudiera acceder plenamente a dichas oportunidades para prosperar. Es admirable que a lo largo de los últimos 10 años la Fundación UNAM ha logrado subvencionar a más de 725 mil universitarios.
La Fundación ha marcado una enorme diferencia al mejorar el porvenir de los futuros profesionistas en México, lo que ha significado un esfuerzo para utilizar los recursos obtenidos en optimizar la vida estudiantil y, consecuentemente, en apoyar a enfrentar desafíos sociales de nuestro entorno nacional. Realizar actividades de beneficencia también ha implicado donar tiempo, dinero y experiencia a una institución de educación superior que ha sido modelo académico regional y que trabaja por una causa específica, lo que ha contribuido a formar un mundo más equitativo al promover la justicia social.
La Fundación UNAM utiliza una visión de filantropía a través de un enfoque más estratégico de largo plazo, cuyo objetivo es abordar las causas profundas de los problemas y generar un cambio duradero. Además de brindar apoyo financiero, la Fundación participa en actividades de incidencia política y colabora con su ecuánime perspectiva para mejorar los sistemas educativos y las políticas institucionales.
En mi caso, tuve el privilegio de estudiar en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM. Mi formación no hubiera sido posible sin la ayuda de una beca de posgrado. El que los alumnos obtengan los beneficios de un subsidio se constituye como un apoyo considerable porque, a diferencia de los préstamos, los montos económicos que se reciben generalmente no tienen que devolverse.
La obtención de una beca de posgrado me ofreció numerosas ventajas. Además del alivio financiero, me otorgó mejores oportunidades escolares y mayores perspectivas profesionales. Las becas también son un filtro de selección y pueden facilitar el acceso a instituciones de educación superior, ampliando así los horizontes académicos y laborales. Asimismo, conseguir uno de estos apoyos puede impulsar las posibilidades de trabajo al hacer a las personas más atractivas para potenciales empleadores y demostrar su excelencia educativa.
La Fundación UNAM es un organismo muy inspirador. Le auguro un futuro aún más promisorio para continuar motivando a los estudiantes a progresar en su formación y a alcanzar sus metas profesionales.
Director general del Instituto Nacional de Salud Pública