El fotoperiodista Pedro Valtierra (Fresnillo, 1955) siente nostalgia al ver las fotos que hizo en su cobertura de la guerrilla de Guatemala en los años 80. Estas imágenes se presentaron en 1983 en la exposición "Volver a la Tierra del Quetzal "—en esa época, que un fotoperiodista tuviera una exposición era una rareza, explica Valtierra— y ahora se montan de nuevo —esta vez en el Centro de la Imagen y con 10 fotos extra para dar contexto— para celebrar los 50 años de carrera de Valtierra.
“Es una exposición muy significativa. En los 80 hubo una represión muy fuerte en Guatemala, 100 mil personas murieron y hay un grupo de gente que huye a la selva y llega a México, es uno de los grandes éxodos que se viven en esos años. Me da gusto que se haya mantenido 43 años junta la exposición y que vuelvan a exponerse. Claro, me da temor cómo lo va a ver la gente, porque finalmente uno queda expuesto a la opinión”, cuenta el fotógrafo que ha sido galardonado con el Premio Nacional de Periodismo (1983) y el Premio Internacional de Periodismo Rey de España (1998).

El temor y sus derivados, como la preocupación, son emociones que han estado presentes en la carrera de Valtierra como fotoperiodista en zonas de conflicto, pero también en su faceta actual como director de un medio de comunicación —fundó y dirige la agencia de fotoperiodismo Cuartoscuro—, por el impredecible futuro de los medios.
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¿Cuál ha sido su cobertura más peligrosa?
El Salvador (la guerra civil). Ahí me amenazaron de muerte, aparecí en una lista con muchos periodistas. Fue el país donde más miedo tuve porque sentías la presión, la vigilancia, los militares estaban mucho más preparados. Las cosas que uno hace cuando está chavo... no crees que te va a pasar nada. Ahí murió un periodista mexicano, Ignacio Rodríguez Terrazas.
¿En algún momento se replanteó su trabajo?
Muchas veces. En Nicaragua (durante la Revolución Sandinista), salíamos, junto con la fotógrafa Susan Meiselas, del barrio que tenían controlados los sandinistas, y nos empezaron a disparar, me aventó un guerrillero y caí junto a un árbol, un tronco que me salvó la vida, me estuvieron disparando un buen rato, oía las balas y veía cómo pegaban en la pared, era un francotirador. A 10 metros, un grupo de guerrilleros junto con Susan me decían “tranquilo, mexicano, ahorita te vamos a sacar” y yo pensé “¿por qué no estoy en México, en mi casa o trabajando en el periódico, tranquilo?”, recordé mi vida completa y dije: “en cuanto termine esto, me regreso a México”. Esa noche no volvimos porque el toque de queda era a las 6, nos quedamos en un hospital, yo puse mi mochila con las cámaras como almohada, cerré los ojos, con pesadillas, despertamos y volvimos al hotel cansados y supimos de la muerte de otro periodista, Bill Stewart. Dije “¿qué estoy haciendo aquí?” Al rato me tomé una flor de caña y dije “no, bueno, ya te sientes muy valiente, pues me quedo”.
Justo en el gremio circula la frase “ninguna foto y ninguna nota vale la vida”, ¿qué opina de ello?
Totalmente de acuerdo, no vale la pena exponer tu vida para hacer una foto o una nota. Hay que trabajar los temas y retratar la violencia, pero con cuidado. Sabes que puedes morir, es el riesgo del periodismo y ahora es mucho más alta la cantidad de fotógrafos y periodistas que mueren. El país cambió y el mundo cambió.

¿A qué se refiere?
Me refiero a que la violencia es ahora mucho más generalizada, pero particularmente con los camarógrafos y con los fotógrafos. En la época en la que salía a hacer fotos, traía hasta tres cámaras y andaba por la calle caminando, te subías al camión, no había miedo. Ahora hay mucho miedo, es peligroso hacer fotografía y no solamente por el crimen organizado, sino en general. Ya no hay aquel respeto, pienso, que se tenía hacia la prensa. La gente nos percibe ahora hasta como generadores de violencia, eso ha hecho que el mundo cambie. En algunos estados, como Tamaulipas, desde hace 20 o 30 años ya no hay periodismo, hay dos que tres periodistas sobrevivientes, pero ya no se ejerce el periodismo por la violencia.
Si no vale la pena arriesgarse por la nota y la foto, ¿entonces quiénes, si no son los periodistas, se atreverán a indagar y reportear?, ¿qué queda?
Queda que se va perdiendo el oficio. Yo soy de los que cree que hay que insistir en hacer periodismo, a pesar de los riesgos, pero hay que buscar alternativas. Aunque a muchos les pese, la figura del fotógrafo y del reportero son la parte medular de la información, todos se alimentan de lo que el reportero y el fotógrafo llevan, así lo decía Kapuscinski, para los que lo duden. Los que se arriesgan, son los reporteros y los fotógrafos. Vale la pena seguir reporteando, pero con cuidado. Me preocupa qué va a pasar con el periodismo en este tiempo de la era digital, no es que yo quiera que fuera como antes, todo cambia. Los medios vivimos una crisis profunda, que es diferente a la de la violencia contra la prensa.
Justo el fin de semana, con la muerte de los fotoperiodistas Berenice Giles y Miguel Ángel Rojas en el Axe Ceremonia, surgió el tema de la precariedad en el periodismo. ¿Qué podemos hacer como gremio?
Hay mucho rezago en esa materia, creo que México es uno de los países donde los salarios de la prensa son de los más bajos. El tema es la organización del gremio. Las condiciones laborales son más complicadas, hay menos personal, hoy el reportero también tiene que hacer fotos. Esta situación se vive porque los medios siempre han tenido esa relación con la prensa.
A partir de lo ocurrido en Axe Ceremonia se organizó una vigilia por los fallecidos y llamó la atención que sólo asistieron fotoperiodistas. ¿Cree que hay una falta de apoyo de la sociedad hacia los periodistas?
Lo percibo con mucha tristeza, la sociedad se ha alejado del dolor que aqueja a la prensa. Hay mucho individualismo en la sociedad. Con la muerte de los dos jóvenes era para que hubiera una reacción masiva de la sociedad, porque una ofensa a la prensa es una ofensa a la sociedad misma, porque más allá de los medios, el trabajo periodístico básicamente ayuda a la sociedad. En México se ha perdido esta sensibilidad y ha dejado a los periodistas solos. Me preocupa que la sociedad no sea solidaria. Me da miedo qué va a pasar y me preocupa cómo van a ser los medios en el futuro, me preocupa la falta de ética de muchos medios y personajes, mucha información se toma de redes sociales, ahora te hacen una nota con la Inteligencia Artificial y ¿qué va a pasar con los jóvenes?
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¿Cuál es el riesgo de tener una prensa precarizada, amedrentada y vulnerable?
El riesgo es para la sociedad que no va a tener opciones para estar informada. Necesitamos información, temas, sugerencias para formar un criterio. No hay que tenerle miedo a la prensa cuando se conduce con ética. Una prensa crítica enriquece a la sociedad.
Si bien celebra sus 50 años como profesional, Valtierra empezó a hacer fotografía en 1971 con una Instamatic porque quería retratar a su familia. Aún conserva esos negativos. Ahora el fotoperiodista anhela irse a vivir al campo y hacer fotos a su ritmo. Admite que “el periodismo es una cosa maravillosa, pero no te deja salir. No me siento viejo, no me siento muy cansado, pero quiero tiempo conmigo mismo, he vivido muy intensamente”, concluye.
"Volver a la tierra del Quetzal" se inaugura este jueves en el Centro de la Imagen.