La artista Mónica Mayer ha mantenido en su carrera un intercambio donde el arte alimenta a la escritura, y la escritura es una de las formas de su ejercicio artístico. Al conversar con ella sobre el libro Intimidades… o no. Arte, vida y feminismo, que hoy se presenta, dice: “Básicamente escribo como artista, no escribo como crítica”. La acotación es válida porque Mónica siempre ha escrito en primera persona y su escritura ha sido como llevar un diario donde está su ejercicio de crear, su ejercicio de ver la obra de otros, el de investigar o el ejercicio de cuestionar a las instituciones de cultura.
Intimidades… o no es un recorrido por este medio siglo del arte contemporáneo en el país, por el lenguaje que se fue incorporando -antes todo se llamaba arte alternativo, por ejemplo-, por los espacios que fueron surgiendo, por las “ broncas culturales ”, por el trayecto que ha ido recorriendo el arte feminista –hace cuatro décadas era de un grupo de “ tres mujeres ”-.
Es un libro donde el arte contemporáneo , el performance en particular, y el arte feminista ocupan buena parte de los textos seleccionados por Julia Antivilo y Katnira Bello que, como cuenta la artista, durante un año y medio aproximadamente trabajaron en el archivo.
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El libro será presentado hoy, vía online, a las 18 horas, a través de la página de 17, Instituto de Estudios Críticos: 17edu.org. Toda persona interesada en el libro puede escribir y pedirlo al correo: intimidadesono@gmail.com
Toda persona interesada en el libro puede escribir y pedirlo al correo: intimidadesono@gmail.com
ABC, de la serie titulada “Maternidad”, de 1996. Foto: CORTESÍA: MÓNICA MAYER
Mónica recuerda: “Escribiendo en el periódico me borré un poco como artista, y cuando dejé el periódico empecé a tener más presencia como artista. Es curioso, si escribes sobre arte parece que dejas de ser artista”. Todo esto se ve a la distancia: hace más de 50 años que ella comenzó a escribir, primero diarios, luego en periódicos escolares, posteriormente en cartas, después la escritura fue parte de los performances –no eran bocetos de performances sino el performance en sí--, más adelante escribió en revistas, luego tuvo una columna en EL UNIVERSAL -entre 1988 y 2008-, y al término de ese ejercicio fue surgiendo una escritura más determinada por las obras que ha ido haciendo.
Siempre se habla de ella como la artista, pero Mónica es también la escritora. Y a la par de esa escritura está el trabajo de integración de archivos, gracias a lo cual se ha construido este libro. Cuando en 2015 preparan la exposición del MUAC , "Si tiene dudas pregunte", Karen Cordero y la propia artista encontraron que había una gran cantidad de escritos en diarios, cartas, artículos, textos de performance, y entonces se empezó a idear el libro. Mayer invitó a Julia Antivilo y Katnira Bello a entrar a su archivo.
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“Se metieron a diarios que escribí desde que tenía ocho años. Y no vinieron a ver lo que me interesaba a mí sino a ellas; hay muchos textos de performance porque las dos son performanceras; textos que tiene que ver con arte y feminismo; con crónica cultural -que es mucho lo que escribí en el periódico-; textos que tienen que ver con mi proceso creativo; textos de arte y vida”.
El libro está organizado cronológicamente pero luego tiene unos índices que se pueden seguir por temática. “ Es como una suerte de rayuela”. Contiene una serie de índices: de feminismo y arte feminista; de textos son que obra; de performances o arte acción; de obra personal y colectiva; de crónica y crítica cultural; de procesos creativos y textos sobre vida.
Las personas interesadas en el libro pueden pedirlo a inti-midadesono@gmail.com. Foto: Cortesía
Dices que escribiste desde muy chica ¿y lo guardabas?
Todo lo he guardado. Tengo diarios, tengo el primer artículo que me publicaron en el periódico de la escuela; los artículos de periódicos y revistas.
¿ Tu selección habría sido muy diferente a la de ellas?
Yo creo que para mí hubiera sido imposible hacer la selección. Tienes que tener una cierta distancia para darle congruencia, pero sabía que compartíamos pasiones: por el archivo, el performance, por las grillas culturales, por el proceso creativo, y he convivido con ellas desde hace muchos años. Ellas entran al material y lo trabajan de una manera muy respetuosa, y pensando mucho en el público. Pensando en artistas jóvenes que están empezando y que encuentran ahí ese proceso de las dudas del principio, los tropiezos, las problemáticas con la maternidad, la complejidad de ser artistas.
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Es un libro de temas de gran relevancia hoy en día
Es muy relevante tanto por las luchas feministas como por las broncas en la cultura; es desde el momento en que el arte feminista no era aceptado, cuando éramos tres personas haciéndolo.
¿Qué se conservó y qué se dejó fuera?
Hubo cosas que me costó que se quedaran porque, de repente, eran juicios lapidarios; había cosas que me gustaban hace mucho y ya no; o mis primeras definiciones de performance, explicándole a mis papás, en una carta cuando, me fui a Estados Unidos: “performance es algo así como teatro, pero no”. Era lo que entendía, estaba empezando… Ni modo.
El libro tiene alrededor de 350 páginas; contiene un prólogo de Karen Cordero, introducciones de Julia Antivilo y Katnira Bello, y un texto de Yuruen Lerma, su hija, acerca del libro y de la campaña para financiarlo; la edición fue de 17, Instituto de Estudios Críticos pero se recaudaron fondos para la campaña, con los que hoy se distribuye.
¿Qué escribes hoy?
Soy mucho de documentar, documento el trabajo que hago. En Facebook escribo mucho, ahora la serie “Soy tan, pero tan vieja”. En blogs documento piezas que hago, el “Tendedero”. Básicamente escribo como artista, no escribo como crítica.
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¿Escribías de lo que ibas a hacer?
Muchas veces escribía textos que se leían durante el performance. Nunca he sido de bocetos para antes del performance. Tengo muchos textos que son el performance. Lo que más me gusta del libro es la variedad de textos que tiene textos para revistas, mi diario, el blog, el texto que era para un performance… Es muy interesante en cuanto a escritura, y en cuanto a la fluidez entre arte y escritura
¿Al leer de nuevo, qué ha cambiado en estos años?
Lo que hoy llamamos arte contemporáneo hubo un momento en que no estaba aceptado, y puedes ver todo el proceso. Empieza a hablarse de performance, arte alternativo, a ponerle nombre de toda la práctica social que ni era aceptada, ni había ferias, museos, que aceptaran este trabajo artístico. Es como el desarrollo. Se ven muy claramente estas cuestiones que antes eran alternativas y ahora son lo más común en el arte contemporáneo. No aceptaban el trabajo en los museos, hubo una apertura durante el tiempo en que estuvo Helen Escobedo como directora; era un trabajo que no era aceptado y no había quién escribiera, yo misma empecé a escribir porque desde los textos de opinión no había quién escribiera de performance ni de mujeres artistas. Entonces fue ir abriendo esos espacios, hay textos sobre los espacios alternativos que se fueron creando cuando no había en los museos o en las galerías. No había mercado. Y no había patrocinios de ningún tipo, no había becas. Y creo que para la mayor parte de la gente sigue siendo muy difícil ser artista. Este un momento muy difícil para todos los museos y espacios culturales, como lo es también para los y las artistas porque todo se ha precarizado.