El 2024 fue un año de éxitos para la artista Frieda Toranzo-Jaeger (Ciudad de México, 1988), pintora mexicoalemana cuyo estilo se caracteriza por usar automóviles como metáfora para cuestionar al capitalismo, al patriarcado, el colonialismo y la crisis ambiental, posturas que también la llevaron a vivir la censura de primera mano.
En 2024, Toranzo-Jaeger tuvo exposiciones en solitario en las galerías Travesía Cuatro (CDMX), Taka Ishii (Japón), Modern Art Oxford (Reino Unido) y formó parte de la exposición colectiva Siluetas sobre maleza, en el Museo Jumex, pero el punto máximo fue su participación estelar en Stranieri Ovunque, en la Bienal de Venecia, con su mural Rage is a Machine in Times of Senselessness, que aborda la violencia poscolonial —tenía escrito “Viva Palestina” y fue considerada una de las obras que definieron el año por el medio ARTnews—. Este parteaguas en su carrera le abrió las puertas para una beca de más de 18 mil euros y una exposición ofrecidos por la Fundación Günther Peill y el Museo Leopold Hoesch, en Alemania, que le sería retirada por su postura a favor de Palestina y cuestionar a Israel.
Los ataques en Gaza por Israel, demandado por genocidio en la Corte Internacional de Justicia, han tenido repercusiones en el ámbito cultural en todo el mundo y causado un ambiente de censura particular en Alemania y su caso es un ejemplo más del estado de la cultura dentro de este conflicto bélico. En entrevista, la artista habla de esta censura.
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La pintora explica que la beca y exposición de la Fundación Günther Peill y el Museo Leopold Hoesch no fue algo que solicitara, sino que se le ofreció. Esto ocurrió luego de que se presentara su obra en Venecia. “Pensé que ellos, al ver mi pieza en la Bienal que decía ‘Viva Palestina’, estaban conscientes de cuáles son mis políticas personales; siempre he sido muy abierta al respecto”, dice.
La beca es de 18 mil euros que se reparten en dos años, más 10 mil euros para hacer una publicación y 6 mil euros para la muestra. Tras hacer público que fue seleccionada para la beca, inició la intimidación.
“Un periodista llamado Kito Nedo empieza a investigarme, yo lo llamaría como un tipo de acoso”, considera. Toranzo-Jaeger es muy activa en redes sociales, donde comparte en sus historias publicaciones informativas y noticias sobre la situación en Gaza, así como imágenes de protesta contra Israel. Nedo recopiló no sólo sus publicaciones, sino también los likes que dejaba en otras cuentas de Instagram, se los envió a la Fundación y al Museo y los cuestionó sobre si estaban al tanto de las posturas de la artista, quien había dado “Me gusta” a una publicación que explicaba qué es Hamás y a otra con una imagen de un triángulo rojo invertido que había publicado otra artista que conoció en la Bienal de Venecia y que es un símbolo de resistencia, explica, pero que de acuerdo con Nedom es un símbolo de Hamás.
“Empezó a mandar mails al ministro de Cultura de la ciudad, al museo, a su curadora y a la fundación con preguntas sesgadas como ‘¿Sabe la artista que este es el símbolo que usa Hamás a sus enemigos? Porque la artista likeó este post, entonces podemos asegurar que la artista no condena a Hamás’”.
También se cuestionó que la firma de la artista sea parte de Strike Germany, un movimiento de protesta contra las instituciones culturales alemanas que limitan la libertad de expresión y actos de solidaridad a favor de Palestina. Entre las peticiones del movimiento están la garantía de la libertad de expresión de los artistas, en especial sobre el tema de Israel y Palestina, y combatir el antisemitismo, pero usando la definición que está en la constitución alemana y no la definición de la International Holocaust Remebrance Alliance, que ha sido cuestionada porque, entre sus criterios, considera antisemitismo el cuestionar al Estado de Israel por sus acciones.
La artista cuenta que las preguntas del periodista intimidaron a las autoridades de estas instituciones privadas alemanas, lo que eventualmente surtió efecto, pues cedieron y le plantearon dos opciones a la mexicana: o publicaba una carta en la que se arrepentía de sus posturas políticas o perdía el financiamiento y la exposición.
