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Tras la multitudinaria marcha de 200 mil personas, cifra de los organizadores, contra la reforma electoral , el presidente Andrés Manuel López Obrador convocó a una marcha para ver “si la gente está contenta por la transformación”. La cita será el 27 de noviembre, unos días antes de su cuarto aniversario como presidente.
No es común que presidentes, personas en el poder, convoquen a una manifestación para medir o mostrar el respaldo con el que se cuenta. Sin embargo, AMLO no es el primero en hacerlo. En 1982, el priísta José López Portillo convocó a una marcha. ¿La razón? Mostrar el respaldo a la nacionalización de la banca.
“Muchas gracias por respaldar esta medida profundamente nacionalista. Gracias campesinos; gracias trabajadores; gracias fuerzas populares”, es una de las declaraciones que dijo el presidente, ante miles de personas que atiborraron el Zócalo.
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Apoyo e impulso a la Revolución pide JLP al pueblo
4 de septiembre de 1982
En una de las demostraciones de apoyo más impresionantes para un presidente de México, que se hayan registrado en la Plaza de la Constitución, José López Portillo expresó que la revolución está en vigorosa marcha y pidió: “Apoyémosla e impulsémosla”.
Y, ante cientos de miles de personas que estuvieron a patentizarle su solidaridad, ratificó, fuerza vital y valores de justicia y libertad. Indicó que se trataba de “las mayorías que exigen justicia” y, emocionado, afirmó que del pueblo recibe el apoyo y el aliento a seguir.
A esa gente, obreros, campesinos, el sector popular, los jóvenes y las mujeres; los gremios y los sindicatos, las federaciones y confederaciones representadas por cientos de miles de personas, López Portillo indicó que está a su lado y, por otro camino, van aquellos que “quieren irse con el tesoro de su corazón”, en alusión a todos los que han preferido el camino fácil del extranjero para depositar ahí sus fortunas.
El Jefe de Estado, en una breve pieza oratoria y después de escuchar a representantes de los sectores del Partido Revolucionario Institucional que lo llevó al poder, expresó que la revolución, ahora más que nunca, está vigente.
“Muchas gracias por respaldar esta medida profundamente nacionalista (nacionalizar la banca). Gracias campesinos; gracias trabajadores; gracias fuerzas populares”, expresó el Presidente, quien inmediatamente después tremoló el Lábaro Patrio y cantó el Himno Nacional Mexicano acompañado por miles y miles de voces.
Desde el balcón, un hombre y su decisión; en la explanada, un pueblo unido, eufórico
Rostros alegres se defienden de los quemantes rayos del Sol. Equiparan el 3 de septiembre con el 18 de marzo.
Por Enrique Aranda, reportero de EL UNIVERSAL
Al mediodía, cuando los rayos del sol caen “a plomo” y queman la piel, en la inmensa explanada del Zócalo legendario fue cubierta por miles de rostros cobrizos coronados por viseras confeccionadas en cartón multicolor…y de manos que se juntan en aplausos repetidos…y de voces que corean lemas preconcebidos.
En el balcón central de Palacio Nacional, un hombre y su decisión; abajo, en la Plaza de la Constitución, un pueblo eufórico, unido.
Son casi medio millón de mexicanos los que concurren al conjuro priísta. Se vibra de emoción, mientras las campanas de la Catedral metropolitana son echadas a vuelo.
-Obsérvalo bien. Fija cada momento en la memoria porque este es un día para la historia. No se olvidará. Esto rebasa todo lo visto en cuanto a manifestaciones y mítines de apoyo.
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-Obsérvalo con detenimiento. Mira que este 3 de septiembre será equiparado a aquel 18 de marzo de 1938, cuando “Tata” Lázaro nacionalizó la industria petrolera.
El comentario surge pronto, ligero. La desmedida alabanza o la crítica hiriente, injusta en muchos casos, hacia las instituciones gubernamentales,flotan en el ambiente.
Todos los presentes estamos conscientes de que ese es el rango que se da a la decisión presidencial de estatizar la banca privada mexicana, anunciada durante su sexto informe de gobierno.
Cuando el monumental reloj de Catedral marca las 12:00 horas, el Presidente López Portillo aparece en el balcón central de Palacio Nacional. Los gritos de la multitud son apagados por el constante repiquetear de las campanas que tañen a todo vuelo.
Levantó los brazos apuntando hacia el cielo con las palmas abiertas; la ovación que acompañó su llegada retumbó en la plaza. Eran casi 500,000 gargantas coreando un nombre: ¡Portillo!...¡Portillo!...¡Portillo!
En su traje gris. Portando una camisa azul claro que hacía resaltar el negro de la corbata, el pecho del Primer Mandatario se expandió y en el rostro se dibujó una sonrisa. El apoyo estaba dado.
Luego, los discursos comenzaron. Primero Victor Manuel Carvera Pacheco, en de la CNC, la que dice agrupar y representar a los campesinos mexicanos; le siguió Luis José Dorantes Segovia, el líder de los burócratas, ahora presidente del Congreso del Trabajo.Estaba en su ambiente, entre los suyos que habían atestado la Plaza de la Constitución. Finalmente un ex gobernador, ahora suplente de Lugo Gil en la CNOP,Angel César Mendoza Arámburu.
El sonido deficiente impidió que se escucharan con nitidez en la gran plaza. El murmullo que de ella partía opacó la voz gritada de los oradores.Cuando Pedro Ojeda Paullada asumió la tribuna se mejoró un poco el sonido y algunas partes de su pieza oratoria pudieron escucharse con cierta nitidez.
El ambiente era entonces el propicio. Del Presidente López Portillo sólo pudieron surgir palabras de agradecimiento y llamados a la unidad. Seguiremos adelante, dijo. Gracias al pueblo, estableció.
En torno a la imponente concentración, los ciudadanos que no asistieron a ella se molestaban y de muchas maneras lo manifestaban por el caos vial que la misma provocó. En Juárez los taxistas simple y sencillamente cerraron la entrada al eje central. Ahí se detuvieron “porque somos de apoyo y lo podemos hacer”.
La Policía nada pudo hacer.
En las calles aledañas al primer cuadro todo era confusión; los elementos de la Dirección General de Policía y Tránsito destacados al lugar para agilizarlo contribuyeron eficientemente…a complicarlo aún más.
Cuando había transcurrido una hora y media de que se inició el trascendental acto, todo había terminado.
El primer Mandatario, antes, se había emocionado en forma evidente y, tremolando fuera del balcón central de Palacio Nacional el Lábaro Patrio, había encabezado al coro que formaron miles de gargantas para entonar las estrofas de nuestro Himno Nacional.
-Observa bien todo.Este día ya es historia. Imprimió en la memoria.
Ahí estuvieron, junto a el Jefe del Ejecutivo federal: Pedro Ojeda Paullada y el sempiterno Lider Fidel Velázquez; las nuevas cabezas de los legisladores Miguel González Avelar. También ahí en el balcón central Alfonso G. Velarde , Mario G, Rebolledo el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación .
Y en los Balcones aledaños, captando el histórico suceso, los representantes de los medios de comunicación colectiva. Todos atentos a lo que ocurría.
-Observa bien…
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