“No me puedo imaginar la historia del mundo sin su relación con la arquitectura”, dice el arquitecto Felipe Leal al conversar con motivo de su ingreso a El Colegio Nacional. El 26 de abril será la ceremonia, a las 18 horas, y ahí Leal ofrecerá el discurso “Las huellas de la memoria y los pasos al devenir”; la salutación estará a cargo de Julio Frenk, presidente en turno de El Colnal, y la respuesta será de Juan Villoro.
Su discurso será “Las huellas de la memoria y los pasos al devenir” ¿a qué se referirá con estas dos ideas?
Es un juego de tiempos. “Las huellas de la memoria”, porque la arquitectura es la huella material, la evidencia de la memoria más clara que ha tenido la humanidad; es una de las disciplinas a través de las cuales podemos entender el pasado de otras civilizaciones, y lo que dejará la cultura a la que pertenecemos. Huellas en la disciplina y huellas en mí, las que me han formado: personas, situaciones, imágenes, ciudades.
“Los pasos al devenir” es porque las huellas no nada más se quedan en el pasado, permanecen y ese conocimiento nos tiene que llevar a dar los pasos que siguen. Nos encontramos hoy en una situación muy crítica a nivel de la humanidad por la pandemia, y hay que reconocer experiencias del pasado para llegar a reflexiones que nos lleven a acciones concretas.
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¿Qué va a pasar con la arquitectura, con muchos espacios, después de la pandemia?, ¿tenemos que movernos de la misma manera en las ciudades?, ¿va a pasar inadvertida esta experiencia de la pandemia sin hacer una reflexión crítica y sin modificar nuestros hábitos de vida?,¿cómo se van a habitar los espacios domésticos?, ¿qué potencial puede haber en las ciudades para una vida más sana? Y lo que tiene que ver con mayor respeto a la naturaleza, ahorro energético, ahorro en traslados, movilidad, desechos sólidos, tiempo libre, teletrabajo, y el devenir de infraestructuras que no sabemos en qué se van a transformar: oficinas, centros educativos, centros comerciales; lugares que en las últimas décadas habían tenido un auge muy grande van a transformarse y algunos a desaparecer, ¿qué va a pasar con ese remanente de metros cuadrados construidos? Esta crisis sanitaria nos va a llevar a una transformación del uso de los espacios, tanto privados como abiertos, y de la ciudad.
“El tema de la salud en arquitectura tiene que ver con la orientación del edificio, altura, condiciones internas de ventilación, sol, humedad. Y está en todo: viviendas, oficinas, escuelas".
¿Cómo fue el ejercicio de pensar esas huellas, qué ciudades, figuras, herencias?
Cuando uno se sienta a hacer un discurso como éste hay una revisión. ¿Qué me ha marcado para entender la arquitectura?, ¿cómo llego a los espacios públicos en una etapa más madura de profesión tras haber iniciado con construcciones de pequeña escala? Desde la infancia, con los recorridos iniciales por la ciudad con mi padre, y luego recorridos físicos y lecturas; gente que me formó como Max Cetto, la admiración por Luis Barragán, mi amistad y conocimiento con Teodoro González de León, mi experiencia por la UNAM, mis colegas maestros y los alumnos... Todos han dejado huella en mí; pero también la experiencia directa de vivir la arquitectura, de vivir la ciudad.
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Deja abiertas preguntas acerca de cómo se va a modificar la arquitectura, ¿cuáles cree que son las primeras cosas que van a cambiar?
Este fenómeno que vivimos, que ha implicado el “quédate en casa”, ha hecho revalorar o sufrir la casa —en México no más de 50% tiene condiciones adecuadas de vivienda—. A partir de ahora habrá ajustes con la vivienda: tendrá que ser más flexible, aceptar la coexistencia de varios planos: cotidiano, de trabajo y estudio. No quiere decir que la casa será mucho más grande, sino que deberá estar diseñada con una flexibilidad por tiempos y espacios: el espacio del comedor se puede convertir en el del trabajo. Mayor flexibilidad y condiciones de salud más agudas: espacios más ventilados e iluminados; propiciar (hasta donde sea posible) que haya terrazas, balcones, patios, azoteas; es volcarse hacia el exterior para tener viviendas más sanas donde realmente la higiene —que no es algo novedoso, desde los años 30 el movimiento de la arquitectura moderna se abocó a eso— se recupere. Pero se trata también de la ciudad: el evitar los traslados. Procurar (hay ejemplos como el de París con la ciudad de los 15 minutos) que uno pueda contar con los servicios esenciales a no más de 15 minutos: educación, comercio, salud. La Ciudad de México ofrece posibilidades por su cultura de barrio, una reestructuración de los barrios puede permitir evitar los traslados enormes que se tienen y esto con alternativas como bicicletas, mejoramiento de transporte público. Vamos a transformarnos más hacia una vida de barrio.
