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No me di cuenta en ese momento, pero lo que más me marcó de mi entrada al CCH Sur fue su pluralidad. Mi adolescencia había transitado de la casa a la escuela en un entorno casi homogéneo. Sin embargo, desde el primer día mis compañeros me mostraron una variedad de visiones culturales, musicales, religiosas y políticas desconocidas que ampliaron mi horizonte, lo que generó en mí un pensamiento tan heterogéneo como el de un ceceachero en los 80.
La importancia de esa heterogeneidad la dimensioné estudiando Biología en la Facultad de Ciencias, donde conocí a Darwin. Acostumbrado a la modesta biodiversidad inglesa, el científico victoriano se sobrecogió con el recibimiento que le dio la selva en Bahía, donde las plantas crecen sobre otras plantas. En su teoría, la heterogeneidad es el resultado y el motor (mediante la evolución) de la dinámica de la naturaleza.
En esta analogía, el motor de la UNAM es la heterogeneidad de pensamiento. La experiencia de dos huelgas estudiantiles, de las clases y de los consejos académicos me ha enseñado que los debates, si son respetuosos, pueden ser muy benéficos. Por eso nunca he dejado de poner sobre la mesa lo que se puede mejorar en la Universidad y en el país, pues la discusión promueve ideas para las soluciones.
También aprendí que esta dinámica no está exenta de problemas: hay gente que la usa para manipular la toma de decisiones y violentar a la Máxima Casa de Estudios. Las eternas asambleas me enseñaron que la votación popular no siempre recoge la impresión de la comunidad y que, en ocasiones, son fundamentales los órganos colegiados de decisión.
Tengo el mejor empleo que me puedo imaginar, donde las actividades más importantes son enseñar y aprender. La enseñanza me obliga a comprender profundamente los fenómenos complejos para poder explicarlos de manera sencilla. El aprendizaje no se limita a las bibliotecas y seminarios, también se debe a los estudiantes que de forma constante me sacan de mi área de confort, lo que abre nuevas ventanas de conocimiento.
Como científico del Instituto de Biología me he dedicado al tema de la conservación de la biodiversidad y la restauración de ecosistemas. Mi investigación específicamente se ha enfocado en la preservación de humedales urbanos. El sitio de estudio no pudo haber sido más retador: Xochimilco, que está en la ciudad más poblada del país. Pero el doctorado en el Centro de Ecología (ahora Instituto de Ecología) me dio las herramientas para abordar los problemas ecológicos y sus soluciones.
Me he apoyado en la conservación del axolote, una de las especies más icónicas de México, para la elaboración de ese trabajo, que ha tenido tres etapas: la primera, analizando la población de axolotes; la segunda, evaluando las causas de su extinción y la desaparición de su hábitat: el Xochimilco chinampero; la tercera, la restauración no sólo desde el punto de vista ecológico, sino también desde el social, cultural y económico.
El estudio de los diversos enfoques de las dinámicas ecológicas, sociales, agrícolas, económicas y políticas de Xochimilco ha promovido el proyecto de restauración basado en el apoyo mutuo entre los chinamperos y el axolote. Este proceso requiere del involucramiento de todos los mexicanos para la creación de un programa de financiamiento en el que toda la sociedad pueda aportar. Además de recibir fondos para la restauración, la iniciativa busca que la comunidad reconozca que la conservación de Xochimilco y el axolote es responsabilidad de todos los ciudadanos. Es aquí donde la Fundación UNAM ha entrado de lleno para promover el proyecto AdoptAxolotl, siendo el vehículo de recepción de los bienes que el Instituto de Biología canaliza en la restauración liderada por chinamperos y chinamperas.
Durante los años que estuve como encargado de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, vi que la UNAM es como el pedregal en donde se estableció CU: un terreno complejo con muchas aristas, rocas, cuevas y lomas. Esas características son las que hacen que este territorio sea diverso y produzca nueva vida. La Universidad no podría ser de otra forma.
Investigador titular C de tiempo completo en el Instituto de Biología, UNAM