El 30 de noviembre pasado, un usuario de Facebook llamado Víctor Dulé subió un video de casi cinco minutos en la página “Rescatadores de figuras prehispánicas”, en el que se puede apreciar como una persona, con una pala, excava el suelo hasta encontrar lo que aparentan ser, en este caso tepalcates, luego los pone en un molcajete hasta hacerlos polvo, y con el polvo hace una escultura.

En la descripción del video, el usuario señaló que el título de la pieza era “Moler tepalcates, otra forma de restauración cerámica”, y que ese material audiovisual era parte de un proyecto apoyado por el Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC) —antes FONCA—, perteneciente a la Secretaría de Cultura federal.

En los comentarios del video, se reveló que Víctor Dulé es en realidad Víctor Badillo, un artista de 26 años originario de Hidalgo, quien estudió la licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Autónoma de ese estado, y quien contaba con una beca del SACPC para el proyecto.

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El artista Víctor Badillo, junto a una de las piezas que al inicio se creyó que fue elaborada con restos arqueológicos, durante la inauguración de la exposición de beneficiarios del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, en Los Pinos. FOTOS: GABRIEL PANO. EL UNIVERSAL
El artista Víctor Badillo, junto a una de las piezas que al inicio se creyó que fue elaborada con restos arqueológicos, durante la inauguración de la exposición de beneficiarios del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, en Los Pinos. FOTOS: GABRIEL PANO. EL UNIVERSAL

Además de eso, una serie de críticas en los comentarios señalaron que Badillo incurrió en delitos federales por destrucción del patrimonio cultural y manipulación incorrecta de vestigios de la nación, así como señalamientos a la Secretaría de Cultura por apoyar un proyecto con esas características.

Días después, Badillo aclaró en su cuenta de Instagram que el video es una representación de la destrucción de vestigios, y que en todo el proyecto no se destruyó ninguna pieza arqueológica.

No obstante, el artista en redes sociales ha exhibido una serie de piezas de origen prehispánico, las cuales, dijo en entrevista con este diario, son de su propiedad y se encuentran en proceso de ser registradas ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

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El artista Víctor Badillo, junto a una de las piezas que al inicio se creyó que fue elaborada con restos arqueológicos, durante la inauguración de la exposición de beneficiarios del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, en Los Pinos. FOTOS: GABRIEL PANO. EL UNIVERSAL
El artista Víctor Badillo, junto a una de las piezas que al inicio se creyó que fue elaborada con restos arqueológicos, durante la inauguración de la exposición de beneficiarios del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, en Los Pinos. FOTOS: GABRIEL PANO. EL UNIVERSAL

El 13 de diciembre, Víctor Badillo y el resto de los becarios del SACPC presentaron sus proyectos en el Centro Cultural Los Pinos, en la exposición Arte en movimiento, la cual contó con la visita de la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza.

“Crecí en un pueblo donde le ayudaba a mis abuelos con sus tierras, es inevitable encontrarte este tipo de vestigios. Me di cuenta de que tenía una relación más profunda con estos restos que los demás que no se han relacionado con estos materiales. Mi abuelo y padre han encontrado piezas y yo las heredé, y estoy en medio del trámite con el INAH para registrar las piezas”, afirma.

Y agrega que cuenta con una colección de más de 100 fragmentos cerámicos, y una decena de piezas completas de mayor tamaño. “No molí nada ni destruí vestigios, el FONCA sabe de esto y todo se trató de una ficción, es una sátira a la destrucción del patrimonio”, apunta.

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Arte usa elementos prehispánicos

Víctor Badillo se suma a la lista de artistas que han utilizado elementos patrimoniales o arqueológicos para una obra de arte contemporáneo.

En los últimos años se han dado varios casos. El performance de Pxpx Romero en el Museo de Nacional de Antropología, donde el artista lamió piezas arqueológicas y las imágenes fueron difundidas en redes sociales; la intervención de Chavis Mármol en el hotel boutique Colima 71, donde una réplica de una cabeza olmeca gigante aplastó un Tesla; y la representación de Mercedes Aquí, que orinó sobre un petroglifo en el Valle de Narigua, Coahuila.

Todos los casos ilustran la tendencia de jóvenes artistas a utilizar imágenes, símbolos, conceptos y hasta materiales de origen prehispánico para la construcción de sus piezas, desde videos, performances y arte-objetos.

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El artista Víctor Badillo, junto a una de las piezas que al inicio se creyó que fue elaborada con restos arqueológicos, durante la inauguración de la exposición de beneficiarios del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, en Los Pinos. FOTOS: GABRIEL PANO. EL UNIVERSAL
El artista Víctor Badillo, junto a una de las piezas que al inicio se creyó que fue elaborada con restos arqueológicos, durante la inauguración de la exposición de beneficiarios del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, en Los Pinos. FOTOS: GABRIEL PANO. EL UNIVERSAL

Al respecto, tres críticos de arte analizan esta tendencia y coinciden en tres puntos: el regreso de los nacionalismos y su influencia en la producción artística, cuestionamientos de los artistas en temas de identidad y la forma en que lo prehispánico logra introducirse en el mercado del arte.