“Hay un deseo de espacios compartidos, de estar juntos, de estar en el exterior, por ello se va a potenciar la importancia de los espacios públicos”.
Luego, transformaciones de espacios de oficina. Hay remanente de oficinas en la CDMX, y se irán transformando en viviendas porque sí hay escasez de vivienda. Otro tema es el de los servicios a domicilio y la entrega de paquetería. Se requieren ya no tanto centros comerciales sino centros de distribución. Y también están los estudios a distancia…
Pero a pesar de eso, va a haber un contrapunto, hay un deseo de espacios compartidos, de estar juntos, de estar en el exterior, por ello se va a potenciar la importancia de los espacios públicos.
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Es responsabilidad de los gobiernos generar más espacios públicos.
Generalmente se asocia la arquitectura para la salud con los nosocomios, hospitales, consultorios; eso es falso, limitativo, la salud debe estar en todo: en una oficina, en la vivienda. Si una oficina o un aula están cerradas todo el tiempo, con luz artificial, sin ventilación, eso va propiciar enfermedades respiratorias. El tema de la salud en arquitectura tiene que ver con la orientación del edificio, altura, condiciones internas de ventilación, sol, humedad. Y está en todo: viviendas, oficinas, escuelas, entretenimiento, bibliotecas. Ha habido abuso en cuanto a energía eléctrica, aire acondicionado y lugares cerrados. Eso genera espacios tóxicos que producen enfermedades.
Ahorita estamos con la pandemia, pero una vez que se libere todo, las decisiones tendrán que ser más rápidas. Los gobiernos están pensando en la inmediatez y tienen la premura de resolver y evitar el mayor número de contagios para que no haya saturación de hospitales, y recuperar la economía. Pero a la par, debe haber equipos de trabajo pensando que no vamos a regresar como antes, y en qué va a pasar con las escuelas, las oficinas –en muchos lugares en el mundo les están diciendo a sus trabajadores ‘no vengan más que dos días de la semana’—. Vamos a encontrar edificios mixtos, todo se va a convertir en algo híbrido. Una torre con unos niveles de oficinas, otros de vivienda, otros de hospedaje.
Estamos en una transición interesantísima, y eso lo quiero plantear en El Colegio Nacional con foros, coloquios, no sólo con arquitectos, sino con médicos, urbanistas, ambientalistas; que desde El Colegio Nacional haya un espacio de discusión sobre esos temas acerca de la ciudad, el habitar, la vida cotidiana.
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¿Siempre quiso ser arquitecto?
Siempre. Es terrible. Desde los ocho años me gustaron las ciudades, salía y veía las construcciones y me encantaban, y tenía una obsesión: dibujaba una casa deteriorada, y la restauraba.
¿Podría decirse que la arquitectura es el arte que más cambia la vida de la gente?
Sin duda. Uno de sus objetivos es apostar por el bienestar, enriquecer la vida. Una arquitectura o una construcción que no está bien lograda puede ser tóxica, te puede enfermar; en lo emocional y en la salud. Y debe estar, sobre todo, en relación con la naturaleza. Este siglo va apuntar a eso cada vez más.
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José Villagrán y Teodoro González de León, los arquitectos que han sido miembros de El Colegio Nacional, ¿qué le dicen esos nombres?
Un respeto enorme. José Villagrán García fue uno de los grandes teóricos de la arquitectura mexicana en el siglo XX, fue también director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, profesor, autor de obras magníficas, escuelas, edificios para la salud, oficinas. Teodoro González de León, otro maestro, otro gigante de la arquitectura mexicana del siglo XX, un personaje con una enorme cultura, un artista, que tuvo la experiencia de formarse con Le Corbusier en París, y realizó arquitectura civil de gran calidad; tuve la fortuna de ser su amigo. Representar a la arquitectura en El Colegio, en la continuidad de estos personajes es una enorme responsabilidad y orgullo.
La arquitectura se entiende a menudo como una disciplina técnica, pero es un hecho cultural que ha contribuido enormemente al bienestar humano, físico y emocional. No me puedo imaginar la historia del mundo sin su relación con la arquitectura.
Trayectoria
Felipe Leal nació en la Ciudad de México en 1956
* Es arquitecto por la UNAM
* Fue director de la Facultad de Arquitectura (1997-2005)
* Ha sido autor de estudios para artistas y escritores
* Entre su obra pública está el Corredor Peatonal de Madero, la plaza y el Monumento a la Revolución y la recuperación de la Alameda Central
* Es profesor invitado en universidades de América Latina, Norteamérica y Europa
* Coordinador de la gestión para la inscripción en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco de Ciudad Universitaria
* Presidente del Seminario de Cultura Mexicana