La convocatoria para realizar la orquestación de la obra de piano Noche de la Independencia, de la compositora Concepción Manrique de Lara y Ramos, a cambio de un diploma y de la ejecución de la pieza a cargo de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, generó una serie de críticas de parte de la comunidad musical porque, se dijo, alentaba la precarización del gremio. El INBAL, institución convocante, argumentó que está dirigida a estudiantes de último año y egresados, y forma parte de un ejercicio de formación académica y vinculación pedagógica de sus comunidades estudiantiles.
Este caso recuerda a la polémica convocatoria que lanzó la Comisión Nacional de Libros Gratuitos (Conaliteg) de la SEP para que ilustradores rediseñaran los libros de texto de educación básica para el ciclo escolar 2021- 2022, a cambio de un reconocimiento por generar “acompañamiento gráfico” de los contenidos. En respuesta, artistas visuales acusaron que las autoridades precarizaban el trabajo creativo.
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La gestora cultural y especialista en políticas culturales, Guadalupe Moreno Toscano, asegura que ambas convocatorias refuerzan la idea de que el trabajo artístico puede realizarse sin remuneración. Lo grave, dice, es que son las propias instituciones las que normalizan la falta de pago.
“Las convocatorias de la SEP y de la Secretaría de Cultura se lanzaron con un margen muy corto y su similitud respecto a la no remuneración es preocupante. En el caso del premio de orquestación, entiendo la justificación de que está dirigida a jóvenes estudiantes y recién egresados, pero aún así está latente una precarización”, dice Moreno Toscano, maestra de políticas culturales de la Universidad Panamericana.
Moreno Toscano sostiene que en su experiencia en la gestoría cultural, una de las debilidades del sector cultural es que los artistas se enfrentan a la dificultad de poner precio al trabajo creativo. “En este sentido, convocatorias como las de la SEP y de Cultura lo único que hacen es alimentar esta idea de que el trabajo artístico no tiene precio”, dice.
El compositor Enrico Chapela (1974), cuya obra ha sido interpretada en Latinoamérica, Norteamérica, Asia, Europa y Oceanía, explica que dentro del INBAL existe también otra convocatoria que no ofrece ningún premio económico: Foro de Música Nueva Manuel Enríquez. Una situación que no es novedad, pues existen no sólo en México.
“Hay convocatorias, como las del Foro, en las que participas para que te interpreten. Mis obras han sido elegidas para el Foro y la única vez que me pagaron fue cuando participé para dirigir una obra. Si los músicos, los técnicos de la sala, los funcionarios, cobran, ¿por qué los compositores no? Lo cierto es que los compositores envían sus obras y esperan ser interpretados, es decir, no son piezas ex profeso para el Foro. En este sentido, la convocatoria para orquestar una pieza de piano es muy específica, es el INBAL quien necesita ese trabajo, se están saltando remunerar. El ganador será interpretado por una orquesta profesional que va a cobrar”, dice.
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La compositora María Granillo (1962) señala que siendo una convocatoria para estudiantes, no se tiene la obligación de dar un estímulo económico, pues existen muchas convocatorias estudiantiles en las que incluso se cobra una cuota de participación. “La lectura de la obra, por un ensamble profesional, es en sí misma, un estímulo atractivo. Sin embargo, debería darse oportunidad a que varias propuestas diferentes fueran leídas por la OCBA para ofrecer así una especie de taller o master class educativa, donde los participantes aprendieran de sus aciertos y errores”, explica.
Y agrega: “Si el objetivo del concurso es generar obra para celebrar alguna fecha o personaje histórico, y para programar dicha obra en un marco de concierto profesional, lo más indicado sería hacer un encargo remunerado a un compositor profesional definido, que los hay muchos”.
Una orquestación, dice Chapela, requiere de por lo menos un mes de trabajo, pues se debe conocer a fondo la pieza original, además hay que tomar en cuenta la duración de la obra y la dotación de la orquesta. Si bien, las tarifas por un arreglo varían por país, un compositor profesional podría cobrar entre 30 y 50 mil pesos por orquestar una obra de cinco minutos.
La convocatoria sigue abierta y se espera que el arreglo ganador sea interpretado en septiembre.
El caso de los ilustradores
Tras la polémica convocatoria para el rediseño de los libros de texto se llevó a cabo un encuentro entre autoridades educativas y diseñadores, en el que, explican Octavio Jiménez y Ricardo Peláez, se dejó en claro que no estaban de acuerdo con el trabajo no remunerado; pero se llegaron a consensos como la necesidad de establecer un tabulador justo para los profesionales de la ilustración y demás creadores visuales para siguientes convocatorias. Desde entonces no se han vuelto a reunir con funcionarios de la SEP, pero tras las elecciones y el fin de la veda electoral buscarán mantener el diálogo.
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“Encuentro un paralelismo entre la convocatoria de Cultura y la SEP respecto a que se trata de que en ninguna hay una remuneración económica y significa una alerta porque estamos hablando de que es el Estado, mediante sus instituciones oficiales, las que fomentan el trabajo sin retribución, por más importante que sea la difusión del mismo”, dice Peláez, ilustrador e historietista independiente.
Respecto al diálogo con la SEP, explica que en su momento también se acordó trabajar en temas como la cultura visual, realizar proyectos, junto con las padres de familia y autoridades, de apropiación de espacios a través de murales. “Esperamos retomar la agenda”, dice.
El ilustrador Óscar Jiménez añade que esta pausa ha permitido tener tiempo para elaborar propuestas más robustas y específicas a las autoridades educativas. “El contacto se mantiene aunque esté pausado. Nuestro interés es incidir, proponer, tendrá que haber un trabajo en conjunto”, refiere.
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Entre abril y mayo, explica Víctor Rojas, secretario de la Asociación Mexicana de Ilustradores, realizaron foros abiertos con colegas ilustradores, editores, docentes, especialistas en derechos de autor, y demás especialistas involucrados en la elaboración de libros de texto con el título “Mis ilustraciones se pagan”. Además, dice, continuarán generando espacios de diálogo para “aportar a la consciencia colectiva y a la opinión pública todo el trabajo y los procesos que implican la elaboración de ilustraciones para este tipo de proyectos”.