Para el crítico de arte Édgar Hernández, hay un marcado regreso al “mexicanismo” en el arte contemporáneo, sin embargo, señala que es una cuestión que se puede ver en el arte que se produce en una gran cantidad de países.

“No sólo es lo mexicano, es lo decolonial, el indigenismo en otros países y regiones. En la propia Bienal de Venecia se vio lo mismo, con esa idea de ‘todos somos extranjeros’, juega con esa misma lógica; en el fondo, es un cambio de paradigmas en el arte, que hacen que temas como el patrimonio se vuelvan atractivos, algo que no estaba ni de cerca en el radar de los artistas de hace diez años”, señala.

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Para el también periodista, artistas más reconocidos como Gabriel Orozco han caído en esta tendencia, lo que modifica el mercado del arte, pero deja de lado el discurso crítico. “Esta nueva regurgitación de lo prehispánico y decolonial lo veo más como un retroceso, porque ya tuvimos ese discurso en diferentes periodos de la historia”, apunta.

Más allá del motivo del arte, dice el crítico, es una moda el discurso decolonial, apuntalada por el gobierno actual. “La reestructuración de discursos nacionalistas a nivel global impacta en el arte. No sólo es Gabriel Orozco queriendo ser el artista oficial, sino es todo el sistema, reacciona porque esa moda te permitirá como artista entrar a los programas de estímulos y espacios de exposición”.

Y agrega: “No sólo es una grilla local, deviene de procesos más grandes, pero se refuerza con este discurso de supuestos apoyos a los pueblos originarios, y mucha gente ya publicó la farsa que son los programas como Original y los Semilleros creativos, pero en términos del discurso, afecta, y provoca que el nacionalismo invada el arte. Estos nacionalismos desmedidos que también vemos en Argentina, Estados Unidos y Francia afectan al arte, específicamente en la producción”.

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Hernández concluye que la lista de artistas que retoman al patrimonio para su obra va creciendo, “porque, a diferencia de hace diez años, hoy es la norma retomar lo prehispánico y decolonial”.

Sin embargo para Daniel Montero, investigador de Investigaciones Estéticas de la UNAM, los motivos por los que los artistas están trabajando con este tipo de cuestiones tiene que ver con procesos de identidad en las nuevas generaciones.

“No sólo tiene que ver con los gobiernos. Ni se manifiesta de misma forma con todos los artistas, ni sólo está pasando en México; yo creo que la tendencia está marcada por enunciar el pasado desde la identidad, porque los artistas se están cuestionando la identidad desde el patrimonio. Veo más posible que estén usando al patrimonio como herramienta porque hay procesos activos de repatriar piezas arqueológicas, pero aterrizan también en la identidad”, señala.

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Sobre la relación entre arte y patrimonio, Montero indica que no es posible saber si estos artistas que utilizan lo prehispánico están en un proceso de entender el valor de lo que usan o reproducen, lo que es seguro es que hay una utilización de los conceptos e incluso de las piezas.

“Lo que debemos entender es desde qué perspectiva los artistas están entendiendo el patrimonio. Estuvo este caso de Mercedes Aquí que orinó en un glifo, o el caso de Pxpx Romero, que lamió las piezas de Antropología, yo creo que su idea fue preguntarse qué es lo patrimonial, y a quién representa. No creo que los atraviesen cuestiones morales, pero también veo casos de artistas que sí les interesa reivindicar estos objetos; depende del artista”, explica el académico.

Montero coincide con Hernández en que el mercado del arte se abrió totalmente a este tipo de representaciones o piezas inspiradas en lo decolonial. “Es clara la tendencia del mercado, lo está consumiendo. Creo que tiene que ver con que están enunciados y pensados desde la identidad nacional, eso interesa al mercado, además las piezas son identificables; cabezas olmecas, calendarios, son sencillas de vender e introducirse al mercado”, dice.

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Para la crítica de arte Irmgard Emmelhainz, este resurgimiento de lo prehispánico obedece a la “idea” de descolonización, y señala que hay artistas que trabajan el tema de forma seria. “Noé Martínez y Saúl Hernández son artistas descendientes de pueblos originarios que están reflexionando sobre cómo conectar con el pasado, cómo descolonizar y revivir esas raíces, y ver la forma en qué podemos regresar a eso”.

Pero indica que hay un grupo de artistas “oportunistas” que reaccionan a la política cultural de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum desde esa tendencia.

“Estos artistas están cuestionando si es real la extracción de algo simbólico o de estos pueblos originarios para beneficio de la propaganda política o si se hará algo por estas comunidades. Pero hay otros artistas que están usando estas iconografías prehispánicas para pararse el cuello, así como los políticos culturales se ponen huipiles baratos, los artistas recurren a estas iconografías”.

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