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"¿Por qué si conocemos a Luis Cernuda, a Max Aub y a Juan Rejano, que fue pareja de Luisa Carnés, no conocemos a las mujeres del exilio español?, ¿dónde estaban?", se pregunta la escritora e investigadora Iliana Olmedo (Ciudad de México, 1975), autora del epílogo de "Juan Caballero", de Luisa Carnés, novela reeditada bajo el sello asturiano Hoja de Lata, que se presenta mañana en la Fundación Elena Poniatowska Amor (Av. José Martí 105, Escandón), a las 18:30 horas.
Antes de llegar a Carnés, Olmedo recorrió un camino. "Empecé a buscar y me encontré con que sí existieron, pero, por alguna razón, nadie las conocía. Llegué a la conclusión de que el ambiente literario era muy masculino en México. Las mujeres que se conocían en ese momento habían tenido ciertos vínculos con personajes importantes de la literatura, que les habían abierto el camino para entrar al medio cultural, como fue el caso de Elena Garro", explica la también autora del libro "Narrativas periféricas: Historia e historiografía del exilio español en México", donde explica el proceso de exclusión de los exiliados en la historia cultural del país.
En el caso de Carnés hubo un intento de relatar la resistencia ante la dictadura militar: "Por los manuscritos, creemos que escribió Juan Caballero justo cuando llegó de España, en 1939. La novela trata sobre los Maquis, que son las guerrillas sobrevivientes tras la Guerra Civil al sur de España y que estaban luchando contra el franquismo".
Es una escritora —en palabras de Olmedo— que sigue preocupada por lo que sucede en España y busca la manera de actuar, desde el exilio, sobre un escenario donde ya no está parada. Su intento es el de contar lo que sabe a través de las noticias españolas. Su personaje, cuyo nombre le da el título a la novela, es un guerrillero en la sierra de Andalucía; un oponente directo del franquismo y de la gente que trata de oprimir a los republicanos: gobernadores, alcaldes y demás.
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"De alguna forma, la misión de Carnés era trabajar, desde el exilio, contra el franquismo. En 1948, la novela ganó un premio al que convocaron los Talleres Gráficos de La Nación y el periódico El Nacional. El premio no incluía la publicación y, como era un tema que sonaba muy lejano en México, consiguió publicar el libro hasta 1956 con un editor español", abunda la también ganadora del XV Premio Internacional de Narrativa Siglo XXI.
Pero la inquietud de Carnés, por supuesto, fue colectiva. Los exiliados, continúa, estaban tratando de difundir lo que pasaba en España: irregularidades, imposiciones de poder, actos violentos. Justo lo mismo que cuentan otros escritores exiliados como Max Aub o autores españoles (Juan Marsé, por ejemplo), cuyos libros vieron la luz en México porque no podían publicar dentro de España a causa de la censura.
Parte del desconocimiento de Carnés en la literatura mexicana se debe a cierto perfil bajo que mantuvo y una trayectoria periodística firmada con seudónimos: "Fue un trabajo más del tipo alimenticio, por eso firmaba como Clarita Montes. Ella hacía la sección de Espectáculos y la página sentimental, la nota rosa. Pero ella misma llegó a explicar que firmar con seudónimos era una manera de dividir su identidad entre la que había sido en España y la que ahora era en México. Sentirse escindido, entre dos lugares, entre el yo del pasado y el yo del presente, es un conflicto común en los exiliados".
En México, incluso, escribió una novela sobre la Revolución: "Los exiliados llegaron a México en un contexto donde se publican muchas novelas de la Revolución y tuvieron esta idea de que fue el gran cambio para México. Es una novela inédita y quisiera editar el manuscrito, se llama La puerta cerrada, pero la familia, que ha estado sacando poco a poco el material inédito que se quedó en el tintero, todavía no la libera".
En 1964, cuando Carnés muere en un accidente, Rejano le publica una obra de teatro y una serie de textos breves. Hechos que confirman una carrera desarrollada en la sombra, desde una especie de marginalidad. Ramón Puyol, hijo del primer matrimonio de Carnés, guardó los manuscritos inéditos que ella no logró publicar en México. Como si fueran piezas de rompecabezas, estos hechos, ensamblados, llevaron a Olmedo a dar con el trabajo periodístico de Carnés y sus seudónimos: Natalia Valle, Clarita Montes, rumbo a la recuperación de su obra.
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Ciertos inéditos de Carnés terminaron en manos del investigador Antonio Plaza, después de que el hijo de la escritora se los diera. El interés surgió mientras Plaza, en busca de información sobre los sindicatos ferrocarrileros en la República, dio con los artículos de Carnés antes de irse a Madrid. Este punto de encuentro fue el origen de la publicación de un manuscrito inédito, la novela "El eslabón perdido", que en 2002 lanzó la Editorial Renacimiento en su colección la Biblioteca del Rescate.
Durante esos años, Olmedo empezó su tesis doctoral sobre Carnés. Platicó con Puyol y Plaza. En esta nueva vida que recobró su obra, la editorial Hoja de Lata publicó en 2015 "Tea rooms, mujeres obreras", historia de las mujeres oprimidas, trabajadores en salones de té, en la época de la República. "Tea rooms..." ha sido muy reeditada y dio pie para una serie televisiva y una obra de teatro: "Como tenía mucho éxito, se empezó a recuperar toda su obra. Se publicaron cuentos, una biografía de Carnés y, ahora, Juan Caballero".
"Yo espero que, con el tiempo, se termine integrando a Luisa Carnés a la historia de la literatura mexicana porque. Pienso en García Márquez, por ejemplo, que vivió y trabajó muchísimos años en México y, sin duda, debería formar parte de nuestro entramado cultural, pero, por haber nacido en Colombia, se le excluye", concluye Olmedo.
melc