Más Información
3 de cada 10 veces que se vende bacalao en México es carne de otras especies: ONG; llaman a CONAPESCA a rastrear productos
Vinculan a proceso a “El Mero Mero”, tío de Ovidio Guzmán; lo acusan de delincuencia organizada y delitos contra la salud
México cierra 2024 en medio de crisis de violencia: Alito; destaca más de 208 mil homicidios en gobiernos de la 4T
Dan prisión preventiva a 2 sujetos por portación de armas exclusivas de las Fuerzas Armadas; fueron detenidos con explosivos
2025 será “extremadamente difícil” para los mexicanos: PRI; señala a recorte presupuestal, megaproyectos e impuestos
La escuela de diseño del Bauhaus, corriente fundadora de la arquitectura contemporánea , celebra su centenario en Alemania con la inauguración esta semana de un nuevo museo muy político que tiene en su mira a las extremas derechas de ayer y de hoy.
Fundado el 1 de abril de 1919 y expulsado de Alemania por los nazis en los años 1930, la Bauhaus tendrá a partir del sábado su templo en Weimar, donde nació esta corriente artística y que dio su nombre a la breve democracia alemana de entre guerras.
"No podrán ver esta inauguración separada de su contexto político", afirmó a la AFP Wolfgang Holler, director de los museos de Weimar.
Pues la ciudad está situada en el Estado regional de Turingia, en la ex Alemania del Este, que se volvió bastión del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). Este último aspira a tener resultados de dos cifras tanto en las elecciones europeas de mayo como en las regionales previstas para otoño.
"El Bauhaus era, desde sus inicios, muy político.
Y es entonces una ocasión perfecta para iniciar una conversación, en particular con los jóvenes", agrega Holler, quien espera 100 mil visitantes por año.
El museo fue construido en su contexto histórico y el arquitecto Heike Hanada lo diseñó entre un espacio que data de la República de Weimar, un edificio nazi y edificios erigidos durante la era comunista.
"Logré mi objetivo principal, que era que el museo pudiera hacer frente a la arquitectura nazi", dijo Hanada al diario local Thüringer Allgemeine.
"Estas yuxtaposiciones fascinantes hablan mucho de la forma como el país se ve a sí mismo", subrayó Wolgang Holler.
Una ventana fue especialmente colocada en el último piso del museo para que se pueda ver el memorial del campo de concentración nazi de Buchenwald.
Gigantescos retratos contemporáneos de sobrevivientes de ese campo fueron colocados esta semana sobre los edificios en la vía que va de la estación de Weimar hasta el museo.
El fotógrafo Thomas Müller explicó a una radio alemana que las fotos buscaban desafiar al AfD, cuyas figuras principales hacen declaraciones controvertidas sobre el nazismo y el holocausto.
"Con miras a las elecciones (regionales) en Turingia, debemos enfrentar nuestra historia de manera responsable", señaló, cuando las encuestas dan a la extrema derecha un 20% de los votos.
La persecución del Bauhaus figura en muy buena posición en el museo, que cuenta como la escuela y su fundador Walter Gropius huyeron de Weimar a Dessau (centro) en 1925, luego a Berlín en 1930, antes de que el movimiento fuera prohibido por el régimen nazi en 1933.
"Se aprende como puede ser de difícil para quienes están avanzados a su tiempo", recuerda el director de los museos de Weimar.
Pero este exilio forzado facilitó que el movimiento conquistara el mundo con la idea de hacer cosas prácticas, simples y bellas y sus ideas están presentes en los iPhones y los muebles Ikea contemporáneos.
Foto: John MACDOUGALL / AFP
Obras icónicas del diseño están expuestas en el nuevo museo, como las sillas revolucionarias de Marcel Breuer o la tetera de Marianne Brandt.
Algunos críticos subrayan sin embargo que el edificio del museo de Weimar, un cubo gris muy sobrio que costó 27 millones de euros, tiene más aspecto de bunker militar que de gran lugar arquitectónico.
"Algunos lo compararon inclusive con la Wolfsschanze (Guarida del lobo)", o sea el nombre del cuartel general de Hitler en Polonia durante la Segunda guerra mundial, admite Holler.
"Pero queremos algo que diga: +No nos escondemos+", señala Holler.
akc