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París. —Pasada la estupefacción por el espectacular robo de joyas históricas de valor inestimable, Francia se interroga sobre las fallas de seguridad en el Museo del Louvre, de las que todos los responsables reconocen estar al corriente.
Los visitantes tampoco pudieron disfrutar este lunes de las colecciones del museo por segundo día consecutivo, aunque el cierre se decidió en el último momento y por razones no explicadas cuando los accesos a la entrada por la pirámide estaban abiertos y cientos de turistas hacían cola.
Los dos miembros del Gobierno más directamente implicados en la gestión de la crisis, los ministros del Interior, Laurent Núñez, y de Cultura, Rachida Dati, estuvieron reunidos para abordar la cuestión de la seguridad del Louvre junto con los responsables de las fuerzas del orden.
Más específicamente sobre el Louvre, la titular de Cultura pareció cargar contra los que le habían precedido al señalar que “la responsabilidad son los 40 años de abandono sobre la cuestión de la seguridad”.
En un informe que tenía que publicarse a finales de año, pero cuyo contenido se ha filtrado con ocasión del robo del domingo, el Tribunal de Cuentas lamenta la falta de voluntad de la dirección del museo porque pese a que su presupuesto de funcionamiento es de 323 millones de euros, las partidas para la seguridad son bajas “a la vista de las necesidades estimadas”.
Señaló que con el programa de renovación que anunció en enero el presidente Emmanuel Macron, para el Museo del Louvre, evaluado en cerca de 800 millones de euros, 160 millones están dedicados a la seguridad y que “se han empezado a desplegar las medidas”. La ministra insistió en que el museo no fue concebido para la cantidad de visitantes que recibe (8.7 millones en 2024, lo que le convierte en el más concurrido del mundo) y en que tampoco está “preparado para las nuevas formas de delincuencia”.
El hecho es que el comando que se llevó ocho joyas de la corona francesa y perdió en su huída una novena, la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, no usó tecnología de punta.
Por ello, el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, reconoció que “lo que es seguro, es que hemos fallado”, pues los delincuentes (buscados ya por 60 investigadores) fueron capaces de poner un montacargas en plena calle, usarlo para subir a la primera planta, llevarse joyas de un valor “incalculable” y así “dar una imagen deplorable de Francia”. (Con información de agencias)
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