Cuestionar los límites del tiempo y espacio es el hilo conductor de las nuevas instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO), que comisionó a los artistas Carlos Vielma y Luis Figueroa.
El recorrido inicia con las creaciones de Figueroa (Venezuela, 1993), quien en el lobby del museo exhibe "El tiempo entre las formas", una instalación compuesta por pintura mural y esculturas, una técnica que recientemente comenzó a explorar el artista que ha expuesto en la Galería de Arte Mexicano, el Museo de la Ciudad de Querétaro y en la galería neoyorquina Kates-Ferri Projects.
Con estas piezas, Figueroa experimenta con el concepto de tiempo, algo que se sabe es una medida y es intangible, pero él buscaba averiguar si es posible trabajar con el tiempo como un material de arte más, como si se tratara de papel maché o pintura.
Lee también: El proceso, de Franz Kafka cumple 100 años
“Durante años me he preguntado cuál es la relación del tiempo con el acto creativo, de qué forma se afectan el uno y el otro. El tiempo es una institución, nos ayuda a posicionarnos y a entender cómo cambia el mundo. Pareciera que es algo total, absoluto, pero creo que en el acto creativo también se puede jugar con el tiempo, se abstrae, las formas en la que uno elabora conceptos no siempre es lineal”, dice el artista.
Sus obras también hacen referencia a formas que han tenido peso simbólico en la historia del arte, como lo son las mariposas, signo del cambio y transformación, y las serpientes, que precisamente se han usado para ilustrar los ciclos.
“En el mural trataba de condensar la idea de un lugar en diferentes temporalidades. Todas las piezas, si bien usan elementos recurrentes en la historia del arte, la intención era comprimir elementos que de alguna forma hicieran referencia al tiempo y generara un espacio ambiguo”, explica Figueroa.
Lee también: La infraestructura cultural de Acapulco sigue en ruinas a año y medio del huracán Otis
Vielma (Saltillo, 1982) plantea en el Patio de las Esculturas del museo una ficción futurista con la que se reflexiona sobre los límites de las fronteras.
El artista, cuyas obras se encuentran en colecciones como Casa Wabi y el Banco de México, presenta Aquí empieza la patria, una instalación con obeliscos que hacen referencia a los que colocó el gobierno de Estados Unidos en la frontera con México, después de la firma del Tratado Guadalupe Hidalgo, de 1848.
Como si se trataran de ruinas, los obeliscos hechos con tabla roca tienen placas con frases y textos alusivos al territorio y la nación, como el poema Alta traición, de José Emilio Pacheco; Nos han dado la Tierra, de Juan Rulfo; o la frase “Aquí empieza la patria”, que la dijo Adolfo López Mateos, pero que se convirtió en eslogan de Tijuana.

“Lo que busca esta instalación es crear una especie de ficción o consciencia sobre (qué pasaría) si estos objetos hubieran desaparecido, movido o trasladado hasta este patio en el futuro. Quiero generar la narrativa de que las fronteras son movibles y a lo largo de los años se van a seguir moviendo”, dice en entrevista.

Vielma, quien ha expuesto en el Museo Anahuacalli e hizo una residencia en The Banff Center, explica que por ser originario de Coahuila, el tema de las fronteras siempre ha estado presente en su obra y agrega que a través del arte se pueden adquirir otras perspectivas:
“Siento que el arte es una manera. De imaginar futuros radicales. Me parece interesante la idea de descolocar lo que creemos que va a durar para siempre, como los monumentos”, declara.
Las instalaciones de Figueroa y Vielma, ambas curadas por Brenda Fernández, estarán abiertas al público hasta el 15 de junio en Marco. El tiempo entre las formas tiene acceso libre de costo por ubicarse en el lobby del museo; Aquí empieza la patria requiere compra de boleto en taquilla (el cual es válido para ver todas las muestras del recinto).

Lee también: Quién es Rosas, el artista mexicano que tocará en el Pitchfork