“Yo pensé y asumí, porque ellos me ofrecieron la beca luego de firmar lo de Strike Germany y compatir en mis redes sociales, que sabían (de mis posturas políticas). La curadora quería que me censurara y me decía ‘¿cómo puedes estar en Strike Germany y querer trabajar con nosotros?’ Les dije que, en primera, yo no se los pedí, y que si mantienen estas demandas (de Strike Germany), pues entonces yo podría trabajar con ellos. Me obligaron y me bulearon para sacar un posicionamiento de que lo habíamos decidido juntos, (pero) eso es de verdad que una mentira, se me amenazó con tomar acciones legales y yo no tengo los medios”, afirma.
En tiempos donde se supone que la información se ha democratizado y hay mayor espacio a la libertad de expresión y diversidad de ideas, principalmente gracias a las redes sociales, ¿qué factores hay para que se cometa este acto de censura?
La artista, quien divide su estancia en Alemania, cuenta que esto se debe a la Staatsräson.
Tras el holocausto judío, cometido por la Alemania Nazi, el Estado alemán tiene una responsabilidad con Israel. La seguridad de Israel se convirtió en la Staatsräson (razón de Estado) de Alemania, como dijo la excanciller Angela Merkel, quien usó el término en el Knesset (parlamento israelí) en 2008. Este concepto ha comenzado a cuestionarse ante las matanzas en Gaza, que cobraron mayor fuerza después del 7 de octubre de 2023, luego de que Hamás cometiera un atentado matando y secuestrando a israelíes.
“No es una ley, eso hay que tenerlo muy claro. Una de las razones de ser del Estado alemán era encargarse de la seguridad de Israel, todo esto ligado a la culpa que tienen los alemanes sobre el Holocausto. Esto se ha usado en la Corte, que hasta donde yo sé no se ha encarcelado a nadie por violar la Staatsräson”, explica Toranzo-Jaeger sobre lo que considera es el proceso de intimidación al que se enfrentan los alemanes que cuestionan a Israel.
“Las instituciones tienen un terror de ser asociados con una persona que se le puede denominar antisemita, dentro de esta doble moral alemana que todos alrededor del mundo hemos visto, porque entonces perderían todo su dinero o su apoyo del Estado. Ahora los museos, que por los últimos 10 años se empaparon de esta fama de ser los más radicales, especialmente en Alemania, están sirviendo al Estado y a la razón de Estado ante todo, y justo eso ha marcado una gran ruptura en el sistema cultural alemán. El Estado se está volviendo más autoritario”, declara la artista.
Esta situación de miedo y censura se ve reflejada en Archive of silence, un registro en Internet sobre la censura de Alemania hacia críticos de Israel y personas que apoyan a Palestina. Hasta ahora hay más de 200 casos registrados, incluyendo el de la mexicana, y otros artistas, músicos, académicos, conductores de televisión y ONG, como Amnistía Internacional.
Se solicitó a la Fundación Günther Peill y el Museo Leopold Hoesch su postura sobre lo sucedido y su respuesta fue que próximamente compartirán su respuesta.
Por su parte, Frieda Toranzo-Jaeger dice saber que pasarán años para que vuelva a exponer en Alemania, pero señala que ha recibido mucho apoyo y continúa con su trabajo.
Por ejemplo, recién publicó su primer libro monográfico, Autonomous Drive, con la editorial de arte Zolo Press, y alista su próxima exposición en Bortolami, galería que la representa en Nueva York.
“Yo entiendo todo el arte como político, creo que todos somos sujetos políticos y que habitamos cuerpos políticos. Evidentemente mi arte es político, lucho por una liberación universal. Yo no discrimino, así como quiero que todas las disidencias sexuales se liberen, así mismo voy a querer que toda persona sujeta a un genocidio se libere. Yo no quiero que mi arte se use para lavar la conciencia de ningún Estado. Como persona alemana me siento especialmente responsable de hablar y de criticar al Estado”, sostiene Toranzo-Jaeger.
La creadora también reflexiona que esta idea de confundir las protestas contra Israel con un acto de antisemitismo es resultado de la simplificación de las ideas.
“Las políticas de identidad nos trajeron cosas buenas, como lenguaje para hablar sobre las minorías, pero al mismo tiempo caímos en esencialismo, como decir que todos los del Islam son terroristas. Yo creo que hay unos esencialismos que están beneficiando a las pocas personas en el poder”.