Más Información
Pifia ortográfica se cuela en transmisión del debate sobre CNDH; “Dictamen a discución” pasa desapercibido en Canal del Congreso
Delegación mexicana va a la COP29 en Azerbaiyán; promoverá “política ecológica y ambiental humanista” de Sheinbaum
Piden a Sheinbaum estrategia contra promesas de campaña de Trump; “lo va a cumplir”, advierten académicos de la UNAM
MC pide a “quienes tienen decencia” que voten contra Rosario Piedra en la CNDH; hay muchos “queda bien”: Castañeda
Guanajuato. —Una voz mexicana conocida invadió la Alhóndiga de Granaditas, acompañada de acordes guiados por el sitar, instrumento de cuerdas tradicional hindú, acoplado principalmente a la flauta, la guitarra acústica y el violonchelo. Una noche mística fue la que ofreció el grupo México-chileno Hoppo!, liderado por Rubén Albarrán, también vocalista de Café Tacvba, la noche del jueves, en el útimo fin de semana del Cervantino.
Con las casas pintorescas y coloniales al fondo, Hoppo!, que se presentó por primera vez en este encuentro cultural, comenzó a tocarle al sol y la luna. La brisa del viento frío nocturno parecía seguir el ritmo relajado de las primeras canciones, al igual que el público se balanceaba lentamente tratando de seguir las melodías.
La mayoría eran fans de Café Tacvba, extrañados por los ritmos místicos alejados del sonido de los tacubos, pero que a mitad del concierto se dejaron envolver con esta propuesta que los llevó a bailar y perderse entre las melodías de las guitarras eléctricas y acústicas, el bajo, la flauta, el violonchelo y el situar, que se hacían acompañar de la voz de Rubén Albarrán.
Los asistentes ya estaban atraídos, las canciones que más prendieron fueron “Mariposa de luz”, “Ollin Rollin”, “Una vuelta más” (nacida en una fogata junto a un río) y “Wakantanka” (inspirada por los cuatro rumbos cardinales). Conforme las interpretaba, cada vez eran más las personas que se paraban a bailar y producían sonidos, a petición de Albarrán.
Los aplausos aumentaban de volumen canción tras canción, pausa que el vocalista aprovechaba para dirigirse a la gente. Habló de la Caravana Migrante, dijo que la migración es natural, que todos somos migrantes y “sean bienvenidos en donde hayan decidido florecer”. Además agradeció a la energía femenina y pidió respeto a los animales.
La velada mística terminó con ritmos improvisados, en los que el grupo y el público ya estaban inducidos en un ritual de baile y alegría, con un par de sones chilenos. Así se despidió del Cervantino el grupo integrado en el que también participan, además de Albarrán, Carlos Icaza en la batería; Rodrigo Aros, en el sitar y flautas; Juan Pablo Villanueva, en la guitarra; y Giancarlo Valdebenito, en el bajo.