Los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017 provocaron daños en la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles . A cinco días del segundo sismo, el domingo 24, la cúpula no resistió más y la mitad se vino abajo. A tres años del incidente, expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia trabajan en la instalación de un andamio con el que se le dará protección al inmueble, para que entre 2021 y 2022 se realice la restauración, trabajo para el que se cuenta con un presupuesto de 38 millones 140 mil 167 pesos que provienen del Fondo de Desastres Naturales (Fonden).
La cúpula del templo, ubicado en Lerdo 178, en la colonia Guerrero, era del siglo XVIII y pesaba alrededor de 500 toneladas. La mitad que cayó provocó un orificio que durante tres años ha dejado a la intemperie los bienes muebles: bancas, lienzos y objetos litúrgicos.
Ahora, expertos del INAH resolvieron colocar una estructura metálica en forma de cono que va desde las bases del templo hasta el techo donde está el resto de la cúpula. En esa parte alta se trabaja en la elaboración de una estructura cuadrada también metálica para estabilizar y proteger el inmueble, para luego colocarle una estructura externa.
“Estamos en una primera fase, preliminar, que es de estabilización y protección. Es decir, se hace para que no haya un mayor daño o colapso de la cúpula, que es la parte más dañada del templo. La segunda etapa, la de restauración, comenzará en 2021 y para ella ya tenemos un anteproyecto, pero necesitamos conocer de forma más precisa cómo está la cimentación en esa misma zona, cómo están los muros y, en lo que resta del año, se harán estudios técnicos; los resultados nos ayudarán a realizar el proyecto ejecutivo”, explica en entrevista el arquitecto Antonio Mondragón, director de Apoyo Técnico de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH.
Para la intervención, el templo de Nuestra Señora de los Ángeles recibió 38 millones 140 mil 167 pesos que provienen del Fonden. Aun cuando es uno de los fideicomisos extinguidos, el especialista del INAH, asegura que los recursos están garantizados:
“Son recursos que ya están etiquetados y asegurados para el edificio. Son recursos que serían suficientes para hacer la restauración. Ahorita se está ejerciendo una parte del recurso etiquetado (para el pago del andamiaje). Desconozco si la decisión de desaparecer los fideicomisos afectaría a estos recursos. La información que tengo es que esos recursos están a disposición del Instituto en la medida que se vaya requiriendo su ejercicio”.
Posiblemente esta semana se concluya la instalación del andamiaje en el templo. Sin embargo, el arquitecto señala que con trabajos de este tipo, el tiempo puede variar considerablemente, pues por ejemplo, algunas estructuras metálicas son prefabricadas, mientras que otras son elaboradas afuera, en la calle, para luego ser introducidas con una grúa telescópica.
Hasta el viento, dice Mondragón, puede ser un factor a considerar, porque se podría mover el brazo de la grúa o algunos de los elementos que se introducen y podrían chocar con elementos del edificio: “Por eso hay algunos retrasos. En el transcurso de esta semana esa primera fase estará completa. Habrá algo por afuera, es decir, una sobrecubierta, por encima de la cúpula, que ayude a proteger”.
Una vez que termine la primera fase, Nuestra Señora de los Ángeles no entrará de forma inmediata al proceso de restauración porque aún falta realizar estudios, algunos serán “intrusivos”, como sondeos, calas o extracción de materiales que se deberán revisar en laboratorio.
Los resultados de esos estudios son necesarios para conocer “de forma más precisa cómo está la cimentación en la zona y cómo están los muros”, es decir, las características físicas y mecánicas de la edificación.
“Los estudios no se podían hacer antes por la situación riesgosa del interior del templo. Una vez que esa condición se haya mitigado, se podrán hacer esos estudios técnicos y entonces sí desarrollar el proyecto técnico de restauración. Cuando se tengan los estudios, se podrá llevar el anteproyecto que ya tenemos a un nivel de proyecto ejecutivo”.
En el exterior de la iglesia se construye parte del andamio para proteger la cúpula.
El futuro de la cúpula
Antonio Mondragón asegura que una vez que cuenten con los resultados de los estudios, en 2021 se podrá iniciar con la restauración y al mismo tiempo sabrán qué pasará con la cúpula.
“Seguimos pensando que es posible restituir la sección colapsada de la cúpula con sus restos. Lo que seguramente sí tendremos que hacer es modificar de alguna manera los materiales de la linternilla central (la punta), que era sumamente pesada. Se pensará en las dimensiones y proporciones originales de la linternilla, pero también en algún sistema constructivo que reduzca el peso de ese elemento, a reserva de que veamos cómo está la cimentación y los muros, para eso hay que esperar los resultados de los estudios técnicos”, dice.
El faltante de la cúpula se haría con los restos que quedaron en 2017; sin embargo, antes esos restos deberán atravesar por análisis, porque hay diferentes tipos de materiales, como sillares de cantera y piezas de tezontle o de una cantera menos densa, que al caer se fragmentaron.
“Aunque esos restos se han resguardado como parte de un proceso de registro y documentación, no necesariamente los podríamos reutilizar, tendríamos que hacer una selección más minuciosa e incluso hacerles pruebas de resistencia a los bloques más grandes. La mayor parte tendrá que ser material nuevo, sano y de las mismas características”.
Pese a que durante tres años el boquete formado por el derrumbe no tuvo algún recubrimiento, el experto del INAH sostiene que eso no contribuyó a que el inmueble histórico tuviera algún deterioro de consideración mayor, pues los daños que tiene son “normales”.
“Las fracturas que quedaron del colapso se fueron abriendo un poco. Se colocaron algunos ‘testigos’ para poder hacer un monitoreo, y se detectó que sí se han modificado. Hasta ahorita, dentro de los parámetros que son normales para un elemento que sufrió este daño, sigue manteniéndose la posibilidad de su restauración”, dice Mondragón.
Agrega que algunas de las deformaciones en el templo de Nuestra Señora de los Ángeles también se han dado por otros sismos, aunque “esas deformaciones se podrán mitigar y detener después del apuntalamiento. Pero hasta ahorita no se ha detectado ningún deterioro más allá de lo que ya se había registrado desde 2017”.
Debido a que aún no se cuenta con un proyecto ejecutivo, no hay una fecha precisa de cuándo estará restaurada por completo la iglesia; sin embargo, Antonio Mondragón declara que tienen contemplado intervenirla durante 2021 y 2022, aunque el tiempo se podría extender en caso de que el inmueble requiera algún refuerzo en su subestructura.
El párroco Adrián Vázquez se dice optimista al ver que ya comenzaron algunas de las obras: “Los vecinos están preocupados, pero ahora veo como una llama de esperanza que comiencen los trabajos”.