“Aún falta mucho para que las instituciones abran sus puertas a las personas con discapacidad. Yo no diría que la inclusión haya culminado”, afirma la bailarina, coreógrafa y docente Leticia Peñaloza, quien se encuentra al frente de la compañía Fuga Danza —agrupación inclusiva, pionera en México con su conformación de bailarines de habilidades mixtas— que anunció en días recientes el festejo de sus 20 años de vida con el estreno de la pieza titulada Mundo paralelo, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro) el 21 de septiembre, a las 20:30 horas.
La obra elegida para el festejo tuvo su origen en una videodanza que en 2021 ganó la beca del Programa de Apoyo a la Producción e Investigación en Arte, Medios y Discapacidad (PAPIAM), y que en esta puesta en escena, el estreno, se presenta con el montaje en vivo de la coreografía a cargo de los 19 bailarines con o sin discapacidad que forman parte de la compañía. Espectáculo, detalla la directora, que explora las diferentes realidades que coexisten dentro de la propia realidad.
Los títulos de las tres escenas que dividen Mundo paralelo son alusiones a citas de escritores como Roald Dahl, autor de famosos relatos para niños; Joseph Campbell, referente ineludible a la hora de hablar de mitología y religión, y el poeta estadounidense e ícono de la contracultura, Tuli Kupferberg.
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Los tres fragmentos o capítulos se vinculan y, al mismo tiempo, pueden ser independientes uno del otro, explica Peñaloza. “Desde una mirada artística, me acerco a un hecho concreto: normalmente las historias se desenvuelven en un mundo con el que convivimos, que ya conocemos, tenemos y aceptamos. Pero, de forma paralela, hay otro que desconocemos; ése sería el mundo paralelo que, en este caso particular y por las características del grupo, estoy refiriendo: el mundo de las habilidades mixtas”.
La gente sabe que hay personas con sordera, pero pocos se atreven a convivir con ellas, detalla la bailarina. Hay quienes no saben cómo son y, mucho menos, de qué manera comunicarse, precisa: “Enfrentar esta brecha, establecer el contacto, le causa miedo y resistencia a ciertas personas”.
A partir de esta premisa, Mundo paralelo es una especie de visión de cómo se da ese contacto temido por algunos: la primera parte, explica, es un acercamiento al mundo de la ceguera. “No es una descripción porque eso sería complejo, es sólo un toque de cómo sería estar allí”. La segunda aborda el silencio y los cambios en la percepción cuando no existe el sonido. “En esta puesta en escena el silencio lleva al público a un estado introspectivo”. El último capítulo trata sobre lo que sucede cuando los mundos se fusionan y la gente se anima a convivir, romper barreras y engrandecerse a través del vínculo. “La capacidad de entender al otro y construir juntos”.
Pero sería un error hablar del estreno de la pieza sólo en el marco del festejo. Para Peñaloza Nyssen, los 20 años de Fuga Danza han sido una oportunidad de reflexionar sobre la inclusión en México. La distancia entre las palabras y los hechos le sirve como ejemplo a la directora, quien también ha sido docente de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea Nellie y Gloria Campobello del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), para abundar en los retos contra la discriminación:
“El acceso no consiste en poner una rampa. El acceso es una filosofía que debe tocar a las personas que están en la cúspide y a los últimos eslabones; desde el director que hace políticas, planes y aporta recursos hasta el cuerpo de docentes, en una escuela, que propone actividades particulares en sus programas escolares; así como el acercamiento entre alumnos con y sin discapacidad, y los padres de ellos”, afirma.
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Las barreras que impiden el contacto con este otro mundo se encuentran en las ideas y las preconcepciones que se presentan en los medios de comunicación y, ahora, en las redes sociales. Algo notorio, cuenta, son los clichés, casi paradigmas, en las películas: el niño enojado, de carácter amargo, y el bueno y puro hasta la exageración. Imágenes alejadas de una realidad a la que Fuga Danza intenta darle el peso que se merece: todos son personas autónomas y poderosas, con propuestas que engrandecen; una idea opuesta a la que deja la preconcepción. En los primeros años el reto de Fuga Danza vino de distintos frentes: el académico y el formal, en el sentido de cierto rigor en la concepción de la danza, el imaginario colectivo donde flotan escenas con bailarines fornidos. Entonces existían, recuerda Peñaloza, clases de danza para sordos o para personas en silla de ruedas, pero lo que diferenció a Fuga fue la pluralidad: alguien ciego tenía la oportunidad, por dar un ejemplo, de convivir con una persona con sordera. "Abrirse a conocer y trabajar con otros cuerpos fue el reto principal".
Uno de los caminos para que la discriminación desaparezca es crear conciencia de quién es el otro. Como ya se ha convivido con él, su presencia se ha vuelto necesaria, concluye la bailarina y sueña con un mundo paralelo, a la distancia, en el que no se habla de integración porque está implícita en el tejido social y se maneja a profundidad.