No pueden explicarse ni sus tradiciones sin el mar, sin ser la unión entre los océanos Pacífico y Atlántico. Fue a través del mar que los descendientes de las antiguas civilizaciones mesoamericanas, transformados, claro, por la Conquista y el mestizaje con culturas europeas y africanas, tuvieron contacto con pueblos asiáticos.

Más que una ruta comercial, este vínculo tejió relaciones económicas, sociales y políticas que dejaron huella en los mercados, las lenguas, las prácticas cotidianas y las expresiones artísticas. México se volvió un punto de articulación entre continentes y, de ese tránsito constante, surgió una memoria compartida encabezada por la ruta del Galeón Acapulco-Manila.

Para celebrar esa memoria, el Colegio de San Ildefonso inauguró la exposición El Galeón de Acapulco–Manila. Somos Pacífico. El mundo que emergió del trópico, que reúne más de 300 piezas provenientes de acervos nacionales e internacionales y que reconstruyen la relación intercultural entre y Manila.

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“La exposición, como dice su nombre, Somos Pacífico, pretende acercarnos a la noción de que aquí en México nuestro ser está muy ligado, literalmente empapado, del Pacífico, y de este océano y los universos que junta surgen muchas de nuestras tradiciones y pues rasgos identitarios”, explica el arqueólogo subacuático Roberto Junco, quien fungió como uno de los curadores de la muestra.

Junco, uno de los mayores especialistas en la historia del Galeón de Acapulco-Manila en México, apunta que la muestra destaca debido a la gran cantidad de piezas que provienen de importantes colecciones y recintos de Filipinas y Singapur.

“Son piezas maravillosas que nunca se habían visto en México y que probablemente nunca más vuelvan, es una gran oportunidad de ver piezas maravillosas, como un mapa de las Islas Filipinas del padre Murillo Velarde, que está cargado de muchísima información sobre las islas”, apunta el investigador.

En la sala de mapas destaca el de las Islas Filipinas del padre Murillo Velarde, con mucha información. Foto: Hugo Salvador / EL UNIVERSAL
En la sala de mapas destaca el de las Islas Filipinas del padre Murillo Velarde, con mucha información. Foto: Hugo Salvador / EL UNIVERSAL

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Destaca en la muestra una sala dedicada a los barcos que atravesaron el mar en esa época (la ruta del Galeón de Acapulco-Manila estuvo activa de 1565 y 1815).

“Se tocan los 160 barcos que hicieron el trayecto entre los continentes. Se toca el tema de la navegación propiamente, un viaje duraba alrededor de seis meses, algunos de estos viajes fueron completamente trágicos, moría mucha gente, sin embargo, no dejó de existir esta conexión”, detalla Junco.

También hay una sala dedicada a la porcelana, y su posible influencia en la elaboración de la talavera mexicana. Justo en esa sala se muestran una serie de fragmentos de porcelana recuperados del mar por la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH. Junco detalla que se recuperaron de un barco que se hundió en el mar de Baja California en el siglo XVI”.

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“Son piezas de un galeón de Acapulco-Manila que se hundió en el siglo XVI, llevamos muchos años investigando, hay otras piezas que recuperamos en Acapulco, que era la terminal de la línea marítima, y donde han aparecido gran cantidad de materiales, como porcelana”.

La muestra, además de brillar por su compleja selección de piezas, tiene como objetivo reflexionar sobre el patrimonio inmaterial heredado por los intercambios del Galeón de Manila. “Se alude mucho a lo intangible, a las tradiciones, como las peleas de gallos, la pirotecnia, el papel china con el que se adorna, es decir, hay tantas cosas que podemos sentir que son nuestras, pero realmente vienen de estos intercambios”.

En el texto introductorio de la exposición se destaca que el presente se encuentra en constantes tensiones por las economías de Asia, por lo que es importante recordar los lazos que unen a los continentes y que han transformado la cultura de ambos lados del mar.

Objetos de porcelana y cofres, entre otros, provienen de importantes colecciones y recintos de Filipinas y Singapur. Foto: Hugo Salvador / EL UNIVERSAL
Objetos de porcelana y cofres, entre otros, provienen de importantes colecciones y recintos de Filipinas y Singapur. Foto: Hugo Salvador / EL UNIVERSAL

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“La muestra es una celebración de esta diversidad cultural y la influencia, parte de nosotros viene de allá, y allá nosotros también influimos, no debemos crear que solo fue algo receptivo, por ejemplo, en Filipinas hay palabras nahuas, hay pueblos que llevan el nombre de México, hay tlaxcaltecas que se quedaron por allá, hay comida parecida a la nuestra, es mostrar la riqueza cultural, que somos naciones complejas”, abunda el arqueólogo.

La curaduría de la exposición fue desarrollada por Junco y por el historiador Iván Valdés Bubnov, investigador de Históricas de la UNAM.

“Iván Valdés y yo ya teníamos ubicadas cuales piezas podían conformar la exposición, por supuesto trabajamos de la mano con otros investigadores, fuimos consultando acervos y viendo las piezas que podían cristalizar la muestra, no logramos traer todo lo que nos propusimos, pero sí una gran parte”, cuenta.

La exposición El Galeón de Acapulco–Manila. Somos Pacífico estará abierta en esta temporada vacacional y hasta el próximo 31 de mayo. El costo del boleto de entrada es de 50 pesos.

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