Luis Alberto Ayala Blanco (Ciudad de México, 1969), amplia su concepto de Estupidez Ilustrada con una segunda edición homónima a este término, el cual desarrolla en una serie de nuevos ensayos, aforismos y escritos, que tienen como propósito darle una palmada a todos aquellos que se consideran a sí mismos ilustrados o inteligentes, pero no son capaces de ir más allá del texto, de la idea o del sentido, es decir, a los ilustrados estúpidos, a los intelectuales pedantes, a los que devoran libros por moda.
Estupidez Ilustrada, segunda edición aumentada (2025, Bonilla Artigas Editores) recoge 31 textos de Ayala Blanco, ocho nuevos que complementan la edición.
En entrevista, Ayala Blanco da más detalles sobre su libro, y amplia la explicación del concepto Estupidez Ilustrada.
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“J. M. Servin, quien hizo el prólogo de esta edición, dice que me zurro en los intelectuales (ríe), pero estoy de acuerdo con él, no solo es ‘zurrarme’ en los intelectuales y su estupidez, sino también en la estupidez general, porque no es que yo quiera sentirme inteligente y decir que los demás no lo son, la crítica es que hoy todo el mundo cree que es inteligente, todo el mundo cree que tiene derecho a todo, cree que por leer algunas cosas ya puede decir cómo deben ser las cosas, y es simple, que leas no quiere decir que ya eres un tipo inteligente”, señala el autor.
¿Cómo dejar entonces de ser estúpido?, se le preguntó a Ayala Blanco, quien respondió que la única forma de no serlo es precisamente asumir que lo somos. “Hay que asumir nuestra propia estupidez, pero eso nos pone en ambigüedad tremenda, porque solo sabiendo que soy estúpido puedo dejar de ser estúpido. Pero insisto en que todos creen tener derecho a todo, vivimos en una supuesta era comunitaria donde el egoísmo predomina”, abunda Ayala Blanco.
Profesor de Filosofía política en la UNAM, Ayala Blanco también cuestiona el concepto malentendido de Humanismo, aquel que las personas utilizan diciendo que en la actualidad ya no hay valores humanos. “Históricamente, la humanidad ha sido una cagada, la idea de que algún día va a llegar una utopía o ideología que nos salvará, pues eso nunca va a pasar”.
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El autor también cuestiona a la modernidad, a las ideas que replantean lo “grandioso del ser humano”. “Mi gran crítica es esa pretensión de la humanidad de creer que es única y maravillosa, yo creo que la verdadera estupidez es haber perdido el contacto con la otra dimensión, creas o no en los dioses, en no creer que hay otra dimensión, es decir, dejar de creer que no hay otro principio que no sea el humano”.
Contrario a lo que se piensa, Luis Alberto Ayala Blanco no busca provocar, sino invita a los interesados en su obra a entender sus conceptos e indagar en sus contenidos. “Toda mi vida me han dicho que soy un provocador, desde la universidad, hasta que hice Sexto Piso y luego trabajé en el FCE, yo no quiero provocar a nadie, quiero simplemente escribir lo que considero, lo más que te podría decir es que soy reactivo”, apunta.
Sobre admitir la estupidez propia, el escritor reconoce que no es fácil, ya que conlleva una serie de acciones que no todos están dispuestos a hacer. “Asumir la propia estupidez implica muchas cosas, ser prudente, no estar diciendo tonterías a lo bestia, saber que incluso las certezas más grandes que tienes puedes llegar a debatirlas con alguien que también sepa debatir. El gran problema es que hoy en día la gente ya no sabe cómo dialogar ni siquiera discutir, porque todo el mundo se ofende a la primera”, señala.